El futbol mexicano se ha visto sacudido recientemente por un escandalo de apuestas ilegales que involucra a jugadores del Real Apodaca y Correcaminos. Estos incidentes han puesto en entredicho la integridad del deporte y han encendido las alarmas sobre la creciente influencia de las casas de apuestas en el rendimiento y los resultados de los partidos. Aunque el negocio de las apuestas deportivas genera miles de millones de pesos al año, su impacto en el futbol es una preocupación global.
Todo comenzó cuando se filtró una videollamada en la que jugadores del Real Apodaca, equipo de la Liga Premier, discutían detalles sobre un posible amaño de partido. En la conversación, se mencionaba la necesidad de que el encuentro tuviera más de 3.5 goles, sugiriendo una manipulación del marcador para beneficiar apuestas específicas. Tras la difusión del video, la directiva del club tomó cartas en el asunto y separó a los jugadores implicados, dejando claro que no tolerarán actos que vayan en contra de los valores y la ética deportiva. Paralelamente, en la Liga de Expansión, el club Correcaminos se vio envuelto en una controversia similar. Un correo electrónico procedente de Europa alertó sobre un posible amaño en el partido entre Correcaminos y Celaya, disputado el 8 de febrero de 2025, que terminó con una derrota de 4-1 para los tamaulipecos. En el correo se mencionaba la existencia de un video donde jugadores acordaban manipular el resultado del encuentro para favorecer ciertas apuestas. Ante estas acusaciones, la directiva del club expresó su disposición a colaborar plenamente con las autoridades para esclarecer los hechos y reiteró su compromiso con la transparencia y el juego limpio.
Estos casos no son aislados ni exclusivos de México. En España, Kike Salas, jugador del Sevilla FC, fue detenido por presuntamente forzar tarjetas amarillas para beneficiar a personas de su entorno en apuestas deportivas. Aunque la legislación española actual solo penaliza la corrupción deportiva cuando se altera el resultado de la competición, este caso dejó en evidencia las lagunas legales y la necesidad de una regulación más estricta para abordar todas las formas de manipulación en el deporte. Algo similar ocurrió en la Serie A de Italia con el caso de Sandro Tonali y Nicolo Fagioli, quienes fueron sancionados por participar en apuestas dentro del futbol, lo que generó un debate sobre la falta de supervisión y la vulnerabilidad de los jugadores jóvenes ante estos esquemas.
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El crecimiento de las apuestas deportivas en México ha sido exponencial. En 2024, se estima que la población de apostadores alcanzó los 39.26 millones de adultos, lo que representa un aumento significativo respecto a los 33 millones en 2022. El mercado genera cientos de millones de pesos mensuales, posicionando al país como un actor clave en la industria de juegos de azar en América Latina. El problema radica en que, aunque el sector está regulado por la Secretaría de Gobernación, muchas plataformas operan desde el extranjero, eludiendo impuestos y regulaciones locales. Esto facilita la manipulación de partidos y el involucramiento de jugadores en apuestas ilegales, sin que existan mecanismos claros para detectarlo y sancionarlo a tiempo.
La creciente popularidad de las apuestas deportivas ha generado preocupaciones sobre su impacto en la integridad del fútbol. La tentación de obtener ganancias rápidas puede llevar a jugadores y otros involucrados a participar en prácticas deshonestas, poniendo en riesgo la credibilidad del deporte y la confianza de los aficionados. Además, se ha documentado que un número significativo de jóvenes desarrollan adicción al juego debido a la fácil accesibilidad de estas plataformas, muchas de las cuales bombardean con publicidad en eventos deportivos sin restricciones claras.
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Para enfrentar este problema, es fundamental que las autoridades deportivas y gubernamentales trabajen en conjunto para establecer medidas más estrictas de control y supervisión. Una de las soluciones podría ser la creación de un organismo independiente que monitoree de manera constante los patrones irregulares en las apuestas y establezca sanciones inmediatas en caso de detectar actividades sospechosas. Asimismo, se requiere una mayor regulación de la publicidad de casas de apuestas en eventos deportivos, siguiendo el modelo de países europeos que han restringido drásticamente su presencia en el futbol. También es crucial que los clubes implementen programas educativos para concientizar a los jugadores sobre los riesgos legales y personales que implica involucrarse en apuestas.
Los casos de Real Apodaca y Correcaminos son un claro recordatorio de los peligros que las apuestas ilegales representan para el futbol. La colaboración entre clubes, federaciones y autoridades es esencial para proteger la integridad del deporte y garantizar que siga siendo una competencia justa y apasionante para todos. El negocio de las apuestas llegó para quedarse, pero si no se regula adecuadamente, el futbol corre el riesgo de convertirse en un espectáculo manipulado en el que la emoción de la competencia real se vea reemplazada por el cálculo frío de quienes buscan lucrar con los resultados.
#CuartoDeGuerra | José Luis Lima González, columnista de LSR Hidalgo. X: @pplimaa