La desaparición de Paul Jonathan Brown, ciudadano estadounidense de 72 años radicado en Villa Juárez, ha generado preocupación entre autoridades y habitantes de la región media de San Luis Potosí. Brown es conocido por fundar el refugio Ladridos de Esperanza, dedicado al rescate de perros en situación vulnerable.
Brown fue visto por última vez el 20 de julio en un potrero conocido como El Huizachal, a unos 10 kilómetros de la cabecera municipal. Desde entonces, no se ha tenido noticia de su paradero. Su ausencia fue reportada por personas cercanas al refugio, ubicado en una finca rural donde también residía.
El lunes 21 de julio, un trabajador del albergue encontró señales de desorden: puertas abiertas, objetos fuera de lugar y la ausencia de una de las camionetas del fundador. Sin embargo, la denuncia formal ante la Fiscalía General del Estado de San Luis Potosí fue presentada hasta el viernes 25 de julio, fecha en que se activó una ficha oficial de búsqueda.
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La fiscal estatal, María Manuela García Cázares, confirmó que la investigación ya está en curso y que se trabaja con la descripción del vehículo ausente para rastrear posibles pistas. Hasta ahora, no se han confirmado indicios de secuestro, aunque en redes sociales han circulado especulaciones al respecto.
Paul Brown era ampliamente reconocido por su labor en la defensa de los animales y su refugio había consolidado una red de voluntarios y vecinos comprometidos con la causa. Su desaparición ha provocado reacciones de preocupación dentro de la comunidad animalista, que ha exigido a las autoridades intensificar la búsqueda.
¿Por qué este tema es importante?
Contexto: el caso de Brown ocurre en un país marcado por una crisis de desapariciones que, en muchos casos, está vinculada a la violencia del crimen organizado. San Luis Potosí no ha sido ajeno a este fenómeno, y la desaparición de un extranjero conocido por su labor social ha puesto nuevamente en foco la fragilidad de las condiciones de seguridad en distintas regiones del país.
México vive una de las crisis humanitarias más graves del continente en materia de desapariciones. Hasta julio de 2025, se calcula que hay entre 125 mil y 130 mil personas desaparecidas, de las cuales más del 90?% se han reportado desde 2006, cuando se intensificó la violencia vinculada al crimen organizado. Aunque el gobierno federal reconoce poco más de 115 mil registros oficiales, organizaciones civiles advierten que la cifra real podría ser mucho mayor.
Solo en el primer semestre de 2025 se reportaron 7 mil 399 nuevas desapariciones, lo que representa un aumento del 18?% con respecto al mismo periodo de 2024. Causa en Común documentó más de 5 mil casos entre enero y abril, es decir, un promedio de 42 desapariciones diarias. Estos datos confirman que la problemática continúa en ascenso, pese a los compromisos públicos de las autoridades para atender la emergencia.
Entre los grupos más afectados se encuentran los jóvenes. De mayo de 2024 a mayo de 2025, las desapariciones entre menores de 10 a 14 años aumentaron 72?%, mientras que en el grupo de 15 a 19 años el incremento fue de 63.6?%. También se ha documentado un repunte del 95?% en personas mayores de 75 años desaparecidas, lo que evidencia que el fenómeno abarca todas las edades y perfiles. Las desapariciones de mujeres jóvenes, en particular, siguen al alza.
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Las entidades con mayor número de casos acumulados hasta mediados de 2024 eran Jalisco (14?mil 968), Tamaulipas (13 mil 196), Estado de México (12?mil 436), Veracruz (6?mil 864), Nuevo León (6?mil 684) y Ciudad de México (6?mil 2). San Luis Potosí, donde desapareció Paul Jonathan Brown, acumulaba más de mil personas desaparecidas. En el primer semestre de 2025, la Ciudad de México encabezó el registro con 1?mil 99 casos nuevos, seguida del Estado de México (1?mil 63) y Sinaloa (519).
JCVP