DONACIÓN DE ÓRGANOS

Sobrevivir con un pedacito de vida prestado; paciente renal cuenta cómo es vivir con un trasplante

Alonso padeció una enfermedad crónico-degenerativa que cambió su vida, pues dejó de hacer distintas actividades cuando era adolescente y las pudo retomar hasta la adultez

Víctor Alonso González García lleva casi dos décadas con un riñón trasplantado
Víctor Alonso González García lleva casi dos décadas con un riñón trasplantadoCréditos: Especial
Escrito en HIDALGO el

PACHUCA.- Víctor Alonso González García era un adolescente sano al que le gustaba practicar beisbol y taekwondo hasta que un día convulsionó y lo que parecía ser un padecimiento neurológico terminó siendo un diagnóstico de insuficiencia renal crónica que lo tenía al borde de la muerte, y si bien gracias a un trasplante sobrevivió, su vida no volvió a ser la misma, pues dejó de hacer muchas actividades.

Fue a los 17 años de edad, prácticamente en el fin de su adolescencia, cuando el joven sufrió un desmayo repentino que lo llevó a una sala de urgencias de un hospital, donde había incertidumbre sobre lo que le pasaba a su cuerpo hasta que estudios avanzados le dieron buenas y malas noticias, pues si bien se descartó un problema en su cerebro, se le comentó que padecía una enfermedad crónico-degenerativa.

Víctor Alonso González García era un adolescente sano al que le gustaba practicar beisbol y taekwondo hasta que un día convulsionó y lo que parecía ser un padecimiento neurológico terminó siendo un diagnóstico de insuficiencia renal crónica
Víctor Alonso González García recibió un diagnóstico de insuficiencia renal crónica / Imagen ilustrativa: stock

Lo que los médicos le diagnosticaron fue una intoxicación grave ocurrida debido a que en algún momento sus riñones dejaron de funcionar bien, es decir, no filtraban las toxinas que son comunes en el organismo humano al comer y beber, entonces, poco a poco su sangre y órganos se fueron contaminando, lo que desencadenó las convulsiones que tomaron por sorpresa al joven que estudiaba en ese momento.

A partir del diagnóstico, la vida de Víctor Alonso González García tuvo un giro de 180 grados, como comúnmente se dice, pues quien era un adolescente pleno y considerado por él mismo como independiente, pasó a un largo ir y venir en hospitales y requerir cuidados que le hicieron privarse de aspectos que para una persona son comunes, pero pudo tener un trasplante y ahora narra su historia completa a LSR Hidalgo.

Un adolescente activo pasó a estar aislado y dependiendo de familiares

Antes de convulsionar por primera vez y también recibir su diagnóstico de paciente renal, Víctor Alonso González García se consideraba un adolescente activo e independiente, solía convivir con amigos con quienes bromeaba y platicaba de temas típicos, así como asistir a la escuela y además practicaba deportes que le hacían tener una buena condición y una forma física que no sabía iba a perder.

Principalmente, practicaba béisbol o taekwondo, aunque también le gustaba correr y no se perdía las llamadas retas de futbol en las canchas deportivas de su escuela preparatoria a la que acudía; mientras que, en lo independiente, recuerda para LSR Hidalgo que se encargaba de hacer todos los trámites escolares necesarios para su formación e inclusive tuvo un empleo con el que costeaba gastos y “gustitos”.

Tenía solo 17 años de edad cuando su vida cambió de una forma bastante radical / Imagen ilustrativa: stock

Pero cuando recibió su diagnóstico, todo lo anterior se desvaneció sin aviso alguno y pasó a tener cuidados especiales y hasta meticulosos, desde dejar de consumir refrescos o grandes cantidades de agua por la naturaleza de su padecimiento, hasta cambiar su alimentación a una más natural, dejando los enlatados, embutidos y la sal; en lo físico, ya no pudo hacer deportes y ni si quiera un juego callejero de pelota, correr o saltar.

“Después de este acontecimiento (convulsiones y diagnóstico de falla renal) pues ya me olvidé de los deportes… Obviamente la independencia que yo tenía se fue, porque estaba al cuidado de mis padres e igual dejé la escuela, que incluyó a mis amigos, salir con ellos y convivir… Hasta después, varios años más tarde, pude retomar y terminar la preparatoria y posteriormente una carrera que fue diseño gráfico.”

