Aunque separados por cientos de kilómetros, Diana y Félix han tenido que explotar su ingenio y tenacidad para llevar el agua a su hogar, enfrentándose a la escasez y la adversidad que representa la resiliencia de algunas zonas de los estados de Oaxaca y México donde la accesibilidad empeora conforme la escasez se profundiza en todo el país.
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En la calle Valentín Gómez Farías, sector Tierra Blanca de la colonia Solidaridad, una de las zonas más altas y marginadas de la agencia municipal de Santa Rosa Panzacola, la escasez ha llegado a un punto crítico con suministro de sólo una vez cada 40 días.
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En esta parte de la capital de Oaxaca, Diana inicia su día a las 06:00 de la mañana, toma un bote de 20 litros y se aventura por caminos de terracería llenos de obstáculos para llegar al pozo que la abastece. Este viaje, que realiza 6 veces durante la mañana, es la única manera de asegurar para su familia el acceso al agua.
“Los dos meses pasados no tuvimos agua en la llave. Aquí la pipa no puede subir porque no está pavimentado y el camino está muy feo. No hay agua para nosotros. Tenemos que ir al pozo y también se está secando”.
Diana vive con su hija, sus papás, una hermana, su cuñado y sobrino. Los seis botes que acarrea deben ser economizados a fin de que alcance para todos y para todas las actividades del día como bañarse, lavar trastes, preparar alimentos y, si se puede, lavar ropa.
Para satisfacer la demanda de agua de la ciudad se requieren 1200 litros por segundo, pero actualmente sólo es posible obtener 280 litros. La principal razón, afirma el Sistema Operador de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado (Soapa), es la falta de lluvias durante el año pasado.
De acuerdo con al último reporte del Monitor de Sequía en México (MSM) dado por la Comisión Nacional del Agua, el estado tiene 59 municipios en la categoría D3, esto quiere decir que atraviesan una sequía extrema. Los municipios más afectados son en regiones de la Mixteca, Sierra Sur y, aunque están a un lado del agua, localidades de la costa.
La sequía también pega a los municipios más pobres, como en casa de Diana, quienes deciden si compran comida o compran agua de una pipa. La familia llegó a vivir a este lugar hace más de 20 años orillados por la falta de vivienda accesible hacia la zona centro y sus colonias. Fue apenas hace 15 años cuando se introdujo el sistema de agua potable con servicio una vez a la semana. Con el transcurso de los años se fue espaciando hasta este punto.
“En casa cuidamos mucho el agua, un tinaco de mil 100 litros nos debe de durar 3 semanas. Estas fechas han sido muy críticas. Sin agua en la llave hay que acarrear del pozo y cada vez sale más sucia porque el nivel es más bajo”.
Diana continúa su día, con menos de cinco litros “desmugra” la ropa. Cada litro es cuidado devotamente pues nada más que ella sabe que tener acceso al agua es una batalla diaria.
Los olvidados
Rosa, también habita en la Solidaridad. Ella y su familia almacenan el agua incluso en botellas de refresco que recolecta de los bailes a los que acude a vender alimentos.
“Con el poquito de agua que nos mandan tenemos que conformarnos. Las pipas ya no quieren subir, si queremos comprar tenemos que decirles con ocho días de anticipación para que aparten nuestra agua”.
Por cada tinaco de mil 200 litros, cada familia desembolsa entre 250 y 280 pesos, dependiendo la demanda. En casa de Rosa se compran dos tinacos al mes. La última vez que cayó agua en la llave fue la última semana de diciembre de 2023.
Aquí el agua se recicla. El agua de la lavadora va para el baño o para las plantas. Para bañarse ocupan medio bote, “ahora sí que es una media bañada”.
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Eleuterio fue uno de los primeros habitantes en la Solidaridad. Hace 25 años se abastecían de un arroyo que cruzaba cerca de su casa y de un pozo. Con el tiempo el cuerpo de agua desapareció difuminado por el crecimiento de la población.
El agua que tenían a la mano, ahora es un recurso que se adquiere con mucho sacrificio y “a precio de oro” para quienes viven con un salario mínimo.
“La solución no es rápida, es un problema mundial. Lo que nos toca como personas es cuidarla y lo poco que tengamos administrarlo lo más que se pueda. En casa somos pocas personas, todavía no estamos en una situación crítica de privarnos de algunas cosas, pero estamos conscientes de cuidarla más. No sé si tenga que ver con lo que hacemos los humanos en la tierra que el agua cada vez es más escasa … que si se puede revertir, yo creo que sí, siempre y cuando cada persona haga conciencia. El daño no va a repercutir en mí inmediatamente, pero sí en las futuras generaciones”, agrega Abraham, también habitante de la zona.
En la Solidaridad la situación cada vez es más preocupante, pues todavía viene lo más difícil del estiaje y, señalan, en un estado tan desigual, quienes tienen menos posibilidades de comprar son los que viven en el límite de la pobreza, aunque son quienes más cuidan el agua.
