Pachuca.- Desde las primeras horas del día, las familias actopenses se reúnen en el panteón municipal para limpiar, regar, decorar y pasar tiempo con sus seres queridos que fallecieron, ese es el caso de las familias Zamora y Moreno, quienes se entrevistaron con LSR Hidalgo.
“Ellos nos enseñaron y ahora nosotros los recordamos poniéndose su fruta y guisos en la casa, y acá las flores”, expuso una mujer adulta mientras trataba de colocar una guirnalda de flores en la cruz de su abuelita.
La adulta mayor confesó que siempre la recuerda, pero que el Día de Muertos es especial porque ella puede visitarlos en este mundo, como lo dicta la creencia mexicana, y tomar la esencia de los alimentos que le prepararon y pusieron en la ofrenda.
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“A mi abuelita le gustaban los tamales, las flores, el mole y todo lo que comían ello, eso igual se lo pusimos”, explicó y agregó que los panes y bebidas alcohólicas también estuvieron en su ofrenda, pero al panteón solamente trajeron las flores y unas figurillas de barro para la decoración de las tumbas.
Mi abuela
La señora platicó que su abuelita estaba siempre al pendiente de todos por eso ahora la recuerda con cariño y nostalgia; mientras ponía más flores alrededor de la tumba, recordó que un día le encargó a su hijo una cerveza para “la abuelita” -como se refirió a ella de cariño- y dulces para él.
“¿Y qué crees que fue el dulce que trajo mi hijo? fueron unas burbujitas y mi hijo no se lo comió luego, luego. Se fue a acurrucarse en una carretilla de la casa y ahí se estaba comiendo su dulce”, siguió su relato y explicó que tal golosina causaba espuma en la boca y tronidos, por lo que la adulta mayor se espantó.
“...mi abuelita dice: ‘ay, hija, mi hijo se está muriendo, pero ¿Qué no ha comido? Vamos a hacerle de comer porque se está muriendo’ y pues el niño estaba comiendo el dulce de burbujas”, dijo y externó que siempre recuerdan esa anécdota con cariño y risa.
“Vengo cada año a enflorar las tumbas”
Asimismo, otra de las entrevistadas contó que ella ya no vive en Actopan, pero visita las tumbas de sus papás al menos dos veces todos los años para llevarles flor de cempasúchil, la primera es el cumpleaños de ambos, el cual era en junio, y para el 2 de noviembre, vuelve cada año con sus hijos para adornar las lápidas.
“Seguir las tradiciones es bonito porque nos preocupamos por venir a enflorar, ponerles una frutita y lo que comían antes. Ojalá sigamos con las tradiciones como debe ser, como nos enseñaron”, externó la adulta mayor que con ayuda de su hijo puso ramos en los floreros y tapizó las tumbas con los pétalos, “están quedando bonitas”, dijo ella mirando al lugar donde despidió a sus papás.
sjl