 

Dejó de practicar deportes, ir a la escuela y hasta de comer ciertos alimentos / Crédito: Cristian Estefes

La esperanza de un órgano que nunca flaqueó

Prácticamente a la par de cuando le dijeron al adolescente que tenía una falla renal, le explicaron que iba a ingresar a una lista de espera nacional en la que se concentran cientos de pacientes, no sólo como él, que padece de los riñones, sino del corazón, pulmones, hígado y otros órganos y al preguntar si hubo temor o pensamientos de que podría permanecer mucho tiempo e incluso fallecer sin ser beneficiado dijo que no.

Él no formó parte de los casos de quienes mueren antes de recibir la noticia de que podrán sobrevivir con un pedacito de vida prestado, pero Víctor Alonso González García sí tenía una preocupación en su mente y esta era mantenerse estable lo más que pudiera, pues su enfermedad le trajo distintas complicaciones como en el corazón; tras un año su organismo se estabilizó, pero siguió la espera.

El joven nunca pensó no poder ser beneficiado de la lista de espera de trasplantes / Crédito: Cristian Estefes

Recuerda que fue doblemente afortunado, ya que una semana antes de que fuera programado a cirugía para que su madre fuera la donadora, le comentaron que había un riñón disponible, pero lo tuvo que ceder a un compañero de habitación con quien convivía en el hospital donde estaba internado y quien al igual que él pudo recuperar su calidad de vida que había perdido debido a una enfermedad renal.

“Entré a la lista de espera prácticamente al momento en que me diagnosticaron, en ese momento me dijeron ‘te vamos a quitar un riñón’ y pasaron dos años hasta que pude tener mi trasplante, plazo en el que se hicieron estudios de rutina con distintos familiares para ver si había compatibilidad, pero muchas esperanzas se perdieron al fallar los filtros y debíamos empezar otra vez; fueron los dos años que estuve en lista de espera.”

 

Su madre fue quien le donó un riñón y tuvo la suerte de ser beneficiado en la lista, pero tuvo que declinar el órgano / Crédito: cortesía

Así es sobrevivir con un pedacito de vida prestado; hay cosas cotidianas imperceptibles que para otros son un nuevo mundo

Víctor llegó a la edad adulta, tiene 40 años de edad, comentó que se privó de lo que catalogó como cosas cotidianas e imperceptibles para la mayoría de las personas, pero para otros como él son un nuevo mundo que se descubre poco a poco y es posible gracias a un pedacito de vida prestado, pues cuando tenía un catéter para sesiones de diálisis no podía nadar o saltar; ahora, acude en ocasiones a una piscina.

También, está seguro de poder sostener una llamada “cascarita” de futbol o baloncesto, en especial lo segundo que era lo que igual practicaba de adolescente, además de que pudo volver a tener compañeros, si bien ya no de escuela, ya que está en edad laboral, no sabía lo que era estar en una oficina al trabajar desde casa; igual, hasta ha conocido el transporte público y sostenido reuniones navideñas y de fin de año de su empresa.

Tras la cirugía, el joven y luego adulto pudo retomar su vida cotidiana, y aunque hay consideraciones, se dice afortunado / Crédito: cortesía

Y aunque pudo retomar una calidad de vida casi similar a la de alguien que no ha requerido un trasplante, no se exime por completo de los cuidados. Toma 11 medicamentos distintos, entre ellos los inmunosupresores, que le lleva parte de su día y hasta hay riesgo de rechazo, pues describió a su riñón como un agente invasor que por poco tras su cirugía y años después pudo perderlo, pero ciertamente tuvo suerte y pudo seguir adelante.

Para cerrar, hizo dos llamados, uno a quienes como él estuvieron en lista de espera para trasplante y les aseguró que hay esperanza por muy lejana que parezca, pero sólo se debe esperar y cuidarse al máximo, pues tras ese tiempo es posible recuperar lo perdido al salir y conocer el mundo; mientras que, para la sociedad, la conminó a ser donadora, pues podría cambiar vidas y él como receptor de un órgano lo sabe mejor.

Llamó a la sociedad a ser donadora de órganos, pues se puede dar vida tras la muerte / Crédito: Cristian Estefes

 

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