Las 12 contingencias ambientales de este 2024 ya superaron a las del 2016, el segundo año con más contingencias, y empataron con las de 1993, cuando también se registraron 12. Eso muestra que las medidas para evitarlas, como la implementación del Doble No Circula, cada vez son menos eficaces, afirma el asesor ambiental Saúl Hernández Islas, quien además pronostica que las alertas por mala calidad del aire van a continuar mientras no se detengan las obras y siga aumentando el parque vehicular.
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Hernández Islas sabe de qué habla. A finales de 2023 él y otros colegas publicaron en la Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales y Humanidades la investigación "De Indios Verdes a Indios Grises", con la cual se buscó determinar las emisiones adicionales de dióxido de carbono (CO2) ocasionadas por las obras que se realizaron por parte de la Secretaría de Obras y Servicios del gobierno capitalino (Sobse) en el Centro de Transferencia Modal de Indios Verdes, al norte de la ciudad, entre noviembre de 2020 a junio de 2023.
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“De acuerdo con nuestras investigaciones, adicionalmente a todas las emisiones que ya se generaban, producto de cómo estaba la vialidad en Indios Verdes, con la obra se generaron más de 17 millones de kilogramos de CO2 en el plazo de dos años”.
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Y es que, la emisión de contaminantes por parte del parque vehicular no es la única fuente de polución ni la razón principal de que la Ciudad de México experimente cada vez más restricciones por alerta de contingencia ambiental, pues las altas concentraciones de ozono, la ausencia de viento y la radiación solar se han vuelto una constante en el Valle de México durante los últimos tres años; de hecho, la CDMX se colocó en la lista de las ciudades con el aire más contaminado de América Latina, según el informe World Air Quality Report 2022.
De acuerdo con el ranking global elaborado por la empresa suiza de tecnología de calidad del aire IQAir, considerando las capitales de los países latinoamericanos, Santiago de Chile lideró la lista con 25,8 microgramos de partículas ligeras por metro cúbico de aire, seguida por Lima, Perú, con 25,6 microgramos, y Ciudad de México, en tercer lugar de la región, con 22.1 microgramos.
Ante la tendencia ascendente en contaminación atmosférica, los capitalinos han vivido con más frecuencia la aplicación del programa de contingencias por ozono, con el que automáticamente se aplica el programa emergente Doble No Circula, el cual, según opiniones de expertos del Grupo Fisicoquímica Atmosférica del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, es insuficiente para reducir los niveles de contaminantes en el Valle de México, sobre todo en temporada de ozono, que inicia desde febrero de cada año y que se ha ido agravando desde 2021.
“En el problema de las contingencias ambientales no sólo influye la luz solar. El calor es un complejo sistema donde intervienen muchos factores, el primero de ellos es que la Ciudad de México es una olla geográficamente, las condiciones que se tienen inciden a que se concentren los contaminantes y que no se dispersen. A veces no le damos crédito a los dioses Ehécatl y Tláloc porque ellos son los que nos han salvado de problemáticas más severas”, coincide el académico del Instituto Politécnico Nacional (IPN) entrevistado por La Silla Rota.
Contingencias más largas
Hernández Islas plantea que las medidas que llevan implementadas desde hace ocho años causan que ahora haya contingencias ambientales más frecuentes, más largas y con un mayor daño para la población. Ello, señala, ya que las autoridades lo que no están haciendo es detener el crecimiento de la ciudad, que cada año tiene más autos y edificios fomentados por el mismo gobierno.
“Ellos deben de entender que la Ciudad de México ya llegó a su límite desde hace muchos años y que hoy deberíamos estar pensando en una ciudad sustentable en un futuro mediano. Que el primer punto de acción sea parar el crecimiento de la ciudad”, explica.
Para el especialista no hay interés en detener la construcción de edificios o de frenar el crecimiento del parque vehicular, porque el gobierno capitalino y el de los municipios conurbados del Estado de México sólo buscan aumentar sus ingresos.
“El que haya más automóviles, que haya más emisiones de contaminantes, que haya más consumo de agua, más generación de residuos es algo que va contra toda lógica en la cuestión ambiental. En las ciudades de Europa y de Oriente, hablando de China, de Japón, las ciudades sustentables, uno de los principios es que toda ciudad tenga un límite de crecimiento”.
Hernández Islas asegura que en otros países las ciudades se planean para que tengan un tope de crecimiento en la cantidad de autos, de edificios, de escuelas, de hospitales, de centros comerciales, que además permita una movilidad eficiente, algo de lo que no puede presumir la Ciudad de México.
