Recargado sobre un arbolillo un payaso que se gana la vida en los cruceros ve pasar a familiares y amigos de personas desaparecidas. Marchan por el bulevar 5 de mayo de la ciudad de Puebla para exigir justicia a las autoridades.
La cansada cara del payaso carga con el hastío de una ciudad que tiene más de 1.7 millones de habitantes de los cuales menos de 100 marchan para gritar y mantener viva la esperanza de encontrar a Karina, a Karla, a Beatriz, a Marilyn, Alexis, Eslendy, Victorio, Melany, Marisol, Micaela, Brenda, Antonio Daniel, Margarita, Luis Alberto, Juan Pablo y Alexis, un niño indígena desaparecido en diciembre de 2021, también buscado por la Interpol.
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Marchan en el Día Internacional de Víctimas de Desaparición para que haya resultados en las 1,175 carpetas de investigación abiertas ante la Fiscalía General del Estado entre enero y julio de este 2024.
El Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas da cuenta de que entre el 31 de diciembre de 1952 y el 30 de agosto de 2024 en Puebla hay 2 mil 644 personas desaparecidas y no localizadas, la mayoría en los municipios de Puebla, Tehuacán y Tepeaca.
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Vestido con ropa en color amarillo y azul, y con el rostro pintado, sin moverse, el payaso escucha la pregunta “¿qué sientes cuando ves a la gente exigir justicia?” La respuesta, su respuesta, “nada, sólo quitan el tiempo”, lleva como fondo el claxon de automovilistas presionando al tránsito que cede el paso a las protestas arengadas por María Luisa Núñez Barojas, creadora del colectivo Voz de Los Desaparecidos.
“Nada, sólo quitan el tiempo”, dice el payaso y suelta una sonrisa de esas que llevan una dosis de pena y otro tanto de cinismo. Tal vez no sabe que la señora Gabriela Flores busca a su hija Karla Alejandra Tela Flores, desaparecida el 14 de julio de este año, y tampoco que Saúl Rojas, Ignacio Arturo y Nadia Guadalupe siguen sin ser encontrados por la Fiscalía General de Justicia.
Quizá tampoco sabe que en Puebla ha surgido este año la Red en Búsqueda de Personas Desaparecidas conformada por familias de víctimas de desaparición forzada que este viernes colocaron un antimonumento frente a la Fiscalía: montaron seis sillas gigantes de metal y las pintaron con los nombres de sus seres queridos para visibilizar la ausencia que tienen cada vez que se sientan a su mesa a comer.
Ahí, entre ambos grupos de familiares de desaparecidos, Gabriela Flores sostiene una pancarta con la imagen de su hija Karla Alejandra, de quien no sabe nada desde que a las 18:30 horas del 14 de julio pasado salió de su domicilio rumbo a Amozoc, a la casa de un familiar, pero nunca llegó. A las 22 horas envió un mensaje a su familia diciendo que se le había hecho tarde y que avisaría en cuanto llegara.
En la mañana del 15 de julio le marcaron, pero el teléfono ya estaba apagado. Karla Alejandra, dijo la señora Gabriela, siempre nos avisaba en dónde y con quién estaba y la ubicación. “Es una mujer muy responsable y sobre todo leal. Ella no se fue por su voluntad, no se fue con el novio (…) siempre me platicaba sus proyectos o sus sueños, quería seguir estudiando administración de empresas y poner un negocio”, asegura.
La Fiscalía General de Justicia no les ha entregado la carpeta de investigación y aunque se ha mostrado empática les ha dicho que Karla Alejandra no es la única desaparecida, que hay muchos casos. “No le ponen interés porque mi hija no es influyente, no es familiar de un diputado, empresario o gobernador, es una simple ciudadana que paga impuestos, pero a quien nadie voltea a ver”.
En la ficha de búsqueda se informa que Karla Alejandra Tela Flores mide 1.60 metros de estatura, es de complexión delgada, tez apiñonada, con el cabello largo, liso y teñido de color negro. Cuando desapareció vestía una blusa negra de mangas tres cuartos; portaba una cadena dorada con un dije y una perla color azul; una pulsera color dorado, reloj color plata, cartera café, llevaba un short de mezclilla azul claro y tenis blancos con rayas negras.
El gobierno de Puebla, estado donde desapareció Karla y donde automovilistas se enojan porque personas que buscan a sus desaparecidos interrumpen el tráfico, creó la Comisión de Búsqueda de Personas del Estado de Puebla apenas el 20 de junio de 2019 como un órgano desconcentrado de la Secretaría de Gobernación, con autonomía técnica y de gestión.
En sus primeros años la Comisión de Búsqueda de Personas del Estado de Puebla se vio envuelta en escándalos de malos manejos de los recursos que le fueron asignados: la Auditoría Superior de la Federación le detectó un daño a la Hacienda Pública Federal por 3 millones 500 mil pesos, por ejemplo. Y omisiones como impartir cursos sin emitir los lineamientos para capacitación que debe realizar el Sistema Estatal de Búsqueda de Personas, como marca la fracción XV, artículo 25, de la Ley de Búsqueda de Personas del Estado de Puebla, y después conformar células municipales.
Puebla, como todo México, forma parte de la crisis de desaparecidos: el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas indica que del total de 11 mil 450 personas desaparecidas, no localizadas y localizadas 2 mil 131 permanecen como desaparecidas y no localizadas; 9 mil 328 fueron localizadas, y de estas últimas 548 fueron localizadas sin vida, por eso es que, afirma María Luisa Núñez Barojas, es necesario que el Poder Legislativo apruebe la Ley para la Declaración Especial de Ausencia por Desaparición de Personas del Estado de Puebla, algo que ha propuesto durante el último año el colectivo Voz de Los Desaparecidos.
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VGB