La madrugada del 2 de noviembre de 2022, en un domicilio de Chilcuautla, Hidalgo, una mujer suplicaba por su vida. Su agresor no era un desconocido, era su pareja, un hombre que todos los días vestía el uniforme de policía y que, con las mismas esposas que usaba para "proteger" a la comunidad, la ató y mantuvo en cautiverio por muchas horas.
La víctima y su agresor llevaban dos años en una relación que, con el tiempo, se tornó violenta, de ello dan cuenta los propios vecinos. Durante el noviazgo, la mujer ya había experimentado episodios de agresividad por parte de su pareja; sin embargo, nunca imaginó que la situación escalaría hasta el punto de temer por su vida.
La noche del horror
La noche del 1 de noviembre de 2022, la víctima se encontraba en Mixquiahuala, Hidalgo, visitó a un amigo en un local de tatuajes. Su pareja, el policía, fue a buscarla. El viaje de regreso estuvo marcado por las agresiones verbales, lo peor fue al llegar al domicilio: la mujer fue recibida con insultos y amenazas. Intentó huir, pero fue arrastrada al interior de la casa.
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En la imputación, se narró que llegando al domicilio, el sujeto le comenzó a decir “bájate del carro puta” y en ese momento ella trató de correr, pero él la tomó de la cintura y la metió a la fuerza al interior del domicilio. A partir de ahí la empezó a agredir diciéndole que le enseñara su celular, la ofendió, le asestó golpes con su puño cerrado tirándola al suelo y le pateó todo el cuerpo.
Cerca de las 04:00 horas de la madrugada, la ató las manos con unas esposas y le puso un trapo en la boca. Posteriormente, a las 08:00 horas se despidió de ella, dejándola amarrada y con la amenaza de que regresaría con una pistola para matarla.
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El rescate
La mujer permaneció atada hasta que sus gritos de auxilio fueron escuchados por los vecinos. Una de ellas, relató que encontró a la víctima desnuda, esposada y amordazada en el barandal de las escaleras y junto con otros vecinos la ayudaron a liberarse.
La vecina testificó que junto con otro vecino entraron al domicilio por la puerta trasera, tras escuchar los grito de auxilio de la mujer; al ingresar observó a la víctima totalmente desnuda, esposada y amordazada del barandal de sus escaleras, “estaba muy golpeada, y lo que hice fue cubrirla con una cobija que estaba en la sala de su casa”. Acto seguido le habló a otro vecino para que le ayudará a cortar las esposas para lo cual utilizó una segueta.
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El proceso legal y la sentencia
Un dictamen médico legista constató golpes contusos en la cabeza, cara, espalda, brazos y piernas de la mujer, así como una herida lacerante en el oído izquierdo. Un dictamen psicológico reveló que la mujer presentaba alteración del estado emocional, caracterizada por indicadores psicológicos de ansiedad, inseguridad, angustia y temor, relacionados con los hechos denunciados.
El agresor fue acusado de violencia familiar equiparada y privación ilegal de la libertad agravada, su proceso lo enfrentó en libertad. El testimonio de la víctima, los informes médicos que documentaban las lesiones, el dictamen psicológico que revelaba el trauma emocional, y el testimonio de los vecinos que presenciaron el rescate fueron los que sirvieron para dictar una sentencia a través de un procedimiento abreviado.
El agresor fue condenado a dos años de prisión por los delitos de violencia familiar equiparada y privación ilegal de la libertad agravada, así como al pago de una multa equivalente a 6 mil 158 pesos. Además, se le ordenó someterse a un tratamiento psicoterapéutico reeducativo especializado para personas agresoras.
Sin embargo, su pena de prisión fue conmutada por 365 jornadas de trabajo a favor de la comunidad en el municipio de Chilcuautla y se solicitó el pago de reparación de daños y perjuicios a favor de la víctima.
Violencia familiar y abuso policial
En 2022, año en que ocurrieron los hechos narrados, en Hidalgo se presentaron 6 mil 929 denuncias por violencia familiar; y se abrieron 541 carpetas de investigación por delitos cometidos por servidores públicos, entre los que se incluye el abuso policial.
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