Guanajuato, México.- Más de dos siglos después del Grito de Dolores, el apellido Hidalgo y Costilla sigue vivo. Emilia Hidalgo y Costilla, descendiente directa en séptima generación del Padre de la Patria, lucha desde Guadalajara para que su familia no pierda el nombre de quien inició la Independencia de México.
La Silla Rota Guanajuato se encargó de conocer la historia de una familiar directa de Don Miguel Hidalgo y Costilla.
Emilia creció escuchando historias de su bisabuelo, nacido en 1900, quien le relataba con orgullo la genealogía de la familia y su vínculo con Miguel Hidalgo. “Él nos decía: ‘vienen de una descendencia noble, de armas tomar, que hizo un cambio importante en la historia de México’”, recuerda.
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Su rama familiar desciende de Mariano, uno de los hijos reconocidos de Hidalgo, mientras que otras ramas provienen de Lino, con descendientes en Puebla, Ciudad de México y Oaxaca.
Entre los objetos más valiosos que conserva la familia está una espada que perteneció a Miguel Hidalgo, resguardada por una tía de Emilia. Sin embargo, otros documentos y pertenencias fueron trasladados a museos en la Ciudad de México. “Mi bisabuelo las presumía, y el museo terminó por quitárselas”, lamenta.
Actualmente, Emilia libra una batalla legal para invertir el orden de los apellidos de sus hijos, con el objetivo de que el histórico “Hidalgo y Costilla” aparezca primero, antes que el de su esposo, Navarro. Para ella, este cambio no es solo un trámite: es una manera de que sus hijos se sientan profundamente conectados con su linaje, comprendan el peso histórico de su apellido y lo lleven con orgullo.
“Nos interesa mantener el apellido y que no se pierda con el paso del tiempo”, explica. Esta decisión busca evitar que, con el paso de las generaciones, el vínculo directo con el Padre de la Patria se diluya y quede solo en registros genealógicos. Emilia desea que sus hijos crezcan con la conciencia de que pertenecen a una familia que no solo es parte de la historia, sino que también tiene la responsabilidad de honrar ese legado con sus acciones presentes.
De profesión abogada, Emilia ha encaminado su vida hacia la defensa de la justicia, una vocación que parece ser una extensión natural de su linaje. Ella trabaja en la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco, donde su labor se centra en proteger los derechos de quienes más lo necesitan. Desde esta trinchera contemporánea, continúa una lucha que, aunque diferente a la de Miguel Hidalgo, comparte el mismo espíritu: libertad, equidad y justicia para los demás.
“Me gusta pensar que, de alguna manera, mi trabajo honra el legado de mi tatarabuelo”, afirma con orgullo, subrayando que la justicia no se conquista solo con discursos, sino con acciones cotidianas que impacten a la sociedad.
Cada 15 de septiembre, Emilia vive el Grito de Independencia con una emoción difícil de describir. Mientras la campana resuena y las voces corean el “¡Viva México!”, ella siente que la historia se entrelaza con su vida y la de su familia.
“Es emocionante saber que esa voz que inició todo sigue resonando, y que nuestra familia sigue aquí, defendiendo la libertad y la memoria”, comparte.
Para ella, estas fechas patrias no son simples celebraciones; son una oportunidad para transmitir a sus hijos el valor de la libertad y enseñarles que llevar el apellido Hidalgo y Costilla implica también un compromiso con los principios que guiaron a su tatarabuelo. Emilia quiere que, cada vez que sus hijos escuchen el Grito, entiendan que forman parte de una historia que no terminó en 1810, sino que sigue escribiéndose hoy, en tribunales, escuelas y hogares donde la justicia y la dignidad son defendidas día a día.
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