Actualmente, en la Ciudad de México sólo hay 1,200 administradores profesionales de condominios registrados ante la Procuraduría Social (Prosoc), los cuales ofrecen sus servicios a más de 4.2 millones de chilangos que viven en un departamento. Esto significa que, en promedio, hay un administrador por cada 3,500 personas que viven en alguna unidad habitacional en la capital del país.
“Yo compré un departamento, me lo entregaron y cuando terminaron de vender todos los departamentos del edificio, la constructora simplemente se retiró y nos dejaron a 98 familias a la deriva, sin saber cómo organizarnos. Un grupo de vecinos tuvo que tomar la batuta y organizarnos a todos en cosas súper básicas, como la recolección de basura, la seguridad, la limpieza y la convivencia. Algo para lo que realmente no estábamos preparados o no sabíamos que teníamos que asumir cuando compramos”.
“Tiempo después, y con muchos desacuerdos vecinales de por medio, se buscó a un administrador para el edificio, ya que era casi imposible que todos estuviéramos de acuerdo en cosas tan sencillas como el horario de recolección de basura. No entiendo por qué entregaron un condominio sin administración desde un inicio”, dice Sofía, quien adquirió su propiedad en 2023.
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De acuerdo con Omar Piña Hernández, subprocurador de Derechos y Obligaciones de Propiedad en Condominio, este es un caso común, ya que muchos ciudadanos no conocen qué es la Prosoc ni la Ley de Propiedad en Condominio y mucho menos que están obligados a registrarse como unidad condominal.
Eso, sin mencionar el déficit de administradores profesionales, porque la mitad de las personas que viven en la Ciudad de México lo hace en un departamento y se espera que en los próximos años esta cifra siga creciendo.
“Cuando hay estacionamientos, escaleras, azoteas, elevadores o áreas de uso común, vives en un condominio y se necesita a un administrador (...) Actualmente, cerramos con 1,200 administradores el año pasado, pero el objetivo es tener una cobertura total”, explica el funcionario.
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Otro de los problemas son los administradores no registrados ni certificados ante la Prosoc, ya que los condóminos no tienen ninguna garantía de que la persona esté capacitada o pueda huir con el dinero del mantenimiento. Para evitar este problema, cualquier persona puede acudir a una de las seis oficinas de la Prosoc en la CDMX y preguntar si la persona que se acredita como administrador está registrado ante el Instituto.
“Recibimos casi 6,000 quejas condominales el año pasado y la primera problemática es la gente que se ostenta como un administrador sin tener registro, así como de administraciones irregulares, que no rinden cuentas a sus vecinos”, indica Omar Piña.
En estos casos, la Prosoc cuenta con protocolos de ayuda para que los ciudadanos puedan presentar una denuncia ante la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJ-CDMX).
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¿Para qué sirve un administrador?
El subprocurador aclara a La Silla Rota que el pago de mantenimiento y administración sirve para pagar servicios de áreas comunes como agua, luz, seguridad privada, jardinería, mantenimiento de elevadores e impermeabilización de azoteas. Además del pago de honorarios de la persona administradora, en caso de ser un administrador profesional.
Para que una persona pueda acreditarse como administrador profesional debe certificarse ante la Prosoc. Esto lo puede hacer cualquier ciudadano; sin embargo, debe cumplir ciertos requisitos, como la aprobación de un curso y el pago de 3,000 pesos por una licencia de derechos.
“Se publica una convocatoria en enero de cada año y se establecen ciertos requisitos. Tienen que realizar un curso y una evaluación, que se aprueba con más del 80% de los reactivos y se entrega una constancia como administrador profesional. Esto te permite que puedan administrar cualquier condominio en la Ciudad de México, aunque no vivan en ellos”.
No obstante, oficialmente existen dos tipos de administradores: los administradores condóminos y los administradores profesionales externos. Un administrador condómino puede realizar el trabajo sin cobro de honorarios.