Pachuca.— “Un puño de tierra”, “Mi gusto es”, “El Muchacho Alegre”, canciones que emite la banda de viento, con sus trompetas y tambores, se mezcla con el aire cálido de la tarde, marcando el compás de un adiós forzoso. En el panteón de El Tezontle, en Pachuca, Hidalgo, el mismo lugar donde sus risas de niño resonaron alguna vez, Paulino Castañeda Aguilar, agente de investigación, es despedido y llevado a su última morada terrenal.
Amigos, familiares, conocidos y compañeros de trabajo se congregan, sus rostros marcados por el dolor y la incredulidad.
Paulino, el agente de investigación de la División de Investigación adscrito al Centro de Justicia para Mujeres, yace ahora en la fosa que lo recibirá por siempre.
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"¡Paulino Castañeda Aguilar! ¡Paulino Castañeda Aguilar!", su nombre es gritado por última vez en el solemne pase de lista, una tradición que retumba en el silencio del camposanto.
El eco de su nombre se disipa en el viento, mientras las coronas, enviadas por sus compañeros y las distintas divisiones de la agencia, adornan la tumba que lo albergará.
Su madre, inconsolable, pide se haga justicia, mientras el encargado de Despacho, Francisco Fernández Hasbun, promete que así será.
La melodía de "El muchacho alegre" inunda el ambiente, una ironía cruel en este momento de tristeza, mientras el féretro es lentamente descendido a la tierra.
Sus compañeros de la Agencia lo recuerdan como un maestro generoso, siempre dispuesto a compartir su conocimiento y experiencia. Un hombre que dedicó su vida a la justicia, y que encontró un final trágico en el cumplimiento de su deber.
Paulino falleció en el hospital, días después de ser rescatado de las garras de un grupo de seguidores de la secta Angelito 666. Había sido enviado para notificar una orden de restricción a un presunto generador de violencia contra las mujeres, una misión que le costó la vida.
Hoy, Paulino es llorado por su hija de 12 años, quien con el rostro empapado en lágrimas se aferra a su madre, la esposa de Paulino, quien también lo despide con un dolor inmenso.
La tierra recibe a Paulino, pero su legado y el dolor de su partida perdurarán en los corazones de quienes lo conocieron y amaron.
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