DERECHOS HUMANOS

Madres denuncian abusos crueles contra niños con discapacidad en curso de verano

Al menos 16 infantes con discapacidad fueron víctimas de tratos humillantes en la institución educativa privada D. A. PsicoIntegral que prometía apoyo especializado como desarrollo de habilidades de aprendizaje y de lenguaje

Créditos: Christian González / Corresponsal
Escrito en ESTADOS el

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.– Al menos 16 niños y niñas con discapacidad habrían sido víctimas de abuso psicológico y físico durante un curso de verano impartido en la institución educativa privada “D. A. PsicoIntegral”, ubicada en el fraccionamiento Los Sabinos, sobre la 5ª Norte de esta ciudad.

Según relataron madres de familia a La Silla Rota, los menores fueron sometidos a tratos crueles y humillaciones por parte del personal docente. Una de ellas contó que su hijo confesó que obligaron a un niño a meterse dentro de una mochila y que ahí hiciera pipí y popó. “A varios los metieron en mochilas, y si lloraban, les torcían los brazos hacia atrás y les tronaban los dedos”, denunciaron.

El curso comenzó el 21 de julio y estaba programado para durar cuatro semanas. Cada familia pagó alrededor de 4,800 pesos por alumno. Sin embargo, ante la gravedad de los abusos, varias madres acudieron a exigir explicaciones a las instalaciones y posteriormente presentaron denuncias ante la fiscalía del estado.

Las autoridades les advirtieron que el proceso legal sería lento y que las presuntas víctimas tendrían que rendir declaraciones. Las madres consideran esto injusto, ya que la mayoría de los niños tiene trastornos del espectro autista y otras condiciones que dificultan su capacidad de comunicarse.

Lo que más les molestó, revelaron las denunciantes, es que la directora de ese centro no les quiso proporcionar los videos de las cámaras para que les sirva de prueba de los abusos, mismos que, al parecer, eran cometidos en los llamados “puntos ciegos” y por ello probablemente no quedaron registrados en esos equipos.

Otra de las quejosas, afirmó que hay al menos dos maestras señaladas como las agresoras, así como la hija de la directora de nombre Belén “N”. 

Ante ello, solicitaron que se haga justicia y que las y los responsables sean llevados ante la autoridad para que paguen por lo que hicieron, “pues no se vale”, coincidieron, que no se haga nada y que, en un futuro, más infantes que lleguen a ese lugar sufran vejaciones.

Prometían apoyo especializado, pero hubo maltrato

Dentro de la oferta del campamento de verano organizado por “D. A. PsicoIntegral” en Tuxtla Gutiérrez, se prometía a los padres el desarrollo de habilidades de aprendizaje, control de esfínteres, modificación de conductas, estimulación del lenguaje, así como el fortalecimiento de habilidades motoras y cognitivas.

Confiadas en esa oferta y en la supuesta presencia nacional de la institución, varias madres decidieron inscribir a sus hijos, muchos de los cuales viven con discapacidades del espectro autista o condiciones psicosociales. Una de ellas explicó que eligió el lugar por la reputación que tiene en otras entidades del país.

“Casi el 50% de los niños inscritos tiene dificultades para participar en actividades convencionales”, señaló una madre cuyo hijo, de apenas 3 años y medio, vive con una discapacidad psicosocial.

Según su testimonio, el primer día del curso notó señales alarmantes. “Cuando fui a recogerlo, mi hijo se arrastraba por el piso y me decía: "¡Mamá, no!, ¡mamá, no!". Estaba desesperado pidiéndome agua, pero su botella estaba intacta”, relató. Aunque al menor le cuesta comunicarse, hay palabras —como “agua”— que sí puede pronunciar.

En los días siguientes, la madre notó moretones en los brazos y manos del niño. Al preguntar a las maestras, no obtuvo una explicación clara. El 30 de junio, otros padres, cuyos hijos son mayores de 8 años, comenzaron a compartir relatos inquietantes.

“Nos dijeron que obligaban a los niños más grandes a cuidar a los pequeños. A estos últimos les gritaban, los golpeaban o los castigaban poniéndolos a ver la pared durante más de media hora. A uno lo metieron en una mochila y lo forzaron a hacer pipí y popó ahí”, detalló.

Además de las lesiones físicas, varios menores comenzaron a mostrar cambios de conducta. En casa, el hijo de una madre tiró la comida al piso y empezó a comer del suelo. Al preguntarle por qué lo hacía, otro niño comentó que durante el curso, cuando la comida se caía, las maestras los obligaban a ingerirla, tal cual, del piso.

También se registraron retrocesos en los avances logrados en casa. “Mi hijo ya no se orinaba en la ropa, ahora volvió a hacerlo. Tampoco quiere ir al baño, se niega a usar el escusado”, lamentó la madre.

Aunque al principio las familias intentaron resolver la situación de manera pacífica y solicitaron acceso a los videos de seguridad, la directora de la institución se negó a entregarlos. “Lo único que queremos es saber qué pasó, que cierren esa institución y que la fiscalía actúe”, reclamó una de las madres.

Minutos después de que los padres denunciaron públicamente lo ocurrido, se presentó en el lugar el representante legal de la escuela. No obstante, los familiares, molestos e indignados, exigían una explicación inmediata y contundente.

¿Por qué este tema es importante? 

Contexto: El abuso a menores pone en evidencia la vulnerabilidad de niñas y niños con discapacidad frente a entornos que, en lugar de protegerlos, terminan por violentarlos bajo la apariencia de atención especializada. La denuncia revela posibles actos de abuso físico y psicológico y una grave omisión institucional al no garantizar mecanismos eficaces de supervisión, justicia y reparación. En un país donde la inclusión educativa es aún una deuda pendiente, casos como este deben encender alertas sobre la urgencia de revisar, regular y sancionar prácticas que atenten contra los derechos de la infancia, especialmente de aquella con condiciones que les dificultan defenderse por sí mismos.