Hace seis años, millones de mexicanos creyeron fielmente en una esperanza para México. Hartos, cansados, fastidiados y lastimados generaciones, tras generaciones. Millones de mujeres y hombres apostaron por una vía diferente a las ya conocidas, me refiero, a los gobiernos emanados del PRI y del PAN. Sin duda alguna, dejaron mucho qué desear a la sociedad.
La esperanza de México la encarnó un líder opositor emanado del PRI, que derivado de una escisión, se convirtió a la postre en un nuevo partido político de izquierda, llamado PRD. Y llegó a ser presidente de ese instituto político. Con el paso del tiempo, se convirtió en un opositor antisistema que cuestionaba y criticaba ferozmente todo tipo de acción y políticas públicas de los distintos gobiernos de su expartido, el PRI y por supuesto, de los dos gobiernos del PAN.
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Según López Obrador, todo estaba mal. Nadie hacía bien las cosas. Todos los políticos que conformaban gobierno eran unos ineptos y corruptos, que lo único que les interesaba era robar y saquear a México. Muchos de esos cuestionamientos por parte de AMLO, desde luego que eran ciertos y evidentes para millones de mexicanos, cansados de tanta corrupción y de malos gobiernos.
Después de dos intentos de buscar ser presidente de nuestro país, bajo las siglas del PRD y, sobre todo, en su primera incursión como candidato presidencial, se convirtió en una víctima del sistema electoral, denunciando un supuesto fraude que nunca comprobó y nadie lo ha podido sustentar.
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En su segunda intentona, fue brutalmente apaleado por el candidato del PRI.
Pacientemente esperó otros seis largos años, de un total de 12 que se dedicó sin parar a recorrer todos los rincones del país, vendiendo a los mexicanos la idea central de su discurso político: “Primero los pobres”. Y recordando a millones de seguidores que le habían robado el triunfo electoral en el 2006, situación que hoy en día, muchos de sus seguidores aún lo creen firmemente.
A todo lo anterior, se ajusto al script del tabasqueño el “nuevo PRI” del mandatario Enrique Peña Nieto, más corrupto y renovado en escándalos políticos que muchos de sus antecesores, lo que explotó discursivamente López Obrador, demostrando al pueblo que, al no existir más opciones en el mercado electoral, su proyecto político y su nuevo partido MORENA, sería la verdadera esperanza de México para terminar con la corrupción, la desigualdad y la pobreza.
Y esa esperanza de México, después de estos cinco años 4 meses de gobierno de Andrés Manuel López Obrador y su partido político MORENA, ha sido una auténtica desgracia y decepción para millones de mexicanos, que han visto y vivido uno de los peores gobiernos en la historia política moderna del país.
La esperanza de México hoy en día transita por la opción de que llegue a la presidencia de la República, una mujer de origen indígena, forjada en la cultura del esfuerzo, logrando ser una exitosa funcionaria pública, una próspera emprendedora y empresaria, así como una efectiva líder ciudadana y política. Una candidata que se muestra tal cómo es, llena de defectos y virtudes, hablando de frente y con la verdad.
La esperanza de México pasa por las manos de los ciudadanos, de nadie más. El presente y futuro de nuestras familias depende única y exclusivamente de nosotros. La democracia hoy en día pende de un hilo, que, si cae la moneda del lado del autoritarismo que representa AMLO, MORENA, la 4T y su candidata Claudia Sheinbaum, ya no habrá vuelta atrás ni mañana para millones de mexicanos.
México no debe expresarse en la burda batalla que nos ha metido López Obrador, entre buenos y malos, ricos y pobres, “chairos y fifis” o por “otros datos” como dice siempre el autoritario mandatario, cuando no hay coincidencia con sus discursos y preferencias. No podemos decirnos engañados, ante lo evidente del presente gobierno, sobre todo, lo que quieren hacer, una nueva Venezuela.
¡No lo permitamos!
¿No cree usted?
Dr. Carlos Díaz Abrego