Desde hace más de 40 años, el cincel y el martillo se convirtieron en los mejores aliados para Rafael Escalona, originario del municipio de Chimalhuacán, Estado de México.
A sus 48 años pertenece a la quinta generación de canteros dedicados al tallado de piedra en la zona oriente, un oficio que, dice, está a punto de desaparecer por el desinterés de las nuevas generaciones.
“Viene desde nuestros antepasados, se lo heredaron a nuestros abuelos y de ahí se viene la generación tras generación y hasta donde hemos llegado, pero esperamos que a los jóvenes les guste y podamos a los jóvenes”.
Con solo dos herramientas y mucha imaginación, Rafael Escalona le da forma a obras de arte hechas con piedra volcánica. Golpe a golpe crea desde molcajetes y metates, hasta esculturas o barras completas para la cocina.
“Es un bonito oficio, porque puedes darle forma de lo que tú quieras. Te piden de todo, sólo hay que tener paciencia y mucha imaginación y también, obviamente, práctica porque con un mal golpe, puedes echar a perder todo”, dice.
Tradición mexiquense
A pesar de que ahora existen máquinas para facilitar el proceso de elaboración, para Rafael la mejor técnica siempre será el trabajo a mano, pues con ello plasma una parte creativa e irrepetible a cada pieza.
“Uno le da su toque, obviamente hay muchas formas de molcajetes o de metates, pero pues ya dependiendo de quién lo haga es como la forma que va saliendo. Unos le hacen unos detalles y otros otro tipo, pero pues ya con las máquinas ya casi quieren modernizarlo todo”, agrega.
Recuerda que, hasta hace unos años, en los barrios originarios de Chimalhuacán era común encontrar talleres de cantera; sin embargo, los jóvenes ya se interesan menos por este oficio.
“Queremos que mucha gente se acerque, que el oficio no se pierda, por eso el tema es "Raíces de ayer, frutos de hoy", porque desgraciadamente se está perdiendo”.
“Los de mi edad, podría decirse que somos la última generación, porque atrás de nosotros vienen muy pocos, entonces lo que queremos es recuperar el oficio, la tradición y el arte”, dijo.
Uno de los artesanos más jóvenes de Chimalhuacán es Víctor Adrián, quien, a diferencia de Rafael, ha dedicado su corta carrera a crear juguetes con piedras volcánicas que recolecta junto a sus familiares.
“Hice esta retroexcavadora, me llevé mes y medio, pero a la gente le gusta, tiene movimiento, pero está bien hecho, tiene hasta asientos y motor”, explicó.
Para los canteros de Chimalhuacán, realizar una pieza les lleva desde tres horas hasta más de un mes, dependiendo de la complejidad de su labor y del detalle que pretenden plasmar en cada creación.
“Una vez un señor me dijo: '¿puedes hacer esto en piedra?' Y le digo: 'sí, a lo mejor sí lo puedo hacer, y sí, sí lo hice; entonces, ahora hago de estos, puros juguetitos, la mayoría. Cómo este, es un tráiler, pero he hecho combis, todo ese tipo de juguetes, a cómo me los piden los hago”, cuenta Víctor.
Oficio chimalhuacano
De acuerdo con estimaciones de la “Casa del cantero”, hasta hace unos años en el municipio de Chimalhuacán albergaba cerca de 150 talleres dedicados a la elaboración de piezas a través del tallado y cantería.
En su mayoría se encontraban habilitados en viviendas de diferentes barrios y colonias de la demarcación; sin embargo, en los últimos años esta práctica ha perdido interés, por lo que ahora estiman que solamente trabajan cerca de 40 familias locales .
“La verdad hay muy poco interés en la cantería, por lo mismo de que se van a estudiar y de que no les gusta este oficio, que es muy pesado, pues prefieren dedicarse a otras cosas, y ya prácticamente estamos, pues los últimos, que nos enseñaron nuestros abuelos”, explica Víctor.
Incluso, una de los trabajos más recientes de la cantería en el municipio permitió la creación de la réplica de "La Joven de Amajac", trabajo que remplazó la imagen del "Descubridor de América", Cristóbal Colón, por la representación de una mujer Huasteca, en una de las glorietas del Paseo de la Reforma.
“La verdad, antes, sí, habíamos tenido mucho más encargos y proyectos más fuertes, incluso aquí, en Chimalhuacán, se hacían mucho los concursos del tallado de piedra, pero últimamente pues se ha descuidado mucho”, finaliza.
De acuerdo con el joven artesano, hoy en día es más común que la gente busque comprar cosas desechables que mandar a hacer un trabajo a mano duradero, como los tallados en piedra, por lo que se teme que dentro de poco el oficio desaparezca.