Luego de que la semana pasada las redes sociales explotaran en contra de la modelo estadounidense, Breanna Claye, quien expresó su molestia por la música de los organilleros mexicanos, las opiniones de la joven originaria de Estados Unidos abrieron el debate sobre cuál era el verdadero origen de la icónica tradición que le ha dado un característico sonido a la Ciudad de México.
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Cabe destacar que desde hace cientos de años, los organilleros han recorrido nuestro país como una de las tradiciones más pintorescas y únicas que hay, especialmente arraigada en la Ciudad de México. Estos músicos son reconocidos por los habitantes de la capital por emplear el organillo, un instrumento que produce su distintivo sonido al girar una manivela.
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Y aunque los mexicanos estamos acostumbrados a la cálida presencia de los organilleros y comprendemos su importancia como parte de la identidad musical de la ciudad, los músicos no han estado exentos de críticas. Recientemente, la ciudadana extranjera en México expresó su disgusto por la música de los organilleros que sonaba fuera de su departamento, calificándolos como responsables de la contaminación auditiva.
¿Cuál es la historia de los organilleros?
Los músicos que emplean los famosos organillos, tienen un origen que, al igual que muchas otras tradiciones mexicanas, proviene del sincretismo entre la cultura europea y la forma de vivir en México. En este caso, los organilleros pueden remontarse hasta Alemania, donde hace muchos años establecieron los fundamentos del entretenimiento callejero.
En aquel entonces, los organilleros representaban la modernidad debido a la peculiar construcción de las cajas musicales y su funcionamiento. Estos músicos transitaban por las calles de Alemania no solo con los organillos, sino también con monos cilindreros que añadían un atractivo adicional a su labor, convirtiéndola en un verdadero espectáculo.
Esta forma de entretener también se estableció en los circos de países como Suiza y Francia, y finalmente llegó a México en el siglo XIX, cuando los migrantes alemanes comenzaron a establecer negocios en nuestro país.
Además, una familia alemana fundó Wagner y Levien, una casa de instrumentos musicales que desempeñó un papel importante en la introducción de los organilleros en nuestro país, ya que ofrecían las cajas musicales en alquiler para aquellos que deseaban ganar unos pesos en las calles de la Ciudad de México.