En Santa María Mazatla, uno de los cuatro pueblos originarios que integran el municipio de Jilotzingo, hasta hace unos meses los más de 3,000 habitantes de la localidad recibían en sus domicilios agua proveniente de un manantial cercano; sin embargo, desde hace casi un mes comenzaron a padecer la falta del líquido, pues se percataron de que un vecino la acaparó en una cisterna y la vende a piperos que la distribuyen en otros municipios aledaños.
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Jilotzingo es una de las demarcaciones que, por su extensión territorial, donde el 70 por ciento lo integran bosques de coníferas y encinos, es considerado parte del Bosque de Agua del Estado de México; aquí se recargan de los mantos acuíferos para abasto de municipios metropolitanos y de la ciudad de México.
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De acuerdo con Francisco Roa, integrante del Comité para el Desarrollo Sostenible de los Ejidos Asociación Civil, a finales de mayo los habitantes de Santa María Mazatla decidieron tomar medidas respecto al desabasto que padecen, realizaron dos marchas y manifestaciones que culminaron con acuerdos para realizar guardias civiles en las inmediaciones del paraje de Los Arcos. El objetivo es resguardar el manantial e impedir que los piperos saquen el agua de su comunidad para llevarla a otros municipios como Atizapán de Zaragoza o Naucalpan.
"Se trata de impedir el acceso a las pipas, para evitar que carguen el líquido para revenderlo a otras alcaldías, mientras en Mazatla se padece por falta de agua”, explicó José Santos, vecino del lugar.
Una de las primeras marchas la realizaron los vecinos el 12 de abril, recorrieron parte de su comunidad hasta llegar a Los Arcos, en la entrada principal del pueblo de Santa María Mazatla, ahí pidieron la intervención de las autoridades locales, estatales y del gobierno federal, pero no pasó nada; para el domingo 14 de abril, determinaron evitar que las pipas salieran o entraran al pueblo, bloquearon el camino del cerro y ni así tuvieron un acercamiento con funcionarios.
“Diariamente, al menos 20 pipas cargaban agua de una cisterna, propiedad de uno de los ejidatarios que dice tener relación con una regidora que preside la Comisión de Ecología y Medio Ambiente”, explicó Francisco Roa.
La situación de desabasto se agravó, según el líder social, cuando algunos de los más de 3,000 vecinos de la comunidad comenzaron a sufrir el desabasto de agua en la localidad, pese a que Santa María Mazatla tiene su propio manantial, pero algunas personas la aprovechan para venderla dejando al resto de los habitantes sin el servicio.
El municipio de Jilotzingo es una de las localidades que han sido más afectadas en el saqueo de sus recursos naturales, como la madera, tierra negra y ahora el agua de su manantial, por lo que están solicitando la intervención de las autoridades de los tres niveles de gobierno, para prevenir la desertificación que está ocasionando el saqueo.
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Se sienten ignorados por el gobierno
Los habitantes de Santa María Mazatla cumplieron más de 10 días realizando guardias día y noche en la zona de Los Arcos, para impedir la entrada o salida de las pipas, cuyos operadores aseguraron a La Silla Rota que pagan entre 10,000 y 12,000 pesos mensuales porque les permitan cargar agua para su venta.
Al respecto, y ante la petición que los vecinos realizaron al gobierno de Jilotzingo, las autoridades señalaron que son respetuosas de todos los comités de agua de las cuatro comunidades, pero que estas son independientes, autónomas y por eso no pueden intervenir.