La casa de Alejandra Rodríguez, en la colonia Diamante, en la alcaldía Tlalpan, es casi como cualquier casa. Tiene su zaguán, su patio, una construcción de concreto, un lugar para automóviles, un perro que cuida celosamente a su dueña.
Ubicada a un kilómetro de la autopista hacia Cuernavaca, es parte de un conjunto de casas en una zona pavimentada, algo complicada para acceder, por unas subidas y bajadas y calles estrechas. Pero lo que no está a la vista y es parte vital para la familia de Ale es una cisterna construida debajo de la casa con una capacidad de 10 mil litros de agua.
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Es una zona donde la mayoría de las casas no están conectadas a la red hidráulica e incluso no hay drenaje, esa cisterna se vuelve fundamental para almacenar el agua que sólo les llega por pipas.
“Sufrimos bastante porque no tenemos una llegada de agua a través de la tubería y debemos estar solicitando el servicio de pipas, el agua que llegamos a recibir no es suficiente para las necesidades básicas que se tienen en casa”, asegura Alejandra a La Silla Rota, mientras firma unos documentos que el pipero le dio para comprobar que el agua de la alcaldía sí le llegó.
El costo de la pipa es de 90 pesos. Dice que tiene derecho a una por mes, con una entrega de 8 mil litros. En su casa viven seis personas y desde hace 12 años, que es cuando llegó a vivir ahí, han aprendido a racionar el uso del agua y así evitar agotarla antes de que llegue una nueva pipa.
“El servicio de la alcaldía es económico pero tenemos solo uno al mes, es insuficiente y debemos solicitar otra pipa, se requieren dos. La vamos racionando cuando te metes a bañar, se hace recolección para el excusado, las plantas y para lavar los pisos”, comparte, mientras vigila que su perro no se salga a la calle.
El costo de 10 mil litros de una pipa privada se dispara, comparado con el de la alcaldía. Llegan a costar hasta mil 500 pesos, por lo que cuando Alejandra debe recurrir a este servicio, se organiza con sus vecinos de la calle para pedirlo y pagar de manera proporcional.
Alejandra aprovecha para decir que cuando ve que alguien desperdicia el agua lavando el piso a manguerazos, les reclama y hasta ha cruzado palabras con los inconscientes que todavía se indignan bajo el argumento de que ellos pagan su agua.
Al preguntarle a Alejandra si le preocupa resultar afectada con los bajos niveles de almacenamiento del Sistema Cutzamala, los más bajos en su historia -que ha obligado al Sacmex a disminuir el abasto a la Ciudad de México- responde que sí.
“Si se disminuye la cantidad nos preocupa”, expresa, antes de salir disparada por su perro, que aprovecha un descuido para salir de casa.
HAY MÁS DEMANDA
El pipero que atiende a Alejandra se llama Luis Ángel. Trabaja para una empresa que renta las pipas a la alcaldía. El agua que transporta es llevada desde garzas colocadas en pozos, en este caso el de Huipulco, cerca del estadio Azteca, o de tanques de almacenamiento.
Luis Ángel suma cuatro años de experiencia manejando la unidad a la que le caben 16 mil litros de agua y que debe conducir por calles estrechas, por desniveles o por vías rápidas.
En ese lapso ha visto que la demanda del servicio de pipa ha aumentado, sobre todo en pueblos como Topilejo, donde hay colonias irregulares que han crecido en el cerro. Piden agua y no todos tienen cisterna como Alejandra, lo que los obliga a recurrir a otros recipientes.
“Hay gente que tiene tinacos de 8 mil litros, 10 mil, mil 500, tambos de 200 y hay que llenarlos. Incluso llenamos cubetas o cazuelas cuando hay más sequía”, explica, en referencia al periodo de estiaje, que se presenta entre febrero y junio de cada año.
Reconoce que el servicio de pipas no siempre es puntual. Incluso a veces llega antes y la gente se los reclama.
“Algunos dicen que ya se les acabó el agua y otros preguntan que por qué llegamos antes, que aún no se les acaba el agua”, dice.
