Ixmiquilpan.— A un costado de la clínica rural del Dexthí San Juanico un albañil escarba tierra, adentro hay dos trabajadores más, uno aplana mientras el otro coloca cables montado en una escalera. Rodean el edificio tarimas, bultos de cemento, grava y polvo levantado por el aire que que acentúa el clima árido de este poblado indígena del Valle del Mezquital, ubicado a 85 kilómetros de Pachuca, la capital de Hidalgo.
La clínica forma parte del cementerio de hospitales que recibió el presidente Andrés Manuel López Obrador al inicio de su gobierno y es una promesa incumplida para los hidalguenses desde 2011. Políticos la han ido heredando a lo largo de trece años: pasó de la alcaldía de Ixmiquilpan al gobierno estatal y a partir de junio de 2023 al gobierno federal, luego que la administración de Julio Menchaca cedió la infraestructura del sector salud estatal al régimen del IMSS Bienestar, que en papel se presenta como un modelo que equipará, dotará de insumos y pondrá a funcionar unidades que llevaban años sin operar.
Vecinos del Dexthí coinciden en que la obra no terminará a finales de mayo como les informaron, debido a que falta terminar la instalación eléctrica, el aplanado, colocar los muebles de baño y no hay indicios de la compra de equipamiento: escritorios, anaqueles, instrumental, certificaciones y un largo etcétera, pese a todo, tienen fe en que antes de finalizar el año sus enfermos podrán recibir atención en el sitio por el que han luchado por más de una década.
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Sin embargo, la clínica rural del Dexthí San Juanico aparece con estatus de suspendida, en la actualización de diciembre de 2023 del Plan Maestro de Infraestructura Física en Salud. En los reportes de fechas anteriores, que corresponden a 2021 y 2022, el estatus de obra era en proceso, con un costo estimado de 628 mil 93 pesos.
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Aunado a que está en un limbo administrativo: el IMSS Bienestar Hidalgo informó que recibirá el proyecto hasta que concluyan las obras que todavía están a cargo de la Secretaría de Salud del estado, institución a la que se consultó, pero no hubo respuesta, además, el gobierno estatal respondió vía transparencia (folio 13021310028721) que el Centro de Salud Dexthí San Juanico fue construido por el municipio de Ixmiquilpan.
En 2017 dijeron que ya estaba terminada, pero no era cierto
Faustino Zapote Baltazar se encargó de gestionar el proyecto en el lejano 2007. Es un hombre orgulloso de su origen otomí y un agente activo dentro de la comunidad, recuerda con claridad el largo historial de la clínica, lo narra con tranquilidad parado en el terreno de lo que será el estacionamiento, lo acompañan Gabriela Pérez, la joven delegada del Dexthí y otros dos vecinos, Mauricio Hernández y una adulta mayor, que permanece sentada en unas tarimas apiladas a un costado de la obra.
La historia se remonta a 2004, cuando los vecinos propusieron construir una clínica de primer nivel que sustituyera al centro de salud —ubicado en el corazón de la localidad—, debido a que fue construido en la década del 70, y aunque no ha dejado de brindar atención médica hasta el día de hoy, el tipo de servicios que ofrece son insuficientes, además sólo hay una pasante de médico, que atiende también a enfermos de pueblos aledaños: Uxtheje, Naxthey, Boxhuada.
Sin embargo, el entusiasmo de los vecinos del Dexthí encontró el primer obstáculo: el centro de salud estaba registrado dentro del régimen plan materno infantil (PMI-2548/HGO-063/04) en la Clave Única de Establecimientos de Salud y no coincidía con los servicios que contemplaba la nueva clínica.
Los relatos de Faustino y Gabriela coinciden, la burocracia atrasó tres años el proyecto, entre 2004 y 2007 se organizaron en comisiones para solucionar los trámites y papeleos.
“Para el 2007 yo estuve como representante, ahí estuvimos constantemente con todos los vecinos, con los pueblos aledaños para solicitar esta clínica, no nos querían dar simplemente porque no teníamos la matrícula adecuada y era lo que nos impedía, les decíamos ¿acaso la matrícula es necesaria cuando nosotros nos enfermamos?, yo digo que no, además el sector salud es para todo el ser humano, no es para uno solo”.
A finales de 2010 un comité vecinal consiguió la aprobación de la primera etapa de la obra—le asignaron alrededor de 736 mil pesos de presupuesto—, después de ir y venir a la presidencia municipal de Ixmiquilpan y al palacio de gobierno en Pachuca, que está a 85 kilómetros de su localidad.
El comité vecinal recibió los planos de la clínica: incluye un consultorio de medicina general con sala de exploración, inmunizaciones y curaciones, hidratación oral y recuperación, farmacia, almacén, residencia médica, cocina, cuarto RPBI (Residuos Peligrosos Biológicos Infecciosos), sanitarios públicos y de personal, sala de usos múltiples.
Para agosto de 2011 empezó la construcción del edificio, los habitantes del Dexthí realizaron faenas: limpieza del terreno, así como aportaciones económicas para la compra de varilla y cemento para el acceso a la clínica. Al pasar unos meses, los trabajadores se retiraron de la obra dejándola inconclusa.
“La obra negra no se terminó, estuvimos insistiendo, batallando, para que se terminara, inclusive, el edificio lo habían dejado mocho, inconcluso, no tenía la parte de lo que es la lavandería y un consultorio, eso no nos los habían dado, aun habiendo los planos arquitectónicos dijeron que no existía”, dice Faustino.
Gabriela asiente con la cabeza, viste una playera negra de una banda de K-pop, usa una gorra y gafas, unas horas antes había dicho que la clínica empezó cuando ella todavía era menor de edad, ahora es mamá de un pequeño varón que pedalea un triciclo.
Para 2012, la comunidad consiguió que se concluyera el consultorio y la lavandería, después, los trabajadores dejaron de ir, pasaron cinco años. Faustino detalla que en 2017 se retomaron los aplanados, la colocación del azulejo, del impermeabilizante, puertas, ventas, pintaron la fachada y dijeron que la obra estaba terminada.
“Las autoridades dieron por terminada la obra en el 2017, cosa que no estaba, era una obra inconclusa, siempre le decíamos a las autoridades que vinieran a ver, y sobre todo aquí del municipio, ellos sabían que no estaba concluida, pero el estado decía que sí estaba concluida, entonces les decíamos ¿de dónde está concluida? Si no tenemos cómo utilizarla, es un edificio, le faltaba todo lo de adentro”, recuerda Faustino, mientras acentúa con las manos lo que dice.
A un costado, Mauricio Hernández —que había permanecido en silencio— interviene en la conversación, dice que es gracias a la gestión de los vecinos que la obra ha ido avanzando, reflexiona sobre la necesidad de atención médica que hubo durante los años de la pandemia de covid-19.
“Hay tanta necesidad, ahorita del covid lo que pasó, aquí fallecieron muchos de nuestros vecinos, gente del pueblo, si esto hubiera funcionado se hubieran salvado vidas”, expresa con certeza, mientras el sol se empieza a ocultar detrás del edificio que algún día (tal vez) atienda a los enfermos del Dexthí San Juanico.
sjl