Atizapán de Zaragoza, Estado de México.- Los ex tiraderos de Las Águilas y Puerto de Chivos, que tras su cierre, fueron habilitados con “mecheros” o respiraderos para la salida del gas butano y dióxido de carbono, siguen representando un riesgo a la salud de la personas que viven en los alrededores y población escolar de una unidad académica de la Universidad Autónoma del Estado de México.
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El extiradero de basura de Las Águilas se encuentra entre Lomas Lindas, Hogares de Atizapán y colonia 5 de mayo, al norte del municipio y fue cerrado a finales de la década de los 90, luego de que unas 20 viviendas habitadas por los pepenadores y sus familias se incendiarán.
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Sin embargo, por recomendación de la Propaem se colocaron una decena de mecheros distribuidos en distintos lugares de las 9 hectáreas del confinamiento, según consta en la Biografía Municipal.
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En la actualidad los mecheros ya no existen, los cuales según se indicó en su momento por las autoridades municipales, debían permanecer prendidos día y noche con el fin de que se quemaran los gases de butano y dióxido de carbono, para evitar contaminar el ambiente con ellos.
El riesgo es que, tras la continuidad de la descomposición de los residuos sólidos, la mayoría basura doméstica, se continuará generando los gases y si una salida al exterior su acumulación en el interior del subsuelo podría ser riesgosa, porque en determinado momento podría derivar en una explosión.
El tiradero de Las Águilas alberga en la actualidad campos de futbol, con difícil acceso porque los vecinos de los entornos ya se apropiaron de parte de los terrenos del ex tiradero, e incluso fueron cercados para evitar el acceso incluso un área de juegos para niños que hay en el interior.
Sin embargo, a pesar de que se trata de un ex tiradero que fue cerrado al llegar a su vida útil, personas que se dicen ejidatarios, actualmente habilitaron la parte norte del confinamiento como “tiro” de basura y cascajo, al cual llegan decenas de camiones de volteo a descargar los deshechos, de lo cual pagan una cuota a los administradores por permitirles usar el tiradero clandestino.
En septiembre de 2015, tras protestas de los vecinos de Las Águilas, de la colonia Primero de Septiembre y de la 5 de Mayo, las autoridades de la Procuraduría de Protección al Medio Ambiente del Estado de México colocaron sellos de clausura del tiro clandestino, como quedó consignado en la minuta de la Dirección de Medio Ambiente y Ecología del gobierno local en funciones en esa fecha.
Quien fuera autoridad auxiliar de Las Águilas, José Luis Valencia, en esas fechas destacó que “yo di parte a las autoridades estatales y del Ayuntamiento, e inmediatamente citaron a personal de gobierno del Estado de México, a Protección Civil y Ecología, se hizo un recorrido para constatar el tiro y se dictaminó que se cerrara inmediatamente por el riesgo considerado muy fuerte incluso de una explosión. Se colocaron sellos de clausura y se cercó el área.
Sin embargo, el tiro de basura y escombros de obras en fechas recientes volvió a abrirse, a decir de los vecinos administrado por los supuestos ejidatarios del centro de Atizapán, quien dicen ser los propietarios de las 9 hectáreas que conforman el ex tiradero de La Águilas.
De acuerdo con los vecinos sigue escurriendo lixiviados al río moritas, además de que en la parte oriente del ex tiradero aún hay deslaves poco visibles de material de desechos sólidos, los cuales mantienen en constante riesgo el ex tiradero.
Desde el 2015 la Dirección de Desarrollo Urbano y Obras Públicas de la localidad, reconoció el peligro y que se tenía que hacer obras de mitigación, que nunca se hizo. Además, en ese año notificaron a las personas que estaban prohibido tirando cascajo en la zona.
El de “Puerto de Chivos”, otro ex vertedero, donde el gas incluso fue usado para generar electricidad
Ahora se encuentra clausurado desde febrero de 2022, por la emisión de contaminantes al ambiente y por mal manejo de los residuos sólidos, pero el de Puerto de Chivos genera gases, Con el uso de los volúmenes de gas generado por los residuos orgánicos, ese relleno sanitario fue aprovechado para producir hasta 0.6 megavatios de electricidad diariamente, suficientes para iluminar un edificio de la Unidad Académica de la UAEM y 5 mil luminarias públicas, según explicaron las autoridades estatales en el marco de una visita que realizaron para conocer los proceso en agosto de 2018.
Se dijo que ese depósito de basura comenzó a operar en 1995, y por más de cinco años se generó electricidad, aprovechando el gas generado por las más de 500 toneladas de residuos que se recolectaban diariamente en ese municipio.
Tras el cierre definitivo del relleno sanitario se desconocen las condiciones en las que se encuentran los tubos de extracción de los gases, ya que no se han hecho mantenimiento alguno.
Al tomar protesta como alcalde Pedro Rodríguez informó que uno de sus propósitos era la apertura del relleno sanitario de Puerto de Chivos, por lo que estaba en pláticas con los ejidatarios que lo controlan, anunciando que también realizarían las obras de rehabilitación y mantenimiento que le hicieran falta.
El relleno sanitario sigue cerrado, con los riesgos que representa por la acumulación de gases en su interior. Este ex relleno sanitario se encuentra al lado de la Unidad Académica Valle de México de la UAEM.
Para el biólogo Román Ybarra Navarro, esos desechos líquidos conocidos como lixiviados contienen elevadas concentraciones de contaminantes orgánicos e inorgánicos, incluyendo ácidos húmicos, sales inorgánicas y metales pesados, produciéndose inclusive gases como el metano (CH4), dióxido de carbono (CO2) y amoníaco (NH3) y una gran cantidad de diversos microorganismos, con capacidad de migración hacia el subsuelo y a fuentes de agua superficiales y subterráneas.
Destacó que lo ocurrido en el vertedero de Puente de Piedra en Naucalpan puede ocurrir en cualquier otro relleno sanitario donde haya acumulación de gases y donde no haya el mantenimiento necesario para evitar las concentraciones que pueden propiciar un desastre.
VGB