“Debemos de parar el crecimiento de la ciudad. Debemos de implementar un programa eficiente, robusto, transversal de educación ambiental no sólo en la Ciudad de México sino en todo el país. Si queremos ciudadanos respetuosos con el medio ambiente, debemos de tener niños, jóvenes y adultos educados ambientalmente y, de igual manera, hemos hecho varias investigaciones en la academia y podemos decir que la educación ambiental no existe en el modelo educativo actual”, critica.
También se requiere que en el país haya un plan de ordenamiento ecológico en donde los usos de suelo se respeten y no haya acciones de compra-venta y de tráfico de influencias para mover las tierras de carácter productivo ambiental: “son tres situaciones que, ligadas a una verdadera planeación ambiental, nos van a dar que empecemos a visualizar un destino a mediano plazo y a largo plazo de menores contingencias ambientales”.
El investigador lamenta que las autoridades ambientales ahora presuman que el dióxido de carbono ya no sea un problema, como lo fue en los años 80 y 90, sino que ahora sea el ozono, pero hay precursores de este elemento que provienen de los autos y de las industrias, algo similar a lo que pasaba con el dióxido de carbono.
"Descuidan los demás contaminantes por ocuparse del ozono y se les olvida que este viene de precursores de ozono, que también salen del escape del automóvil y de las chimeneas de las fábricas, el principal de ellos es el óxido de nitrógeno. Si tú te pusieras afuera del escape de un automóvil o en una chimenea, los contaminantes principales que van a estar emitiendo son los óxidos de nitrógeno, los óxidos de carbono y el monóxido de carbono".
“Ellos no entienden que mientras tengan más industria y más autos va a haber más generación de ozono por los famosos precursores de ozono, que vienen de la quema de combustibles fósiles, que vienen precisamente de los escapes de los automóviles y chimeneas de empresas”, añade.
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El ambientalista plantea un panorama hipotético y agravado en el que, de no generar un plan integral que frene el crecimiento de la urbe sin mitigación, "así como cayeron los pajaritos hace muchos años y empezó todo esto de las contingencias ambientales, la gente se va a empezar a morir y ya no lo podrán disfrazar con otro tipo de enfermedades".
Y es que su análisis también coincide con el de la Dirección de Monitoreo Atmosférico de la Secretaría de Medio Ambiente de Ciudad de México, que dice que los vehículos no son los únicos responsables de emisiones contaminantes, pues los compuestos orgánicos volátiles (COV) son generados en su mayor parte por las casas habitación, por ejemplo, con miles de fugas de gas LP de tanques cilíndricos, los cuales proliferan en la capital del país y no tienen una regulación precisa.
Autoridades no planean medidas de mitigación
De acuerdo con el experto del IPN, las autoridades de la Ciudad de México no han planeado medidas de mitigación de contaminantes ni siquiera en las obras urbanas que llevan a cabo, como la estudiada en el Centro de Transferencia Modal de Indios Verdes, donde se construyó una infraestructura de unos 85,000 metros cuadrados de superficie que tiene como objetivo conectar en un sólo acceso los distintos transportes que llegan a este punto de la capital y que, entre espacios, andenes, pasillos y vialidades, tuvo una inversión de 590 millones de pesos con financiamiento de Banobras.
“Nosotros a la autoridad correspondiente de la Ciudad de México le solicitamos la Manifestación de Impacto Ambiental para ver cuáles eran las medidas de mitigación, prevención y control que estaban establecidas y no nos respondieron, no aportaron la manifestación de impacto ambiental”.
“Entendimos que no la tenían y entonces trabajamos y presentamos ya esto de dominio público como una investigación científica en Latinoamérica. Me tocó presentarla en varios foros y ha dado mucho que hablar, en el sentido de que este tipo de obras que, según, tienden a compensar las necesidades de más población, de más autos, de más movilidad, lo único que hacen es totalmente lo contrario, tapar esas realidades”, explica.
Hernández Islas asegura que en el proyecto de la Cetram Indios Verdes los tiempos no han disminuido, como prometía la obra para reducir horas y gasolina perdida en este trayecto; ya con la primera parte dando servicio al público, su equipo ha realizado recorridos de Periférico a Indios Verdes, en diferentes horarios, para comprobar el beneficio ambiental, pero estos han demostrado que se hacen obras que no son planeadas, que no son eficientes y que lo único que hicieron es que, en esta parte de la ciudad, se estuvo emitiendo más CO2 durante el periodo de obra.
“La pregunta es si esto sucede en toda la ciudad, si lo multiplicamos por todos los lugares donde hacen obras, donde hay tránsito, pues por eso tenemos tantas problemáticas, por eso la planeación ambiental nos debe de llevar a otro nivel de actuación”.
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