Tulancingo.- “La única forma de hacerme de un patrimonio la encontré en el Infonavit”, narra Erika, quien en 2002 adquirió un préstamo con el ente gubernamental para comprar una vivienda, dice, desde esa fecha ha sido puntual con el pago mensual, pero con tristeza ha visto que su deuda no baja, al contrario, se duplicó.
Erika Rubio González es una de miles de personas que recurrió a un crédito del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), organismo de México, que ofrece un sistema de financiamiento para obtener crédito barato y suficiente para adquirir, construir, ampliar o mejorar una vivienda, pagar un pasivo hipotecario o adquirir en propiedad suelo para construir.
En 2002 Erika solicitó un crédito Infonavit por 235 mil pesos para comprar una casa que se ubica en la colonia Caltengo, en Tulancingo, municipio del sur de Hidalgo, a pesar de realizar los pagos mensualmente sin retraso, al día de hoy acumula una deuda de 480 mil pesos.
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“Cuando se solicita el crédito de Infonavit para una casa se hace con gran ilusión, porque esta es la forma que yo conocía para hacerme de un patrimonio; sin embargo, con el paso de los años uno se da cuenta de que es una deuda prácticamente impagable, que después de 20 años debes mucho más de lo que te prestaron”.
Rubio González es bibliotecaria y madre soltera de una hija, y a lo largo de 21 años (a pesar de haber pasado un año sin empleo), ha cubierto los pagos establecidos en el crédito; para finales del 2022, y con conocimiento de su deuda, se informó sobre el programa Responsabilidad Compartida, que consiste en cambiar el crédito de Veces Salarios Mínimos a peso, con el cual las mensualidades y saldos permanecen fijos durante un plazo acordado, sin incrementos anuales, con acceso a las tasas de interés más bajas del mercado hipotecario, dependiendo del nivel de ingreso, de acuerdo con el sitio web de Infonavit.
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“En 2002 me prestaron 235 mil pesos, y en el 2022 debía 280 mil pesos. Con el cambio a Veces Salario Mínimo la deuda subió en ese momento a 480 mil pesos, la única supuesta ventaja es que la mensualidad se congeló, de tres mil pesos que pagaba, ahora son cuatro mil mensuales. De otra manera, cada que aumenta el salario mínimo, incrementa la deuda, no con el mismo porcentaje, pero sí”.
En su experiencia, afirma que una desventaja al solicitar un crédito es que al estar registrado con un sueldo, si por alguna razón se cambia de empleo y los pagos son menores, las mensualidades no cambian, como fue su caso: en 2018 su percepción mensual era de alrededor de 9 mil pesos, de lo cual destinaba 3 mil al pago de Infonavit; durante su año de desempleo continúo pagando la misma cantidad, y en la actualidad con un ingreso mensual de 6 mil pesos, destina 4 mil pesos al abono de su crédito.
“Es increíble que se permita un interés tan alto con una serie de impedimentos para el empleado; que no se vea su sueldo completo durante la vida laboral, y con conocimiento de que los salarios son bajos. Quien decide aceptar tendrá una deuda hasta por más de 30 años”.
Créditos viejos no alcanzan beneficios
Detalla que si bien hay programas para facilitar los pagos no todos son accesibles, ya que estos dependerán del historial crediticio y del año en que se recibió el crédito. Un ejemplo de ello es la medida de apoyo que se implementó por la emergencia sanitaria por covid-19, con el cual se realizaba una reducción temporal en los pagos hasta de un 50 por ciento.
“Este programa en mi caso no aplicó porque mi crédito era del 2002 y solo era para más recientes. Otro programa es que según te condonan el 50 por ciento, pero aplica siempre y cuando hayas pagado ya el 75 por ciento del adeudo”.
Con la modalidad actual de su crédito, Veces Salario Mínimo a pesos del programa Responsabilidad Compartida, Erika comparte que terminará de pagar su casa dentro de nueve años, pagos que absorben el 66 por ciento de su salario mensual, situación que limita la calidad de vida de su familia.
Una casa bien cimentada
“Es frustrante y sí afecta en lo emocional que a este organismo se le permita tanto abuso y que el empleado termine pagando el triple o más de lo que originalmente costó su vivienda, en mi caso, la vivienda que tengo es de aceptable calidad, pero hay otras en las que el material y los acabados son pésimos y eso no se verifica, quién construye lo hace con ínfima calidad”.
Su casa es de una planta con sala comedor y dos recámaras, un baño completo, una pequeña cocina y un patio delantero, la cual, señala, no ha requerido intervención en su estructura, únicamente mantenimiento derivado de los años y el clima.
“Yo no recomiendo esta alternativa, pero desafortunadamente en muchos casos es la única forma de hacerse de un patrimonio, más bien se necesita que exista interés de las autoridades para que Infonavit sea realmente un apoyo para el trabajador, y no un verdugo durante 30 años. Sería ideal que se preste la cantidad que requiere el trabajador, pero a un interés razonable”.
sjl