26 MIL USUARIOS EN TLALPAN
Alejandra forma parte del padrón de 26 mil usuarios del servicio de pipas que otorga la alcaldía a siete de los 10 pueblos originarios dentro de la demarcación, y en conjunto suman 112 colonias. Se otorga principalmente en las zonas altas donde no hay una infraestructura hidráulica o donde el caudal de agua que proviene del Cutzamala y Lerma no alcanza a llegar.
También se otorga el servicio a las colonias y pueblos ubicados en asentamientos irregulares, en donde no existe una red de drenaje, de acuerdo con información de la alcaldía. La demanda del agua ha aumentado y este año la alcaldía sumó 2 mil 700 nuevos usuarios.
Tlalpan es una de las alcaldías que más dinero destina al gasto para pipas. Este 2023 alcanzó los 175 millones de pesos. Los carros tanques que prestan servicio y a las cuales se ve circular en las calles tlalpenses son 223, 14 pertenecientes a la alcaldía y 209 arrendadas.
Las colonias con más solicitudes son San Miguel Topilejo, seguido de San Andrés Totoltepec, San Miguel Ajusco, Santo Tomás Ajusco, San Miguel Xicalco, y colonias del Ajusco Medio como San Juan, Héroes de 1910, Zacatón y San Nicolás Segunda Sección.
USO POLÍTICO
El 25 de noviembre, la alcaldesa de Tlalpan, Alfa González, posteó en su cuenta de la red social X @alfagonzalezm que prácticamente la mitad de la alcaldía estaba sin agua. Ese día recorrió la colonia Héroes de Padierna que llevaba tres semanas sin agua. Fue a revisar el tanque de abastecimiento y se topó con la sorpresa de que estaba vacío porque el Sistema de Aguas de la Ciudad de México no estaba enviando agua. Se quejó.
“Tlalpan no puede enviar lo que no tiene si está vacío, no puede enviar ni por tandeos, hemos tenido cierres de calles, avenidas, parece que el problema rebasa a las diferentes autoridades que intervienen en el caso”, explicó en un video.
Dijo que aunque se ha depurado el patrón quitando a usuarios ya fallecidos o duplicados, no se puede abusar del presupuesto para pipas. Incluso solicitó la intervención del jefe de Gobierno, Martí Batres. González también denunció que algunos precandidatos de Morena a diputados han aprovechado la situación para ofrecer pipas a cambio de ir a mítines.
UN ABASTECIMIENTO TÍMIDO
Desde hace años el almacenamiento del Sistema Cutzamala, que abastece a 12 alcaldías en la Ciudad de México, ha ido a la baja. Pero este 2023 es el año en que registra sus niveles históricos más bajos. Hasta el 21 de noviembre las tres presas que lo componen -Villa Victoria, Valle de Bravo y el Bosque- sumaban en promedio 39.7 por ciento de su capacidad, 44 por ciento menos de lo observado históricamente para las mismas fechas de otros años.
La crisis en la Ciudad de México por el abasto del agua cada vez es mayor. En las calles se ven cada vez más pipas de agua potable, no sólo en las alcaldías rurales y altas, como ocurría hace años, sino también en las céntricas, como en la Benito Juárez, que llevan el agua que debería caer por la red de distribución hidráulica a las casas de la población, pero no lo hace o solo por tandeo.
Se trata de una crisis de escasez en algunas colonias que se traduce en protestas callejeras de vecinos de distintas alcaldías y colonias que inconformes, se quejan porque no les llega el agua -un derecho humano marcado en la Constitución de la Ciudad de México promulgada apenas en 2017- por la red y que las pipas tardan días, semanas o de plano no llegan.
El Sistema Cutzamala, que surte de agua a 28 por ciento de la población capitalina, registra su nivel de almacenamiento de agua más bajo de toda su historia, debido a la sequía que azota al país.
Las lluvias de este año no ayudaron a aumentar el almacenamiento y las comisiones Nacional del Agua, la del Estado de México y el Sacmex decidieron reducir el abasto un metro cúbico de agua por segundo para racionarla.
LAS FUENTES DE ABASTECIMIENTO
Además del Cutzamala, otra fuente de abastecimiento son los pozos del Sacmex, que aportan 43 por ciento, pero también resienten la alta demanda de la población.
