PACHUCA. - El próximo 1 de agosto de 2023, María Margarita Franco Torres cumple 45 años de servicio de enfermera, pues su inicio fue en 1978 cuando se inauguró el Hospital General de Pachuca, recuerda que antes “no había tantas carencias como hoy, no es cosa de uno. Eso ha cambiado. Lo que me gustaría es que hubiera muchas cosas para darles a los pacientes, que no hubiera ninguna carencia, que dijeran, vamos a canalizarte, pero hoy andamos consiguiendo hasta un Punzocat”.
Su satisfacción es cuando los pacientes salen recuperados, y se van agradecidos por los cuidados recibidos: “se va, te dice: le dejo estos medicamentos para sus pacientes que lleguen a necesitarlos y los pueda atender bien, pero la satisfacción más grande es que te dan las gracias y te abrazan”.
Magos – como le dicen sus pacientes – recuerda que una vez cuidó de una persona que recibió una descarga eléctrica y se quemó gran parte del cuerpo, durante varios días la enfermera vigiló su salud, le dio medicamentos, y lo atendió, cuando lo dieron de alta, el señor no se quiso ir hasta que ella llegara a su turno, pues la esperó para darle un abrazo y las gracias, “nos despedimos con lágrimas”.
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Hace varios años que Margarita se puede jubilar, pero dice que le ha gustado tanto su profesión “que no quisiera dejarla, pues me llena de satisfacción atender a mis pacientes con mucho amor, que me platiquen sus malestares y lo que sienten mientras tomo sus signos vitales”.
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Margarita platica que le ha tocado ser testigo cuándo los pacientes regresan de la muerte, una ocasión cuidó de una mujer que estuvo un año en estado de coma y cuando despertó le contó que pasaba barranco, tras barrancos hasta que logró saltarlos todos y finalmente despertó. “Es bonito y es hermoso, te cuenta que existe la otra vida”.
También le ha tocado ver cuando ya se van del plano terrenal, recuerda que una vez llegó con su paciente, se presentó y la mujer le pidió que no la molestara: “no me molestes porque ahorita estoy en un corredor muy bonito lleno de flores y voy caminando y usted me dice eso, ¡no, váyase y déjeme dormir tranquila!”. Margarita fue por un medicamento y al volver, la mujer ya había muerto. “Es bonito porque cómo es posible que ya van en camino de Dios y te lo cuentan”.
Y ya cuando eso pasa – dice – le pido a Dios que lo reciba en su santa hora, “los persigno y que Dios los bendiga”.
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