DÍA DEL TRABAJO

“Tenemos que juntar 1,200 pesos para pagar la renta": payasitos hacen malabares para subsistir

Cristian y Fabián, de 20 y 10 años respectivamente, son payasitos chiapanecos que trabajan bajo el sol, expuestos a todo peligro en un semáforo de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas

Créditos: LSR/ Christian González
Escrito en ESTADOS el

TUXTLA GUTIÉRREZ. - A pesar de los intensos rayos del sol, o de exponerse a que un automóvil los pueda atropellar, entre otros riesgos, Cristian, de 20 años de edad, y su primo Fabián, de 10, ambos de origen tzotzil se pintan la carita de payaso y, con cuatro pelotas en mano, hacen malabares en alguno de los cruceros de esta ciudad capital de Chiapas.

Ambos no saben lo que es pisar un salón de clases, pues desde pequeños, cuentan a La Silla Rota, sus papás se dedican al comercio en las calles, o mejor dicho, a vender chicles, cigarros, paletas, cacahuates para salir adelante.

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De hecho, cada fin de semana, regresan a su tierra natal, San Miguel Mitontic, San Cristóbal de Las Casas, en los Altos de Chiapas, para luego volver a Tuxtla Gutiérrez, donde se quedan de lunes a viernes para juntar la mayor cantidad de dinero posible.

Sin embargo, los hablantes del idioma tzotzil aceptan que le tienen que "chambear" duro para juntar, al día, unos 200 o 250 pesos, si bien les va, y con ello alimentarse y pagar un cuarto en el centro de la capital. Pero su labor, dicen, no sólo la hacen en la mañana o parte de la tarde, sino que hay veces que se quedan hasta en la noche.

Fabián se sube a los hombros de Cristian y con unas pelotas hace malabares | Fotografía de Christian González (Corresponsal)

Fabián, por su parte, manifiesta que, algún día, le gustaría ser mecánico, mientras que Cristian refiere que sólo desea trabajar.

“Tenemos que juntar 1,200 al mes para pagar el cuarto, por eso le chambeamos duro”, revela el primo mayor quien, algún día, también sueña con aprender otro oficio, el de albañilería.

Los primos, quienes también saben lo que es producir el campo sobre todo con maíz y frijol, se entienden y coordinan bien. Aprovechan la luz roja del semáforo para que Fabián, con habilidad, se suba y se pare en los hombros de Cristian –el mayor de nueve hermanos--, y así comience a aventar las cuatro pelotas al aire, sin que se le caigan. Como recompensa, algún automovilista les regala una moneda o billete, e incluso hay quienes les llevan algún alimento, agua o ropa.

Para ellos la vida no es tan fácil, pero les alcanza para comerse un taco, e incluso descansar algunos minutos entre horas de su jornada laboral. Por el momento, sólo piensan en que el malabar les resulte bien, y así planear otros “trucos” con los que puedan ganarse el cariño y admiración de los espectadores para ganarse una moneda.

Mientras tanto, Fabián, cuya estatura apenas raya el metro de alto, se mete entre los carros que esperan la luz verde del semáforo, para obtener más monedas. A veces, confiesa, no les dan nada, pero no se pone triste.

Todos los días, Cristian y su primo salen del cuarto que rentan con el estómago vacío pero llenos de ilusiones. Antes de “lanzarse” a algún crucero, se toman alrededor de media hora para decorar sus rostros. Esta vez, Fabián se pintó los colores de la bandera mexicana.

“Es hora de seguir”, dice el más pequeño. Mientras que Cristian lo espera para que, por enésima vez, se le sube a los hombros y empieza a echar las pelotas al aire para hacer malabares.

Cada semáforo rojo es una moneda, por lo que Fabián y Cristian se acercan a los autos para que les den algo de dinero, comida o ropa | Fotografía de Christian González (Corresponsal)

Panorama del trabajo infantil en Chiapas

De acuerdo con el Proyecto Accionar, parte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Chiapas presenta en la actualidad una tasa de trabajo infantil del 20 por ciento arriba de la media nacional, lo que la coloca como la segunda entidad del país (sólo por debajo de Guerrero) con mayor número de niños, niñas y adolescentes (NNA) en esa condición.

Según el análisis, la tendencia que se presentó en 2019 se mantuvo hasta el 2022 con un incremento: hace cuatros años había 3.1 millones de NNA en esa situación, mientras que para el 2023 aumentó a 3.7 millones de personas.

Con base en la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil, la mayor parte de esos NNA están inmersos en rubros como el comercio, la construcción y la agricultura, esta última bastante común en Latinoamérica. Aunque los factores que permiten el trabajo infantil son múltiples, se especificó que, sin duda, hay dos causas más recurrentes: la condición económica y la pobreza.

Fabián sube a los hombros de Cristian para hacer malabares con pelotas | Fotografía de Christian González (Corresponsal)

Además de la pobreza y el hambre, hay otros riesgos

Según la organización “Melel Xojobal”, parte de la Red por los Derechos de las Infancias y Adolescencias (Redias), con sede en San Cristóbal de Las Casas, existe una preocupación mayor en estos momentos, pues cerca de 65 mil NNA están en riesgo de ser reclutados por grupos criminales en Chiapas. De esa cifra, 2,500 viven en el Pueblo Mágico sancristobalense, de donde son originarios Cristian y Fabián.

Por ello, la AC mencionada ha insistido en que haya un alto a las violencias en la entidad, y que los tres órdenes de gobierno actúen para atender a ese sector, además de garantizarle condiciones para supervivencia, vida y desarrollo.

Basada en datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, recordó que, a causa de la violencia, 473 NNA fallecieron durante el año pasado en la geografía chiapaneca.

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Fabián sólo tiene 10 años de edad y bajo el sol y expuesto a cualquier peligro busca llevar comida a su casa | Fotografía de Christian González (Corresponsal)