OPINIÓN

La locura comercial de Trump: un apocalipsis económico en marcha

El libre comercio, con sus imperfecciones, ha sido un motor de crecimiento global durante generaciones. Trump, sin embargo, lo ve como una amenaza. Para él, los aranceles son un martillo para equilibrar la balanza | JOSÉ LUIS LIMA GONZÁLEZ

Donald Trump, presidente de los Estados Unidos.Créditos: AFP
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Donald Trump ha encendido nuevamente la mecha de la guerra comercial, y el mundo siente el calor. Con aranceles del 20% a la Unión Europea y un contundente 34% a China, anunciados esta semana, el presidente estadounidense ha desatado una tormenta que podría redefinir el comercio global. Es un movimiento audaz, casi teatral, que recuerda los días de la Ley Smoot-Hawley de 1930, cuando los aranceles agravaron la Gran Depresión. Pero, ¿es esta una estrategia brillante para revitalizar la industria americana o un error que pagaremos todos?

El libre comercio, con sus imperfecciones, ha sido un motor de crecimiento global durante generaciones. Trump, sin embargo, lo ve como una amenaza: Estados Unidos, dice, ha sido saqueado por socios que exportan más de lo que importan. El déficit comercial con la UE supera los 235,000 millones de dólares, y con China es aún mayor. Para él, estos aranceles son un martillo para equilibrar la balanza. Pero la historia advierte que el proteccionismo puede ser un bumerán.

Europa ya prepara represalias, apuntando a íconos americanos como el bourbon y las Harley-Davidson, mientras China, con su historial de contraataques, no se quedará quieta. Los mercados tiemblan: el S&P 500 duda, y el yuan se tambalea. Expertos predicen menos crecimiento, más inflación y despidos. Los consumidores, desde Nueva York hasta Madrid, pagarán más por todo, desde tecnología hasta vino.

En México, sin embargo, la historia toma un giro inesperado. Esta semana, la Casa Blanca eximió al país de aranceles adicionales, un respiro tras meses de tensión. En su conferencia matutina del 3 de abril, la presidenta Claudia Sheinbaum celebró este logro: “En el caso de México no hay aranceles adicionales, y eso es bueno para el país. Es resultado de la buena relación que hemos construido con Estados Unidos, basada en el respeto”. Subrayó que el diálogo sigue abierto, especialmente para proteger sectores clave como la automotriz, el acero y el aluminio.

Trump no está del todo equivocado al señalar desequilibrios. China ha jugado con ventaja, manipulando su moneda y subsidiando industrias, mientras la UE impone barreras sutiles. ¿Por qué no exigir un ajuste? El problema es el enfoque: aranceles como arma tosca en lugar de negociación precisa. Es como tratar un dolor de cabeza con un martillazo.

Creo que esto es un error disfrazado de audacia. Trump subestima la interdependencia global. Las cadenas de suministro no son interruptores; son redes delicadas que, al romperse, generan caos. Estados Unidos podría ganar empleos a corto plazo, pero el costo será una economía fragmentada y un liderazgo erosionado. China, con su paciencia estratégica, podría beneficiarse, mientras Europa busca nuevos socios. México, por su parte, apuesta por la integración: Sheinbaum insistió en que no habrá retaliación arancelaria, sino un fortalecimiento del mercado interno y la cooperación bilateral.

La pregunta es provocadora: ¿y si Trump acierta en el problema, pero falla en la solución? El comercio global necesita ajustes, pero esta guerra arancelaria parece más venganza que visión. En un mundo enfrentando crisis climáticas y desigualdad, ¿es este el momento de dinamitar puentes? Piensen: el precio de esta “liberación” podría ser una trampa para todos.

#CuartoDeGuerra | José Luis Lima González, columnista de LSR Hidalgo. X: @pplimaa