Ante el peligro de que su organillo termine como una pieza de museo y para ofrecer música alegre a los transeúntes, Víctor Maya comenzó a incluir temas de The Beatles, The Doors, ABBA, Los Tigres del Norte y hasta de Peso Pluma en su repertorio.
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Desde hace 2 años, jóvenes y turistas que caminan por Paseo de la Reforma han sido sorprendidos cuando reconocen de un organillo canciones como Hey Jude, Light my fire y hasta Ella baila sola o La Puerta Negra.
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Aunque algunos organilleros consideran que está rompiendo con la tradición, Víctor Maya piensa que toda práctica cultural debe renovarse.
El evolucionar también le ha permitido ganar propinas de hasta 50 pesos como cuando tocó, al final de un concierto de música regional que se llevó a cabo en el zócalo de la Ciudad de México, La Puerta Negra.
“A finales del año anterior, me puse a tocar cuando finalizó un concierto de música norteña en el zócalo. La gente que venía ya había pasado por unos dos organilleros, y al escuchar la canción empezaron a reír y a bailar mientras sacaban unas monedas”, recordó Víctor Maya.
En otra ocasión, pasaba como desapercibido para un grupo de jóvenes que estaban cerca de la parada el Ahuehuete del Metrobús pero, al comenzar a tocar la canción I want to hold your hand de The Beatles, los adolescentes voltearon a mirarlo. Al terminar su repertorio le pidieron un tema de Peso Pluma.
Organillero y promotor cultural
En el 2014, Víctor Maya decidió poner una pausa a su vida profesional en los medios de comunicación porque lo abrumó estar al pendiente de los acontecimientos que ocurrían a cada minuto y, junto con mi amigo, viajó por todo el país tocando el organillo.
“En el periodismo tienes que estar siempre conectado, que agarraron a ‘El Chapo’ a las 3 de la madrugada, tienes que despertarte y ver qué pasaba; tienes que estar el día, por la mañana debes de leer El Universal, Reforma, Excélsior y La Jornada para llegar al club de periodistas y sacar plática. En el oficio del organillero te paras en una esquina, tocas música y ves pasar a la gente, son dos mundos opuestos”, explicó Víctor Maya.
En un futuro le gustaría hacer investigación sobre la historia de los organilleros en la Ciudad de México porque es un oficio que está lleno de leyendas y de historias, pero sólo el 5% es comprobable.
“En el Archivo Histórico de Ciudad Juárez, hay una fotografía de un organillero que está tocando en el quiosco a la llegada de Pancho Villa, ese un dato histórico, a partir de ese trocito puedes hilvanar una historia hermosa. ¿De dónde llegó el organillero? ¿A dónde iba? ¿Quién lo puso? Alguien te va decir que venía con Pancho Villa, se bajaron de los trenes y ‘tóquele mijo’ esa parte inacabada de la historia le da una riqueza al oficio”, indicó Víctor Maya.
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De lunes a jueves, trabaja a un lado de la estación el Ahuehuete del Metrobús, los fines de semana recorre los restaurantes de la colonia Roma y a veces visita la colonia Polanco. Desde hace dos años, organiza con otros colegas el Festival de Organilleros de la Ciudad de México. Dentro de dos semanas viajará un evento de organilleros en Estonia.
A pesar de que le gusta actualizar su repertorio, cada vez que sale de su casa, que se encuentra en la colonia Popular del Estado de México -donde se establecieron organilleros desde finales de los años 80’s-, nunca le falta un carrete en donde tiene la canción de “Las Mañanitas” y los temas “Se va a casar” y “Ya se casó” porque cuando se las piden siempre le dan buenas propinas. En Facebook lo puedes contactar en la cuenta Organilleros de México y en Tiktok como @organilleromaya.