Celaya.- El atentado terrorista que dañó a elementos de la Guardia Nacional y mató a uno de ellos mediante un auto bomba el miércoles tiene algunos precedentes en Celaya y en la región. Sin embargo, el caso de este 28 de junio ha sido el más grave, pues en los anteriores no se habían registrado víctimas.
El más sonado, hasta ahora, había sido el que explotó el 8 de marzo de 2020, a unos metros del cuartel de la Guardia Nacional en las antiguas instalaciones de la planta Celanese. Otro que causó gran alarma fue una camioneta abandonada afuera de la refinería de Pemex en Salamanca, que no llegó a estallar, y que tenía mensajes firmados por el Cártel de Santa Rosa de Lima.
Estos hechos evidencian una constante escalada en los niveles de violencia que ejecutan los grupos de la delincuencia organizada, se constituyen en hechos terroristas, amparados bajo la nula operatividad de las fuerzas federales.
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No todos son bombas
La explosión del miércoles pasado trajo al tema los autos incendiados en carreteras en la zona Laja-Bajío como acciones de los cárteles, que se adjudicaron la autoría tras operativos conjuntos de la Federación y el Estado para capturar a miembros de la delincuencia organizada. Sin embargo, no se trató de autos bomba, pues los que se quemaron fueron vehículos despojados a civiles sobre la marcha e incendiados al momento con combustibles.
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No obstante, ha habido otros artefactos explosivos sin que estos hayan ido montados en vehículos, pero sí en atentados contra autoridades. A las oficinas de la Fiscalía del Estado en Apaseo el Grande llevaron una bomba dentro de una mochila el 28 de septiembre de 2018, aunque no hizo explosión.
El 31 de enero de 2019, una Chevrolet Silverado de modelo antiguo fue dejada por delincuentes afuera de la puerta 4 de la refinería de Pemex en Salamanca. El vehículo fue detectado a tiempo y el artefacto desactivado por soldados del Ejército. El hecho se lo atribuyó el Cártel de Santa Rosa de Lima, y fue cuando arreciaba la cacería de Juan Antonio Yépez “el Marro”, líder de ese grupo criminal, quien sería finalmente capturado el 2 de agosto de 2020.
El 20 de marzo de 2019 también fue encontrada una camioneta con explosivos en la comunidad de Los Mancera, perteneciente al municipio de Celaya. El vehículo estaba abandonado en un lugar solitario.
En el mismo año, el 7 de noviembre hubo gran movilización tras el abandono de una camioneta con artefactos explosivos en el centro de Apaseo el Alto.
Estos hechos no derivaron en explosiones ni hubo personas afectadas.
Alto impacto
El 8 de marzo de 2020, un sedán color blanco fue dejado a unos metros de un cuartel de la Guardia Nacional en Celaya. En esta ocasión sí explotó de forma estruendosa, con una detonación que se escuchó a un par de kilómetros de distancia, y que generó un incendio que se prolongó por cerca de media hora.
También, sin lesionados. Sin embargo, de gran impacto pues era la primera vez que una trampa de este tipo hacía explosión. No se dio a conocer si algún grupo delictivo se había atribuido la responsabilidad de ese acto terrorista.
En el caso del auto bomba detonado este pasado 28 de junio, también se desconoce quién firmó el hecho. La unidad, un Vento rojo con reporte de robo, estaba a mitad de una calle en la comunidad de Sauz de Villaseñor, del municipio de Celaya. Los que tendieron la emboscada habrían llamado al 911 para reportar que el auto contenía cadáveres.
Al señuelo llegaron agentes de la Guardia Nacional, que sufrieron la explosión mientras revisaban el automóvil. 10 heridos según las cifras oficiales, aunque solamente 5 hospitalizados, dos de ellos muy graves, fue el saldo inicial. El elemento Eduardo Alberto Jiménez perdió el brazo derecho y fue llevado al Hospital Militar en Irapuato, donde falleció, según se dio a conocer este viernes.
cv