TULANCINGO, HGO.- En Tulancingo existe un centro de rehabilitación que ha encontrado en la fe una herramienta poderosa para rescatar a personas del mundo de las adicciones. Se trata de Soldados de Cristo, una institución que atiende principalmente a hombres con problemas de consumo de sustancias como el cristal, mediante un tratamiento integral que combina apoyo emocional, desintoxicación y la fe.
Con biblias entre las manos y una convicción renovada, los internos —algunos de apenas 11 años— enfrentan lo que ellos mismos describen como “el infierno de las drogas”. Según sus encargados, este enfoque espiritual ha permitido alcanzar hasta un 80% de éxito en la recuperación, lo que lo convierte en un modelo único en la región.
En entrevista con LSR Hidalgo, Gustavo Hernández Méndez, responsable del centro, compartió cómo su propia experiencia como exadicto lo motivó a ayudar a otros desde 2015. Hoy lidera el proceso de rehabilitación de casi 30 personas, quienes ingresan por voluntad propia tras una evaluación familiar y permanecen bajo un esquema que fomenta el perdón, la conciencia del daño causado y la sanación interior.
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Prácticamente ninguna edad se encuentra a salvo de caer en el mundo de las adicciones y si bien lo que cambia es el enganche, todos comienzan a escalar hasta llegar a las llamadas sustancias duras como el cristal, lo que el centro busca abatir con ayuda de la palabra de Dios que se imparte con un tratamiento integral.
Consumo empieza desde los 11 años de edad; más en hombres
Un panorama que Gustavo Hernández ha podido tener gracias a su labor en Soldados de Cristo es identificar que el consumo de drogas comienza desde muy tempranas edades, al menos en el sitio, pues han tenido la petición de padres o familiares de internar a niños de apenas 11 años quienes son adictos.
Sin embargo, añadió inmediatamente después que el otro extremo son los adultos mayores quienes igual no quedan exentos de ser consumidores frecuentes, aunque en un punto medio quedarían los jóvenes quienes van desde los 20 hasta los 35 años, donde se ven más los estragos de la dependencia.
Al cuestionar al testimonio sobre qué sexo es el que ingiere o se administra drogas, respondió que es un 60 por ciento en los hombres y el resto, 40, en las mujeres, lo que atribuyó a distintas razones, pero principalmente en la familia, como divorcios, violencia o desatención, así como entre hermanos o tíos.
“La mayor parte de todos ellos (consumidores) es por una situación familiar… Nosotros hemos reconocido que esto es una situación familiar que conlleva a todos los integrantes: padres, madres, hermanos… Desafortunadamente una separación de padres, un noviazgo ha llevado a mayor parte del consumo.”
De adicto a ayudar a dejar el infierno de las drogas
La razón por la que Gustavo se encuentre en el ámbito de los centros de rehabilitación no es casualidad, pues él mismo se dijo adicto, hace muchos años, cuando era apenas un joven, por lo que sabe en carne propia lo que significa estar en el llamado infierno de las drogas sin poder salir.
Él lleva desde el año 2015 apoyando en sitios de recuperación donde ha logrado obtener conocimientos y sobre todo satisfacción de que los jóvenes puedan dejar su dependencia, mientras que en Soldados de Cristo labora desde 2021 hasta este 2025, actualidad en la que tiene casi 30 internos.
Así es Soldados de Cristo; se llega por voluntad
Soldados de Cristo se trata de una institución que brinda tratamiento integral a hombres que quieran dejar el llamado infierno de las drogas y al momento del recorrido de LSR Hidalgo, se apreciaron varias docenas de integrantes, como ya fue dicho, desde edades jóvenes hasta adultas mayores sin igual.
La institución es un edificio de dos plantas habilitadas con diferentes áreas y apenas se entre por seguridad de quienes llevan su rehabilitación debe hacerse un registro obligatorio preferentemente para personal autorizado, ya que salvo en visitas familiares, la entrada o salida es controlada.
En especial las salidas, pues todos adentro deben cumplir con permanencias desde unas semanas hasta meses, un año si se quiere, con el fin de primero poder desintoxicarse y luego generar una conciencia sobre la situación en la que se encuentra como adicto, lo que se hace con ayuda de la palabra de Dios.