En México el acceso al agua es un derecho humano establecido en la Constitución. El artículo 4 señala que “toda persona tiene derecho al acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible. El Estado garantizará este derecho y la ley definirá las bases, apoyos y modalidades para el acceso y uso equitativo y sustentable de los recursos hídricos, estableciendo la participación de la Federación, las entidades federativas y los municipios, así como la participación de la ciudadanía para la consecución de dichos fines”.
A falta de cumplimiento a ese derecho humano, durante el 2023 se interpusieron ante la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca cinco quejas contra SOAPA y 1 contra la Comisión Estatal del Agua, mismas que siguen en proceso de investigación.
Acondicionan vida y bolsillos
Como en la colonia Solidaridad, de Oaxaca, el señor Félix García también ha tenido que realizar una travesía para poder tener acceso al agua, pero en la colonia Loma Bonita del municipio Nezahualcóyotl, en el Estado de México.
Cientos de kilómetros lo separan de las historias de Diana, Rosa o Eleuterio, pero una problemática los acerca: la escasez que los obliga a modificar su estilo de vida.
Y es que el habitante del oriente del Edomex se ha convertido en plomero para intentar llevar el agua a su vivienda, luego de más de tres meses de desabasto.
Con tubería de pvc, codos de 3/4 y pegamento, el hombre armó una línea de 12 metros que cruza toda su vivienda para que las pipas le doten del líquido, pues debido a que la cisterna se encuentra en el patio trasero era casi imposible que pudiera llenarla.
“Como las pipas no traen la manguera larga, por ese motivo, eso lo arreglo de esa manera, para un caso crítico, ese lo fui a comprar ahorita para hacerlo llegar, ahorita con esos dos codos. Si compré tres ahorita para evitar que se vaya a reventar de ese lado y lo uno con el otro y acá otro para que pueda entrar la llave, perdón la manguera que traen de la pipa”, explicó mientras armaba su nueva red.
La historia se repite en casi toda la colonia, pues las pocas familias que cuentan con cisterna la tuvieron que construir en los patios traseros o en lugares de difícil acceso para los piperos, esto debido a que en el lugar hay una falla geológica que mantiene fisuras en la zona limítrofe de Los Reyes La Paz, Nezahualcóyotl e Iztapalapa.
"La explicación que han dado es por los hundimientos que hay en estas zonas a consecuencia, pues, de la desecación del Lago de Texcoco, entonces ya ahorita como no ha llovido en cierta forma, pero también toda el agua que llueve no se puede ir hacia los acuíferos y ahí tenemos el problema".
Aseguran que hace más de 60 años, cuando se creó la colonia, los habitantes no imaginaron que el agua se iba a terminar.
“Hace muchos años, bueno esta casa ya es muy vieja data de allá por los 60, 70, que se acabó de construir, entonces en ese tiempo no faltaba el agua, el agua caía en las llaves y sin problemas, pero después hubo un tiempo en que el agua nada más caía en altura de un metro y después fue bajando, fue bajando hasta que ya, por eso tuvieron la necesidad de hacer la cisterna aquí. Varios de los vecinos tenemos ese problema de la cisterna, bueno en este caso, nuestros padres no pensaron en la falta de agua después de 50, 60 años”, agregó
Ingenio vs escasez
En el sismo de 2017 los habitantes de la zona se quedaron sin suministro de agua por un tiempo prolongado, debido a las fallas en la red hidráulica que derivaron del movimiento telúrico.
Sin embargo, después de unos meses, el servicio se restableció, pero la dotación disminuyó y tenían agua tres veces por semana. Desde ese año, los vecinos tuvieron que "ingeniárselas" para obtener el líquido necesario y abastecer a los hogares.
“Entonces, por ese motivo, hemos tenido que adecuarnos, arreglar la tubería, en este caso improvisarla, para evitar este problema”, explicaron.
La escasez es cada vez más complicada, las cisternas a veces son insuficientes, por la falla, la mayoría fueron construidas en cuadrados de un metro y medio, para abastecer a más de 10 personas.
Además, algunas personas que cuentan con estos contenedores tampoco cuentan con recurso para adquirir el agua, pues el costo se ha incrementado de forma considerable.
"Somos una de las ciudades más grandes del país, y con la población que tenemos aquí, imagínese 1000 litros de agua, en este caso somos 3 personas aquí, pero familias que tienen este vamos a decirlo 7 u 8 integrantes con 1000 mil litros, pues ni para que les pueda funcionar", aseguró Félix.
La situación ha orillado a los habitantes de la zona a manifestarse en dos ocasiones, la pasada el 26 de marzo y la segunda el 2 de abril, en ambas bloquearon la circulación de la Avenida Texcoco, en su cruce con Siervo de la Nación, muy cerca del Metro Santa Martha de la Línea A.
Y pese a que autoridades de Nezahualcóyotl y la Comisión del Agua del Estado de México, se comprometieron a suministrarles el agua, el apoyo es insuficiente.
“En la semana pasada recibimos ayuda de parte del ayuntamiento, nos dejaron 1200 litros aproximadamente, y con eso ya hemos estado sobreviviendo nada más con la cuestión de los trastes y pues el baño lo estamos llevando un poquito más allá, que, si nos teníamos que bañar diario ahora nos tenemos que bañar cada tercer día, no está para ver, pero si ya huele uno a agrio ahorita”, finalizó.