León, Guanajuato.- No es común que el bulevar Hidalgo regale pausas. Es una de esas venas rápidas de León: coches que van y vienen entre zonas residenciales, talleres, gasolineras, el puente que enlaza con el libramiento Morelos y, más allá, el camino hacia Sierra de Lobos. Es territorio de tránsito, no de contemplación. Aun así, desde hace unos días, algo obliga a bajar la velocidad… aunque sea solo con la mirada.
A mitad del bulevar, sobre un muro largo que antes se perdía entre tonos grises, un grupo de once artistas urbanos trabaja en silencio, brocha y aerosol en mano, bajo el sol, las prisas y el ruido. Es un proyecto impulsado por el Instituto Municipal de la Juventud y forma parte de las intervenciones de arte que buscan justo eso: darle un poco de vida a los trayectos donde uno solo piensa en llegar rápido a otro lado.
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La Silla Rota Guanajuato realizó un recorrido y el mural, aunque aún no está terminado, ya muestra más del 70% de avance. Y sí, incluso en obra negra, se ve espectacular. La paleta es fuerte, contrastante; el estilo es lo suficientemente reconocible para que cualquiera que haya visto Stranger Things sienta ese tirón nostálgico de inmediato. Desde cualquier ángulo, incluso desde el retrovisor, el mural termina imponiéndose. Peatones que cruzan el bulevar se detienen unos segundos a mirarlo; los conductores, aunque no frenen, inevitablemente voltean.
La pieza funciona porque rompe con la rutina visual del tramo. El bulevar Hidalgo es un corredor urbano que anuncia la salida hacia parajes más verdes; no es un sitio donde uno espere encontrarse a Once, un Demogorgon o un portal a otra dimensión. Pero ahí están, emergiendo entre capas de pintura fresca, como si la ciudad hubiese decidido abrir una ventana al Upside Down en plena ruta de movilidad diaria.
Los artistas avanzan rápido: contornos definidos, figuras centrales ya visibles, detalles atmosféricos tomando forma. Falta todavía la capa final de sombras, luces y el remate del fondo, pero el trazo es tan firme que muchos automovilistas ya lo dan por terminado. Y es que el mural, incluso a un 70%, tiene presencia propia.
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Este tipo de intervenciones —dicen los organizadores— buscan integrar cultura pop con arte urbano, no como un simple “guiño” comercial, sino como una manera de conectar con los jóvenes, con los fans y con cualquiera que, sin esperarlo, se tope con un fragmento de ficción incrustado en la vida diaria. Una ciudad más viva, menos gris; esa es la apuesta.
Lo cierto es que el mural ya cumplió su primera función: hacer que un tramo rutinario del bulevar Hidalgo se vuelva digno de mirarse un momento más. Y en una ciudad donde todo parece pedir prisa, eso ya es un pequeño triunfo.
