GOBIERNO FEDERAL

Prometieron salud en cada hogar, pero en el camino médicos hallaron cuotas, carencias y desilusión

Un médico que recorrió comunidades de Hidalgo relata cómo el programa Salud Casa por Casa, pensado para llevar atención digna, terminó convertido en cuotas, prisas y abandono

La estrategia de salud empezó en Tepeapulco, Hidalgo
Programa federal.La estrategia de salud empezó en Tepeapulco, Hidalgo Créditos: LSR Hidalgo
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Pachuca.— Retos, carencias y contradicciones expone trabajador de la salud que formó parte del programa para el Bienestar “Salud Casa por Casa”, una estrategia federal que busca llevar atención médica primaria hasta los hogares, pero que en la práctica enfrenta múltiples limitaciones.

El entrevistado, quien solicitó omitir su nombre, trabajó en comunidades de Atitalaquia y relató que al inicio del programa no existía presión por cumplir metas de cobertura, no obstante, conforme avanzaron los meses las autoridades comenzaron a exigir cuotas diarias de consultas, lo que cambió radicalmente la dinámica laboral.

“Primero nos dijeron que no había metas, después, que si no atendíamos a diez pacientes diarios, nos íbamos. Eso obligó a muchos a trabajar más rápido, a veces sin la calidad que merecen los usuarios. Una consulta bien hecha requiere hasta hora y media. Si vas a toda prisa, terminas checando solo la presión y ya”, explicó.

Salud Casa por Casa

Es uno de los nuevos Programas para el Bienestar del gobierno de México y tiene el objetivo de mejorar las condiciones de acceso a los servicios de salud de personas de 65 años en adelante y personas con discapacidad.

Imagen ilustrativa | Crédito: LSR Hidalgo

Consiste en que personas facilitadoras de salud a personas derechohabientes o no del IMSS, ISSSTE o algún otro sistema de seguridad social, se realizan visitas periódicas a los hogares para garantizar la atención y seguimiento integral del estado de salud.

En Hidalgo la presentación del programa, a cargo de la presidenta Claudia Sheinbaum, se llevó a cabo el pasado 13 de junio, ocasión en la que se informó que cerca de 20 mil enfermeras, enfermeros, médicas y médicos, serían los responsables de llevar el control del historial clínico de pacientes y de entregar una cartilla de salud con la cual se tendrá registro de tratamientos y de las propias visitas.

En Hidalgo, 469 servidores de la salud recorrerán las 12 regiones para las visitas en las que se lleva a cabo el Censo de Salud y Bienestar, para conocer la historia clínica de cada persona así como sus condiciones de salud, vivienda, ocupación, ingresos y educación.

Dificultades en la atención domiciliaria

En campo, uno de los principales obstáculos que enfrentan, asegura, es la ausencia de los usuarios, ya que al tratarse de adultos mayores todavía activos, muchos salen a trabajar, a vender, a visitar a sus hijos o simplemente a realizar trámites, y a quienes se localizan la dificultad radica en las condiciones para su atención.

Imagen ilustrativa | Crédito: LSR Hidalgo

“Era incómodo llegar y que la persona estuviera comiendo o bañándose. Algunos te invitaban a desayunar o a cenar, pero eso retrasaba más el trabajo. Al final opté por visitar a quienes estuvieran en casa y así iba avanzando poco a poco”.

Imagen ilustrativa | Crédito: LSR Hidalgo

El tiempo invertido en cada consulta varía, desde ubicar el espacio dentro de las casas, hasta contar con las condiciones para atender a personas con discapacidad. La valoración podía tardar hasta dos horas. Explicó que, al no existir un horario fijo de entrada o salida, las jornadas se extendían más de lo planeado, complicando los traslados de comunidades a cabeceras municipales.

Carencias de equipo y limitaciones en las valoraciones

El programa dotó a los trabajadores de equipo básico, insuficiente para valoraciones más completas. En el caso de la persona entrevistada, con su dinero propio adquirió tiras reactivas y utilizaba su glucómetro personal para apoyar a pacientes con diabetes, ya que el programa no les proporcionaba este material.

Imagen ilustrativa | Crédito: LSR Hidalgo

“Había adultos mayores descontrolados, abandonados, sin familia, ni recursos. ¿Cómo no vas a querer saber si están en riesgo? Pero oficialmente, solo podíamos revisar signos vitales”, expresó.

Intentos por invitar a los usuarios a talleres de salud mental o de vacunación fueron desalentados por los coordinadores, quienes le pidieron no hacerlo porque no formaba parte del programa. “Me dijeron que eso no nos sumaba nada. Pero yo veía ancianos en depresión, con hijos asesinados, en la cárcel o ausentes, y era evidente que necesitaban más apoyo”, expuso.

Prestaciones ausentes y pagos irregulares

Otro punto que el trabajador denunció fue la falta de derechos laborales, pues a pesar de recibir un pago de alrededor de 17 mil pesos mensuales, mediante el Banco del Bienestar, no cuentan con seguro social, vacaciones, ni prestaciones. “Nos manejan como promotores de salud, pero en realidad hacemos funciones médicas y de enfermería. No hay contratos, ni estamos registrados en el SAT”.

Imagen ilustrativa | Crédito: LSR Hidalgo

El peso de las metas

En el último tramo del programa, la presión por las metas se ha intensificado, recientemente autoridades de salud han determinado que cada trabajador debe cumplir con al menos diez consultas diarias, aunque en la práctica muchos apenas alcanzaban entre cuatro o cinco debido a la extensión de cada valoración.

“Cada visita requería tres consentimientos: uno para ingresar al domicilio, otro para tocar físicamente al paciente y un tercero para el uso de imagen. Explicar esto llega a tardar hasta media hora, sobre todo cuando el usuario no sabía leer o tienen problemas de vista. Entonces hacer visitas por cumplir con cifras sacrifica la calidad, y, además, si un adulto mayor ve que llegas, le tomas la presión y te vas, pierde la confianza en el programa. Dicen: ‘para eso mejor voy a la farmacia o al centro de salud’. Eso afecta la credibilidad de la estrategia”.

El entrevistado asegura que, aunque el programa busca acercar la atención a adultos mayores y personas en situación de vulnerabilidad, en la práctica las carencias amenazan con desvirtuar su propósito. La presión por cumplir metas, la desconfianza de los usuarios y la ausencia de prestaciones laborales para los trabajadores son elementos que cuestionan la viabilidad de esta estrategia a largo plazo.

Imagen ilustrativa | Crédito: LSR Hidalgo

“Queremos ayudar, pero con estas condiciones es difícil hacerlo bien. No se trata de acumular números, sino de dar atención de calidad. Si el programa no se corrige, los beneficiarios perderán la confianza y nosotros, como trabajadores, el ánimo de seguir”.

sjl