Estados -Este 14 de noviembre, Día Mundial de la Diabetes, México vuelve a colocarse en el centro de la discusión global sobre enfermedades metabólicas, debido a su alarmante nivel de consumo de refrescos.
Según datos de Euromonitor, el país ocupa el primer lugar mundial con un consumo promedio de 163 litros anuales por persona, un 40% más que Estados Unidos (118 litros) y más de seis veces el promedio global.
La situación se vuelve crítica en entidades del sur del país, donde la combinación de pobreza, falta de acceso al agua potable, clima cálido y una intensa presencia comercial de la industria refresquera ha normalizado el consumo excesivo de bebidas azucaradas.
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Los estados donde más refresco se consume
En el marco del Día Mundial de la Diabetes, es importante recordar cuáles son los estados con mayor consumo de refrescos en México.
El caso más extremo es Chiapas, que presenta un consumo sin precedentes: 821.25 litros por persona al año, según el Conahcyt. Esto equivale a más de dos litros diarios por habitante. En comunidades como San Juan Chamula o Los Altos de Chiapas, el refresco incluso ha sustituido al agua potable como bebida cotidiana.
Aunque no existen estadísticas oficiales recientes por entidad, especialistas, académicos y estudios epidemiológicos coinciden en que los estados con mayor consumo estimado son:
- Chiapas: 821.25 litros
- Tabasco: más de 300 litros
- Oaxaca: entre 250 y 300 litros
- Veracruz: alrededor de 250 litros
- Campeche: entre 230 y 270 litros
- Yucatán: alrededor de 220 litros
- Quintana Roo: entre 200 y 230 litros
- Guerrero: cerca de 200 litros
- Hidalgo: entre 190 y 210 litros
- Puebla: entre 180 y 200 litros
Las cifras muestran un claro patrón: los estados del sur y sureste concentran los niveles más altos de consumo, relacionados con condiciones socioeconómicas adversas y una fuerte presencia de la industria refresquera.
Precio, acceso al agua y cultura: un cóctel explosivo
El alto consumo no solo responde a preferencias personales, sino a una realidad estructural que afecta a millones de familias.
En muchas zonas de México, especialmente en el sur, el acceso a agua potable no está garantizado. Comprar un refresco resulta más sencillo —y a veces más barato— que obtener agua purificada.
- Un litro de refresco cuesta entre 10 y 13 pesos
- Una botella de 1.5 litros de agua puede costar hasta 15 pesos
A ello se suma que los refrescos están disponibles en prácticamente cualquier comunidad, incluso en las más aisladas, gracias a la red de distribución de las grandes marcas.
Además, el refresco tiene un arraigo cultural profundo: forma parte de la dieta diaria en muchos hogares, se utiliza en ceremonias religiosas y, en ciertos casos, sustituye incluso al desayuno.
Este entorno ha generado una normalización peligrosa, que impacta de manera directa en la prevalencia de obesidad, hipertensión y diabetes, enfermedades que representan algunas de las principales causas de muerte en México.