IMPUESTOS A BEBIDAS

Refrescos: el alto costo para la salud y las finanzas del IMSS

En México, cada persona consume en promedio 166 litros de refresco al año, hábito que se relaciona con uno de cada tres nuevos casos de diabetes y uno de cada siete de enfermedades cardiovasculares; solo en 2024, el IMSS gastó más de 70,000 millones de pesos

impuestos a refrescos.Especialistas advierten que aumentar el impuesto a refrescos y bebidas azucaradas es un paso en la dirección correcta, pero insuficiente para frenar la crisis de obesidad, diabetes y cáncer que enfrenta México Créditos: LSR/ Istock
Escrito en NEGOCIOS el

En México, el consumo de refrescos y bebidas azucaradas más que un simple hábito, es una amenaza para la salud pública y para la sostenibilidad del sistema de salud. Cada mexicano bebe en promedio 166 litros de refresco al año, lo que coloca al país entre los mayores consumidores del mundo. Un solo envase de 600 mililitros contiene hasta 15 cucharaditas de azúcar, cantidad que, ingerida de manera cotidiana, acumula efectos negativos en el organismo.

De acuerdo con estudios de salud pública, uno de cada tres nuevos casos de diabetes mellitus y uno de cada siete de enfermedades cardiovasculares se atribuyen directamente al consumo de bebidas azucaradas.

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En 2024, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reportó 192,563 muertes por enfermedades cardiovasculares y 112,641 por diabetes mellitus, dos de las principales causas de defunción en el país. Es así que, el gobierno federal- vía Paquete Económico 2026- plantea el aumento a los impuestos a refrescos y bebidas azucaradas en México, como una estrategia para combatir la obesidad y enfermedades crónicas.

El costo de tratar estas enfermedades está rebasando la capacidad del sistema de salud. Tan solo en 2024, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) destinó 38,802 millones de pesos a la atención de la diabetes —equivalentes a 106 millones diarios— y otros 33,475 millones a la insuficiencia renal, una de sus complicaciones más severas.

En total, los gastos por enfermedades asociadas al sobrepeso, la obesidad y la diabetes superan los 50,000 millones de pesos al año, según estimaciones del propio IMSS. La OCDE calcula que en los últimos cinco años México ha desembolsado alrededor de 1,000 millones de dólares para atender estos padecimientos.

Sin embargo, a pesar del aumento del número de casos de cáncer, el presupuesto no ha seguido la misma tendencia en todos los institutos, solo el ISSSTE ha incrementado su gasto, de acuerdo con el Centro de Investigación Presupuestaria (CIEP). 

El reto de financiamiento de la atención de cáncer no es solo para la población sin seguridad social, el IMSS estima que su prima de equilibrio tendría que aumentar 34% para cubrir sus gastos del seguro de enfermedades, mientras que el ISSSTE proyecta que, para 2040 el gasto destinado a la atención de cáncer se duplicará. En la población sin seguridad social se requeriría triplicar el presupuesto para atención de cáncer.

El Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2026 contempla un gasto de 965,600 millones de pesos para el sector salud, lo que representa un incremento nominal de 5.9% respecto a 2025, es decir, 53,500 millones de pesos adicionales. Sin embargo, como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), el gasto apenas sube a 2.5%, frente al 2.4% del año previo. En términos reales, el sector recibirá 66,825 millones de pesos, 3.2% menos que en 2025.

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Debate por los impuestos saludables

El gobierno federal ha apostado por aumentar los impuestos a refrescos y bebidas azucaradas como estrategia para desincentivar su consumo- el último aumento de impuesto que se logró en 2010 salió desde el Congreso y la última vez que la propuesta salió del Ejecutivo fue en 1995-. 

Sin embargo, especialistas advierten que las medidas se quedan cortas. De acuerdo con el Paquete Económico 2026, el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a refrescos subirá a 3.08 pesos por litro, medida que abarcará incluso a aquellos productos que utilizan endulzantes no calóricos.

Organizaciones como el El Poder del Consumidor, Salud Justa Mx, FUNDAR y el Centro de Análisis e Investigación, proponen elevarlo hasta 7 pesos por litro, lo que representaría más del doble del gravamen actual. Incluso países como India, donde el consumo de refrescos es mucho menor, han aprobado impuestos del 40% para contener una epidemia futura.

"El reto no es solo la tasa del impuesto, sino el destino de lo recaudado". Iván Benumea, de FUNDAR, dijo a La Silla Rota que los recursos deben asignarse de manera transparente a programas específicos de salud: “lo importante es que el Congreso establezca que lo que se recaude por este impuesto vaya directamente a la atención de la diabetes y otras enfermedades. Si el dinero entra a la bolsa general de la tesorería, se pierde la trazabilidad”.

Un problema de salud pública y de presupuesto

Organizaciones como Salud Justa MX y la Red de Acción en Salud (RASA) insisten en que los impuestos saludables deben ampliarse también al tabaco y al alcohol, ya que ambos representan un fuerte peso en la carga de enfermedad y en los costos de atención.

En México, el alcohol está relacionado con 41,000 muertes al año, siete tipos de cáncer, 200 enfermedades y el 20% de los accidentes viales fatales. Los costos directos asociados alcanzan 552,000 millones de pesos, equivalentes al 2.1% del PIB, más de lo que el Estado recauda de esta industria.

El consenso entre especialistas es que ningún sistema de salud puede enfrentar solo las consecuencias económicas de las enfermedades derivadas del alto consumo de bebidas azucaradas, alcohol y tabaco.

El aumento al impuesto a las bebidas azucaradas es un paso, pero insuficiente. La urgencia, advierten los expertos, es doble: prevenir con medidas fiscales más efectivas y asegurar que los recursos se destinen directamente al fortalecimiento del sistema de salud.

Una medida que se queda corta

Octavio Gómez Dantés, experto en salud pública dijo que el aumento a los impuestos a refrescos y bebidas azucaradas en México, anunciado como una estrategia para combatir la obesidad y enfermedades crónicas, es un paso positivo pero insuficiente frente a la magnitud del problema.

De acuerdo con el especialista, aunque la medida fiscal busca desalentar el consumo de productos dañinos y generar recursos adicionales, la realidad es que se perfila más como un mecanismo recaudatorio en un contexto de finanzas públicas debilitadas.

“En México tenemos una subinversión crónica en salud. El gasto público en este rubro es el más bajo entre los países de ingresos medios altos de América Latina. Brasil, Colombia, Uruguay, Chile o Costa Rica destinan mucho más que nosotros, mientras que enfrentamos una transición epidemiológica hacia enfermedades complejas y costosas como cáncer, diabetes y males cardiovasculares”, dijo.

 

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