Especialmente es la fe cristiana la que se imparte entre quienes llegan para recuperar sus vidas, lo que puede verse con biblias en mano o en las literas donde se duerme tras las sesiones de tiramiento de las que se dijo son integrales, es decir, abarcan múltiples áreas de conocimiento y atención.
En ese sentido, Gustavo Hernández explica que al centro que opera en Tulancingo nadie se encuentra en contra de su voluntad, ya que para poder realizar admisiones primero se hace una entrevista con el futuro paciente y sus familiares para conocer su situación y preparar un plan de acción.
Cuando el internamiento se acepta, se realiza una observación de 24, 48 o 72 horas en las que se vigila la salida de las sustancias del cuerpo y luego se procede con la atención que involucra pláticas en las que se habla sobre lo que causó el consumo y desde ese sitio se hace un punto de partida.
Con la palabra de Dios se salva de adicciones hasta el 80 por ciento
Adentro del centro de rehabilitación, los internos realizan distintas actividades, entre ellas el aseo de sus dormitorios, sanitarios, pasillos y áreas comunes, además de otras labores como la cocina para preparar los alimentos de todo el colectivo; antes o después, se fomenta un grupo de apoyo para proteger a todos.
“Nos enfocamos más en la ayuda mutua, pues es una agrupación de ayuda mutua… Nosotros estamos preparados en lo espiritual… Aunque también no solo nos enfocamos en lo espiritual, sino que también tenemos que tener una capacitación para las diferentes drogas que hay y en la prevención de recaídas.”
Un cambio que se ve en un adicto recién ingresado a uno que lleva una o dos semanas, o más, es en su actitud, pues expresa otras ideas y su forma de hablar es distinta, lo que se atribuye al trabajo hecho; igual, se refleja en las visitas familiares, pues las charlas cambian de tono y temas para ser más amenas.
La parte cristiana llega con ayuda de los pasajes que se encuentran contenidos en la Santa Biblia y que son guía de las situaciones que se sufren; algunos de los internos suelen aferrarse a algunos de los escritos y los vuelven su salvavidas para aferrarse a estar limpios del consumo de las sustancias.
“Conforme se va trabajando con ellos van concientizando que sí hay un problema, porque lo queremos hacer en este lugar principalmente es trabajar con ese problema de raíz, que podamos atacar ese problema, esa situación familiar, ese dolor en el alma… Entonces, con base en eso ellos van concientizando y a través del tiempo van saliendo y retomando prácticamente una ideología.”
De acuerdo con el testimonio de Soldados de Cristo, se ha visto un porcentaje de recuperación de las adicciones del 70 hasta el 80 por ciento, con lo que los hombres rehabilitados pueden regresar con sus familias, trabajos y ocupaciones personales, incluso hasta sus estudios pausados y hasta matrimonios.
La familia de un adicto sí perdona, pero no olvida
Sobre temas familiares, Gustavo consideró que los padres, hermanos, hijos y esposas sufren con sus adictos, de quienes dijo padecen una enfermedad, pero en el centro motivan que haya una reconciliación y sanación de las heridas, lo que se fomenta con una obligatoriedad de visitas cotidianas.
“Podemos decir un ex esposo o ex esposa, pero un ex hijo… A las familias les cuesta mucho olvidar las cosas o daño que ha hecho el individuo, pero podemos llegar al convencimiento de que Dios y su palabra fomentan un perdón y pues la familia sí perdona; aunque desafortunadamente podemos decir que no olvida.”
En ese sentido, aseveró que la ausencia de la familia suele ser motivo de recaídas y solo en Soldados de Cristo han llegado casos de hasta nueve intervenciones, por lo que pidió no dejar a las personas solas, pero ellas igual deben poner de su parte al seguir reforzando su fe cristiana y una en una agrupación de autoayuda.
Recordó que hasta un 30 por ciento de los internos llegó a comentar que no recibían la visita de sus padres o familiares, y aunque tienen sus razones, dijo que es vital para una reinserción satisfactoria y se deje atrás el mundo de las drogas que es dañino y él mismo lo vivió en carne propia hace años.
cem
