Guanajuato, México.- En pleno siglo XXI, la voz de Miguel Hidalgo y Costilla sigue resonando, no solo en plazas públicas, sino también en el corazón de su propia familia. Emilia, descendiente en séptima generación del llamado Padre de la Patria, reveló en entrevista cómo cada septiembre se convierte en un mes cargado de orgullo, emociones y recuerdos.
Emilia Carina Hidalgo y Costilla Ramos, descendiente en séptima generación de Miguel Hidalgo y Costilla, fue entrevistada en exclusiva por La Silla Rota Guanajuato. En esta conversación, compartió detalles inéditos sobre su linaje y la manera en que su familia mantiene vivo el legado del Padre de la Patria. Esta entrevista se realiza en el marco de las celebraciones por el Grito de Independencia, una fecha que para Emilia y los suyos tiene un significado profundo, pues representa no solo la historia de México, sino también la de su propia familia.
“Desde niña, mi papá ha sido invitado a dar el Grito de Dolores en diferentes lugares. Hemos viajado a Chapala, Jocotepec, Nayarit y hasta Veracruz para acompañarlo en actos protocolares”, contó Emilia. Su padre pertenece a la sexta generación directa de Hidalgo, y su presencia en estas ceremonias no pasa desapercibida: representa un vínculo vivo con la historia.
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La tradición familiar no se limita a los eventos públicos.
En su hogar, septiembre es un mes de preparación. Banderas, música mexicana y platillos típicos llenan la casa mientras se conversa sobre el legado de Hidalgo.
“Para nosotros es una manera de recordar que no solo somos descendientes de una figura histórica, sino también de alguien que luchó por terminar con la esclavitud y darle libertad a los mexicanos de aquel entonces”, relató.
Emilia recuerda cómo en su infancia estas fechas tenían un toque casi mágico. En la escuela, su apellido provocaba sonrisas y vítores. “Cada vez que el maestro decía ‘Hidalgo y Costilla’ al pasar lista, mis compañeros gritaban ‘¡Viva!’. Era como vivir una pequeña ceremonia dentro del salón de clases”, compartió entre risas.
Las invitaciones oficiales suelen incluir la participación de autoridades locales y actos solemnes donde se honra la memoria de Miguel Hidalgo. En esos momentos, la familia siente el peso y el honor de su linaje. “Mi papá ha dado el Grito en balcones donde se reúnen cientos de personas. Cuando él grita ‘¡Viva México!’, la emoción es indescriptible. Es como si el tiempo se detuviera y mi tatarabuelo estuviera presente”, dijo Emilia con orgullo.
La mezcla cultural que dio origen a Hidalgo también se refleja en la diversidad de la familia actual.
Sus antepasados europeos se unieron a las raíces indígenas de Guanajuato, creando una herencia única. “Somos fruto de esa mezcla. Cada septiembre lo celebramos como una fiesta, pero también como un recordatorio de que la libertad se construye día a día”, reflexionó.
En medio de fiestas y conmemoraciones, Emilia tataranieta en séptima generación de Miguel Hidalgo y su familia luchan por preservar algo tan simbólico como el apellido. Ella promovió un amparo legal para que sus hijos lleven primero el apellido compuesto “Hidalgo y Costilla”, asegurando que no se pierda con el tiempo. “Queremos que la descendencia no se diluya, que la historia siga viva en nuestro nombre”, afirmó.
Cada 15 de septiembre, mientras millones de mexicanos corean los vivas a la patria, hay una familia que lo hace desde un lugar muy especial. Son los descendientes directos de aquel hombre que, hace más de 200 años, cambió el destino de una nación. En sus voces, el Grito de Dolores sigue resonando, firme y eterno.
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