Prostitución, narcomenudeo, cobro de piso, extorsiones y robos forman parte de la cotidianeidad de la Central de Abasto (CEDA) de la Ciudad de México. Contrario a lo que afirman autoridades capitalinas respecto a un éxito en la estrategia de seguridad, comerciantes refieren que la delincuencia organizada opera con robustas redes de protección que los orilla a cooperar o a guardar silencio.
El pasado 4 de julio, autoridades de la CEDA, junto con la Fiscalía General de Justicia, la Secretaría de Seguridad Ciudadana y el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la CDMX, relanzaron una campaña contra la extorsión en este mercado. En su presentación, Marcela Villegas, coordinadora y administradora general de este centro, aseveró que ya no existe el cobro de piso por parte de ningún grupo criminal en este mercado. Sin embargo, trabajadores de la CEDA consultados por La Silla Rota, que prefieren el anonimato por temor a represalias, desmintieron dicha información.
“Es mentira que ya no haya cobro de piso, ni extorsiones, ya que los comerciantes les da miedo denunciar, decir esa problemática porque tienen miedo a que, si se delata, les pueda pasar algo”, señaló uno de los comerciantes.
En entrevista con La Silla Rota, Salvador Guerrero Ciprés, presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad y Justicia de la CDMX, refirió que la estrategia de seguridad en la Central de Abasto ha sido exitosa e instó a los comerciantes a denunciar por la vía anónima.
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“Hay datos positivos que revelan claramente que la estrategia de seguridad ha dado resultados, yo diría que, en general, muy positivos (…) Es importante que los comerciantes que denuncian que hay cobro de piso denuncien, ya sea de manera anónima o ante las autoridades”, refirió Chiprés.
Sin embargo, aunque autoridades destacan una mejora en la seguridad, trabajadores de este mercado comentan que hay redes de protección y colusión que escalan a niveles altos que permiten la persistencia de narcomenudeo, prostitución, cobro de piso, extorsiones y robos.
“Ahí en la Central hay prostitución, hay venta de droga (…) entre ellos se protegen, entre ellos mismos crean sus redes y se apoyan. Hay gente que como venden droga, te amenazan, entonces tú tienes que casi casi que colaborar, porque si no colaboras, pues al final de cuentas de puedan dañar (…) La presión de la gente que trabaja ahí es muy fuerte, entre ellos mismos se defiende, defienden a lo mejor al ladrón, al delincuente porque lo conocen o defienden a, por ejemplo, le dicen llamar ‘su cliente’”, señaló uno de los bodegueros.
Otro de los comerciantes señaló la presunta colusión de la directora Marcela Villegas con la delincuencia organizada, y refirió que por ello muchos comerciantes no se atreven a denunciar.
“Es un miedo que los tiene paralizados, considero que todos están coludidos, hasta la directora y que no se hace nada, esa es la preocupación”.
Una trabajadora externó que debido al negocio de la prostitución que impera en la CEDA, las mujeres se ven doblemente expuestas a la inseguridad.
“Salen los llamados “desnudos” y que te quieren dar el jalón de repente. Me tocó una compañera que subió a un taxi muy temprano y la violaron y ya no llegó a su destino”.
De acuerdo con los comerciantes, menores de edad que generalmente trabajan como diableros o cargadores de mercancía, son también presas del sistema de inseguridad e impunidad de la Central de Abasto.
“Ahí pasa de todo, hasta los niños. Yo que trabajé con niños, los adultos luego chantajean a los niños. Tuvimos un caso de un niño que le pidieron carga y entonces lo que hizo el niño fue a cargar, lo llevaron a su casa para descargar el pedido de la camioneta y el señor le dijo que le bajara el pantalón y que le chupara el pene y el niño pues lo tuvo que hacer porque lo obligó. El niño recurre a nosotros y ya cuando vimos quién es todo, sí solicitamos apoyo y aún así no lo atrapamos”.
Policías están de “adorno”
Trabajadores señalan que los policías están de “adorno”, pues cuando se demanda su ayuda, estos no actúan.
“La verdad es que, a pesar de que, entre comillas hay mucha seguridad, la verdad yo no me sentía segura, ahí la gente estafa en un abrir y cerrar de ojos estando la policía presente. Y cuando les llamas, como hay mucho movimiento de gente que va a comprar, entonces la verdad es bien difícil, aunque haya policías en cada anden y pasillo policías, cuando los buscas no están (…) Como hay muchísima gente, la policía no se da abasto”.
Otro de los comerciantes refirió que, por el mismo miedo, los agentes no se atreven a actuar solos. El 6 de mayo de 2018, una mujer policía de la SSC fue asesinada en los pasillos de la CEDA luego de que se enfrentara a unos delincuentes que presuntamente robaban la zona de abarrotes.
“La policía está muy limitada porque cuando le pides auxilio lo primero que dice es -voy a hablarle a mis refuerzos- y de aquí a que llegan, dependen de la situación que sea, la verdad es que ellos no se atreven a actuar solos y se tardan”.
Hay suicidios por presión de la delincuencia organizada
La presión por parte de grupos delictivos que extorsionan y obligan a los comerciantes a pagar cobro de piso o a trabajar con ellos, ha orillado a trabajadores al suicidio.
“Hay gente que hasta se suicida porque no aguanta la presión que le hacen”, refirió uno de los comerciantes.
Apenas el pasado 22 de mayo se reportó el suicidio de un hombre al interior de una bodega del sector de frutas y legumbres. De acuerdo con un comunicado de la CEDA, se trató de un hombre identificado como Mendieta Sastre, quien se habría suicidado al interior de su oficina.
Autoridades señalan que quejas son asunto de politización
Al ser cuestionado sobre el tema de la inseguridad que predomina en la CEDA, Guerrero Chiprés señaló que existe un asunto de politización en parte de las quejas emitidas por los comerciantes.
“Es cierto que hay comerciantes que no han pagado sus cuotas por ahí y que no han contribuido digamos como debe ser. He escuchado de ese segmento de comerciantes que hay muchas críticas, como si no hubiera habido un cambio (…) de pronto hay un segmento de politización”.
Asimismo, reconoció que ilícitos como la extorsión y los robos siguen constituyendo un reto en materia de seguridad.
“Sabemos que los intentos de extorsión no han desaparecido. Sí está prácticamente eliminado el tema de la extorsión presencial o cobro de piso, pero la tentativa de extorsión telefónica está ahí, entonces hay que estar listos para combatirla y por eso les sugerimos bajar la aplicación ‘No más extorsiones’. (…) Está todavía el robo, está el tema de amenazas, de lesiones, de fraude y agresiones, hay que seguir combatiendo. La extorsión es un delito que no está aislado de otros delitos”.
La directora de la Central de Abasto, Marcela Villegas, negó a La Silla Rota la petición de una entrevista sobre el tema de la inseguridad.