Cientos de hortelanos llevaron a cabo este día la cosecha de rábanos que forma parte de las tradiciones decembrinas de Oaxaca.
Con agilidad y fuerza levantaron entre 13 y 15 toneladas del tubérculo que, en manos artistas, se transformarán en figuras mágicas, míticas o tradicionales.
Adelantados al alba los participantes llegaron al bosque, que para lucirse, se hizo pantalones verdes con metros y metros de puestas de sol. El frío envolvía con fuerza, pero lo espantaron entre la tierra removida con palas y picos.
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Raudales de luz los sorprendió hormigueando el campo, haciendo hendiduras en la tierra y sacando rábanos. Como quien desentierra un tesoro, cada pieza era presumida y apilada delicadamente.
En este 2024, la Noche de Rábanos cumplirá 127 años de vida, en todo el país no hay una celebración como ésta que nace de la vendimia de hortalizas en lo que entonces era conocida como Plaza de las Armas.
Don Serafín, uno de los hortelanos de mayor edad recuerda que la primera vez que se celebró la Noche de Rábanos como se conoce ahora, fue el 23 de diciembre de 1897.
“No recuerdo el personaje que se le vino la idea de hacer una figura de rábano y el que hiciera la mejor figura tendría un premio económico. De ahí parte la noche de rábanos. Esto ha venido evolucionando poco a poco. Antes no nos daban la materia prima.
Fue en el mandato del gobernador Heladio Ramírez López que empezaron a dar las parcelas a quienes participamos”.
Acompañado por el trabajo, no por la suerte. Don Serafín es hasta ahora el máximo ganador del evento y su nombre está inscrito en la historia cultural de Oaxaca.
Fue su padre Serafín Muñoz la guía en este camino. “Él ya se sentía cansado y me dijo que yo tendría que preservar el legado. Así fue como vengo haciendo esta historia en la familia. Ahora ya participan mis hijos, mis nietos y hasta bisnietos”, recuerda.
Después de la cosecha las hortelanas y hortelanos se trasladan a sus casas para comenzar el tallado y diseño de sus creaciones. Las piezas son exhibidas en el zócalo capitalino la noche del 23 de diciembre. Cientos de turistas nacionales y extranjeros se dan cita para maravillarse con cada pieza creadas por manos mágicas.