MONTERREY. - Maricela Banda Flores es propietaria de una vivienda en la Colonia Fomerrey 1 y le llegó el recibo de pago de Agua y Drenaje de Monterrey por consumo de 71 mil pesos por tres meses.
Sin embargo, lo que hace la diferencia es que la casa está deshabitada desde hace años, y una revisión con un técnico privado y otra de la propia empresa estatal muestran que no hay fuga alguna. A pesar de esto, Agua y Drenaje le envía el cobro y no escucha razones.
Como Maricela hay otros usuarios que reciben alteraciones en sus recibos por la tarifa de agua, a lo que la paraestatal se niega a resolver, o en todo caso se tiene que acudir a la defensa jurídica, señala Jaime Noyola, dirigente de la Alianza de Usuarios de Servicios Públicos y Financieros.
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El dirigente, de profesión abogado, ha descubierto además que Agua y Drenaje en la mayoría de los casos cobra el aire.
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"Sí, sucede que con los cortes de agua en decenas de colonias por la situación de escasez o por reparación de algún desperfecto, al retornar lo primero que marca el medidor es el aire cuando se abre una válvula; entonces comienza a dar vuelta desenfrenadamente y por consiguiente a marcar sin que se consuma el líquido".
Pero hay algo más grave, alerta: "Trabajadores de la propia Agua y Drenaje les han dicho en confianza, que malos empleados, compañeros de labores, acuden a viviendas no habitadas, retiran el medidor y lo llevan a una residencia o quinta donde hay alberca y altos consumos. Luego, ya cercana la fecha de corte, lo regresan a la vivienda y entonces viene el gran cobro".
Jaime Noyola deambula con usuarios afectados por la Procuraduría de Defensa del Consumidor (Profeco) donde han encontrado solución a muchos de los casos, aunque no siempre es así, o bien Agua y Drenaje se niega a atender la recomendación, lo que da lugar a un largo litigio.
"En las oficinas de Agua y Drenaje son prepotentes y arrogantes, pero ante la Profeco cambian la narrativa. Ya tiene la empresa tres multas por haber realizado sobrecobros, cometido abusos y dejado sin el servicio al usuario cuando el agua es un recurso que por derecho humano no debe suspenderse", añade el líder de la Alianza de Usuarios.
Contra la opinión negativa que pudiera tener algún sector de la población hacia Profeco, es necesario que el usuario que tiene algún problema como consumidor, en este caso el agua, acuda, porque así se garantiza que no hay corte mientras esté el litigio, añade Noyola.
Además de Maricela Banda, que le cobran 71 mil pesos por tres meses, hay otros usuarios que les ha llegado el recibo con sobrecobro por miles de pesos, que incluso superan los 150 mil pesos.
El dirigente tiene confianza en que se ganen la gran mayoría de los casos que tienen en Profeco. Ya han sido resueltos a favor decenas de ellos, pero ahora se avocan a recopilar pruebas del mal uso de medidores en viviendas deshabitadas que se colocan en lugares de grandes consumos para luego sobrecobrar miles de pesos.
La Alianza de Usuarios de Servicios Públicos y Financieros ha emprendido una lucha por el agua y desde la crisis hídrica del año pasado denunció el mal uso, el abuso y la complacencia del gobierno de Samuel García hacia grupos empresariales y de poder económico para que no tuvieran escasez.
La lucha le ha valido a Noyola que medios internacionales como el New York Times y The Guardian vengan a Monterrey a realizar reportajes.
Por otro lado, el Congreso del Estado solicitó a la paraestatal Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey que informe sobre el cambio de los medidores ultrasónicos en el área metropolitana donde se están instalando; si estos tienen algún costo y si el cambio es obligatorio, asimismo, qué destino se les está dando a los medidores anteriores. Dentro de lo estipulado en el plan maestro para garantizar el agua de Nuevo León hasta el 2050, se señala que la instalación de estos medidores sea una actividad permanente.
La empresa detalló que se tiene una meta de instalación de un millón y medio de medidores para cobrar el consumo real de los ciudadanos, ya que existen dispositivos muy antiguos que pudieran subcontabilizar el consumo.
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