Pachuca.- Los momentos finales de la vida de Jesucristo fueron representados por Moisés Quintero, un pachuqueño de 35 años, quien trabaja en la Comisión de Agua y Alcantarillado de Sistemas Intermunicipales (Caasim). Su participación se realizó en el tradicional Viacrucis de Cubitos, unos de los más representativos de Pachuca.
Este ritual religioso de Semana Santa cumplió 55 años de tradición entre las familias de esta colonia elevada de la capital hidalguense. Algunos asistentes llegaron en taxi, otros a pie desde sus hogares. Previo a iniciar el recorrido, actores y organizadores se reunieron para darse consejos, abrazos de agradecimiento y desearse suerte.
Los canticos católicos se perdían entre los gritos de comerciantes que ofrecían: melones, helados, coco, gorros, sombrillas, globos, juguetes, frituras y bebidas para refrescar a los asistentes ante el calor que alcanzó los 22 grados para el mediodía.
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También hubo puestos de barbacoa de pollo, gorditas, quesadillas, alitas, pizza, tacos, chalupas y algunos otros platillos para calmar el hambre de los creyentes que acudieron al viacrucis 2025, en Cubitos.
Quien representó a Jesucristo, Moisés Quintero, caminó entre la multitud de puestos y personas para llegar a su juicio final frente a Poncio Pilato, interpretado por José Luis Guzmán. Las primeras escenas tuvieron lugar en las canchas deportivas, frente a la escuela primaria Bartolomé de Medina, donde Poncio Pilato, su esposa Claudia, el Rey Herodes y sumos sacerdotes discutieron el destino de Jesús de Nazareth.
Finalmente, sentenciaron a muerte al que se decía rey de los judíos e inició el recorrido de Moisés Quintero y la cruz por las calles de esta colonia pachuqueña conocida por el macromural pintado en las casas de varios vecinos.
El recorrido del viacrucis
En la primera caída, Pedro le pidió perdón por haberlo negado. María, representada por Nancy Hernández, se acercó a su hijo para abrazarlo en su agonía. Alrededor las personas guardaron silencio para escuchar las palabras de quién representó a Jesucristo, "déjame llorar madre", le dijo.
La procesión continuó con los niños tamboristas marcando el paso, los cantos, las aves marías, los padres nuestros, las exclamaciones de dolor de Quintero y del joven que interpretó a Simón de Cirené, quien ayudó a cargar la Cruz.
En la siguiente estación, una de las mujeres del contigente de nombre Verónica limpió el rostro de Jesús, cómo lo cuenta la historia.
El caminar se comenzó a alentar cuando la inclinación del cerro aumentó el ritmo cardíaco de las personas y actores, la calle se hizo más estrecha y empezó la terracería después de la séptima estación, cuando Jesucristo cayó por segunda ocasión.
"Perdona a tu pueblo señor, perdona a tu pueblo, perdónale señor", cantó el coro de la iglesia.
Para las 2 de la tarde, la temperatura ascendió a 25 grados. El sol no fue piadoso con los participantes y tras tantos golpes parte de la representación, algunos sufrieron heridas y mareos por el esfuerzo.
10 mil asistentes
Tras ser despojado de su vestimenta, se representó como Jesús fue clavado en la cruz y murió ante los ojos de 10 mil personas que buscaban un espacio para observar el ritual de Semana Santa.
En el recorrido, elementos de Bomberos y de la Policía estuvieron interviniendo y organizando al contigente para evitar accidentes. Pese a ello, se registraron tres conatos de bronca.
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