León.- De acuerdo con datos históricos, en el siglo XVIII, las haciendas de Guanajuato, sobre todo las del Bajío, fueron las más productivas de la Nueva España y había cerca de 450 haciendas agrícolas y ganaderas. En la actualidad muchas de estas haciendas han sido renovadas y presentan las majestuosidad y belleza que presentaban como cuando fueron construidas.
Uno de estos lugares dignos de visitar, por quienes tienen ese gusto de sentir una especie de viaje al pasado, es la ex-Hacienda de Atotonilquillo, construida en 1613, la cual se encuentra a 12 kilómetros de Ciudad Manuel Doblado. Desde la ciudad de León se puede llegar por la carretera a Cuerámaro hasta llegar al entronque con la de Ciudad Manuel Doblado-Arandas, y de ahí la distancia también es de 12 kilómetros.
Este sitio guarda su pasado ganadero y por lo imponente de sus espacios ha sido utilizada como escenario para películas como “Lágrimas de cristal,” “Emboscada del comandante Cadena” y “El Diablo de la Frontera”.
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Su historia
La Hacienda de Atotonilquillo tuvo su origen en una donación de tierras que en 1613 hiciera el Virrey Marqués de Guadalcázar al bachiller Diego de la Rosa, quien un año después la vendió a Pedro Calderón, quien poco después la donó al Colegio Jesuita de Valladolid, junto con otros que el mismo Calderón comprara para la actividad ganadera.
Los jesuitas se fueron haciendo de una enorme cantidad de tierras, con otras donaciones como las de Pedro de Cuéllar en 1615 y Gerónimo de Aranda en 1617, además de comprar Esteban de Anda algunos sitios y caballerías en 1650, con lo que hasta ese año sumaban ya 22 sitios para ganado menor y 9 caballerías.
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En 1653, los jesuitas solicitan a doña Catalina de Castilla en renta 19 sitios más, entre los que se encontraban los de “La Concepción”, “Piedra Gorda”, “El Paso del Licencido”, “La Loma del Macho” y “San Cristóbal”.
Bajo la administraciipon de los sacerdotes, la Hacienda de Atotonilquillo llegó a tener un gran desarrollo y en abril de 1703 fue vendida a la famosa Mariscala de Castilla, doña Juana de Luna y Arellano, y en 1770 aparece ya como propietario Pedro Luciano de Otero, quien era dueño también de la mina de Valenciana y de las haciendas de San José del Comedero y Santa Guadalupe de la Cueva.
Pedro Luciano de Otero, anexó con Atotonilquillo varias haciendas vecinas, como la de Ayo el Grande y Milpillas, y al morir, en 1788, los bienes pasaron a su hermano Manuel Antonio de Otero, quien comenzó a despilfarrar el dinero, por lo que María Francisca Sánchez Dovalina, viuda de Pedro Luciano, le retiró los bienes y le confió la administración a su nuevo esposo, José Antonio del Mazo.
A la muerte de María Francisca en 1793, Del Mazo decide rentarle la Hacienda de Atotonilquillo a Manuel Ignacio García, con la consigna de que construyera una presa y un molino de trigo. En ese tiempo se construyó la amplia casa y la bella capilla que se conserva hasta nuestros días, así como varias trojes y otras áreas.
Se dice que la capilla y la casa fueron construidas por el arquitecto guanajuatense Eduardo Tresguerras, además de que José Antonio Torres, ilustre caudillo insurgente, mejor conocido como el “Amo Torres”, fue administrador de la hacienda antes de que se iniciara la lucha independentista.
En la actualidad, el propietario del casco de Atotonilquillo, don Salvador León Oñate, mantiene en muy buen estado la mayor parte de la construcción y permite el acceso a quien desee visitar este lugar.
En la capilla todavía se ofrecen servicios religiosos el último jueves de cada mes, y a unos cuantos metros, al poniente, sobre la misma carretera, se puede disfrutar de un buen chapuzón en lo que en tiempos de bonanza fue el baño termal del hacendado, el cual aún se conserva en magníficas condiciones.
Entre sus detalles, se encuentran bien conservados algunos vestigios de las cenefas que decoraron las paredes, en la parte alta o a la mitad. Hay un ángel grande en la capilla que está dedicada a la Purísima Concepción.
Para saber
De la ciudad de León se toma la carretera 37 que conduce a Manuel Doblado, y a unos 12 kilómetros de distancia se llega a la ex Hacienda de Atotonilquillo, la cual cuenta con un pequeño balneario termal y algunas tiendas de abarrotes.
A unos 6 kilómetros de lugar, por la misma carretera Manuel Doblado-Arandas, se encuentra el área protegida de “Las Musas”, un paisaje natural por la que pasan las aguas del Río Colorado que tiene entre sus cauces enormes troncos y raíces de ahuehuetes.
Y a quienes les gusta visitar a las ex haciendas, después de la de Atotonilquillo podrán dirigirse hacia Purísima del Rincón y en 40 minutos de viaje en auto podrán visitar las del Pueblo Mágico Jalpa de Cánovas (Convertida en museo) y de la Cañada de Negros (Ahora es un hotel de lujo).
¡Buen viaje!
| Fotos: Sectur Guanajuato
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