“Dentro de lo que cabe ya estoy un poquito mejor porque ya estoy en mi casa, estoy bien emocionalmente, pero de salud todavía me duelen las piernas al caminar”, señala Cristian Carranza, rociado con gasolina y quemado por dos de sus compañeros en una escuela de mecánica en Texcoco, Estado de México.
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Tras superar dos cirugías y un peregrinar en hospitales en la entidad mexiquense, el joven de 18 años regresó a su domicilio en el municipio de Acolman, para continuar con su recuperación junto a sus padres y hermanos que lo recibieron como un héroe.
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“Me gustan los peluches y me los regalaron ayer que llegue a mi casa, mis primas me lo regalaron. Me recibieron con mucho amor, todos me abrazaron cuando me vieron y me empezaron a decir muchas cosas; había hasta carteles y sentí emoción y bonito porque ya los extrañaba”, dijo.
Sin embargo, desde la agresión que sufrió por parte de sus compañeros no ha podido dormir tranquilo ni caminar por sí solo. El ardor que aún siente entre sus piernas, que terminaron con quemaduras de segundo y tercer grado, le impide moverse.
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“El doctor me recomendó no caminar mucho, pero me tengo que parar al baño y cuando me paro todavía siento molestia porque la piel se estira y pues es lo que me duele”, dice sentado en la sala de su vivienda junto un bastón que utiliza solo para ir al baño.
“Al dormir es incómodo no encuentro como una posición para dormir… es incómodo, pero sobre el tiempo es lo va curar mi piel, quiero echarle muchas ganas para curarme y seguir con mi vida”, agrega.
Pese al entusiasmo por regresar junto a sus seres queridos, Cristian reconoce que la angustia por sentir el calor extremo de las llamas en su entrepierna aún lo persigue y le ha frenado el sueño de abrir su taller de mecánica de motocicletas por la sensación que le dejó la gasolina en su cuerpo.
“Ese día fue horrible, nunca había pasado por algo así. Estudiaba mecánica de motos, porque me gustan mucho las motos, quería aprender a arreglarlas y sobre ellas, pues ya no quiero estudiar nada de eso la verdad”, señala.
Apenas en junio pasado decidió suspender su gusto por la barbería para iniciar el curso de aprendizaje automotriz especializada en motocicletas en la escuela CEDVA Texcoco, donde padeció bullying por no contar con una motocicleta propia.
“Pues es que me hacían burla por no tener moto. Como todos tenía su moto llegaban en moto y a mí me iba a dejar mi papá y cuando entraba, pues entraba solito y que decían que para cuando la moto, que arreglaba motos y que ni sabia, que me comprara mi moto y no sé qué, yo siento que fue por eso”, dice.
Por cinco meses, Cristian sufrió las agresiones verbales de sus compañeros, hasta que las cosas se salieron de control el pasado 18 de noviembre.
“Estábamos en clase normal, el profesor estaba calificando los cuadernos y yo estaba sentado y uno de ellos fue cuando se acercó y me echo gasolina en el pantalón”.
“Yo no me había dado cuenta ya hasta que me empecé a sentir y ya tenía mojado yo iba a ir al baño para limpiarme, para no estar así, y uno de ellos sacó el encendedor de su mochila y dijo no pues hay que prenderlo y pues fue cuando dio el chispazo su encendedor y fue cuando me empecé a prender”, recordó.
Por cerca de un minuto Cristian sintió desesperación por ver fuego en sus piernas. “Empecé a brincar, yo me quite el pantalón, yo me lo quería quitar, pero era imposible porque no podía quitarme las botas la verdad solo me lo baje y hasta ahí es lo que pude hacer, hasta que se acercaron a ayudarme con sus chamarras a pegarle al fuego, fue cuando el maestro agarro el agua y me la echo, sentí mucho ardor, pero se calmó el fuego”.
Sus padres acudieron al plantel y con ayuda de una ambulancia lo trasladaron a un hospital privado en Texcoco, donde los altos costos los obligaron a buscar su traslado al hospital General de Las Américas, en Ecatepec, donde fue rechazado y luego al hospital Rubén Leñero, en la Ciudad de México.
“Ahora me causa tristeza la verdad es algo que me gusta, las motos y acabo así la verdad ya no quiero seguir estudiando eso, me quiero enfocar en lo de la barbería y continuar con eso”
“Quería poner mi taller comprar motos y venderlas, pero pues ya no se pudo, bueno ya no quiero la verdad. Ahora quiero recuperarme, seguir a lo de la barbería, quiero meterme, aunque sea a un curso, y ahora echarle ganas, para poder poner mi barbería”, dice.
Por ahora, la Fiscalía General de Justicia del Estado de México solo ha logrado la detención de uno de los presuntos responsables, Oscar “N”, vinculado a proceso por el delito de lesiones agravadas en contra de Cristian, mientras que el segundo joven, aparentemente acusado de prender fuego se encuentra prófugo.
VGB