Se trata de 976 pozos, 450 ubicados dentro del territorio de la Ciudad de México, 395 en el Sistema Lerma y 39 en el Sistema Chiconautla. En su conjunto aportan el 43 por ciento del agua que se consume en la capital del país, de acuerdo con información del Sacmex.
Pero es insuficiente, por lo que el gobierno capitalino recurrió a empresas privadas o instituciones como la UNAM que tienen concesionados pozos para que aportarán agua. Mediante un convenio, el gobierno capitalino recibe una donación de 6 millones 288 mil metros cúbicos de agua anuales proveniente de 15 pozos concesionados a 12 empresas o instituciones.
Otra alternativa es que se han comenzado a relocalizar pozos de agua potable, entre 2019 y 2022, con una inversión de mil 282 millones 190 mil pesos, con los que el Sacmex llevó a cabo un total de 43 relocalizaciones de pozos en la Ciudad de México y 14 en el Sistema Lerma.
Una relocalización es el proceso de mudar un pozo a una nueva ubicación. Generalmente se lleva a cabo cuando este ha cumplido su vida útil, por lo que ya no aporta agua en la cantidad y calidad suficiente para la que fue diseñado.
“Para llevar a cabo este proceso se requiere de la identificación de una nueva ubicación que debe cumplir con los requisitos necesarios de acuerdo con las normas vigentes, se emplean equipos especializados, se realiza el equipamiento electromecánico y obra civil necesarios; así como la conexión del pozo a la red de distribución”, explica el Sacmex a La Silla Rota.
Pero esta política ha causado inconformidad entre algunos de los posibles beneficiarios, que temen que su nivel de agua se vea reducido. Eso es lo que pasó con el pozo ubicado en Concepción Beistegui y Avenida Universidad, en la Narvarte, que luego de que se anunció que sería relocalizado, encontró la oposición de los vecinos para que ello ocurriera.
Los 42 pozos que se relocalizarán contarán con una inversión total de 525 millones de pesos, 14 serán en la Ciudad de México, 20 en el Sistema Lerma y 8 en el Sistema Chiconautla. El objetivo es beneficiar a 747 mil 600 habitantes de las alcaldías Álvaro Obregón, Azcapotzalco, Benito Juárez, Coyoacán, Iztacalco e Iztapalapa.
EL SISTEMA CUTZAMALA YA ES CADUCO
Eduardo Vázquez, investigador de la UNAM, considera que el Sistema Cutzamala ya es caduco y además carece del mantenimiento adecuado que afecta su capacidad productiva y de operación.
“Se le da el mantenimiento mínimo para que opere, pero evidentemente refleja fallas en exigencias de operación, filtraciones de agua, los bordos de las presas están con malezas. Hay muchos temas que atender y que hacen complicado que funcione al 100 por ciento. Evidentemente esa falta de mantenimiento refleja fallas en la operación y afecta al almacenamiento y a la distribución”, dice en entrevista con La Silla Rota.
El director ejecutivo de la organización Agua Capital, soluciones para la seguridad hídrica, prevé que la sequía que vive el país y el cambio climático global harán más frecuente la situación de racionamiento del agua, cuyo modelo de gestión además se encuentra rebasado y no está preparado para enfrentar este tipo de retos.
Para mitigar la escasez de agua, más que abrir y habilitar nuevas infraestructuras y nuevos acueductos, hay que darle un mantenimiento adecuado al sistema Cutzamala. Además, atender las fugas que a nivel promedio en el país que están en el orden del 40 por ciento y en los centros urbanos, como en el caso de la Ciudad de México se aproxima al 50 por ciento.
“Hay que invertir y habilitar las redes de distribución, mejorar los sistemas, en fomentar modelos que permitan medir los consumos de las personas y los distintos usuarios y que esto se refleje con un pago de la tarifa”, propone.
También hay soluciones con un enfoque de economía circular del agua que implican un adecuado nivel de tratamiento y especialmente de reúso. Agrega que está la conservación de áreas naturales, que son las principales fuentes de agua y donde se almacena, filtra y recarga el agua a los puertos naturales de agua superficiales y subterráneas que permiten que a largo plazo haya agua, concluye.
DJC