OAXACA

En 5 años, van 160 menores que llegan al hospital por violencia sexual en Oaxaca

De 2019 a 2023, estos han sido los casos y sus consecuencias por la violencia sexual infantil en Oaxaca

Créditos: Fotos: Citlalli López Velázquez
Escrito en ESTADOS el

En febrero de 2020 una pequeña de apenas un año y ocho meses de edad falleció en el hospital de la Niñez Oaxaqueña. La autopsia realizada confirmó la violencia sexual cometida en su contra. Las lesiones le arrebataron la vida.

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El caso de la pequeña sin nombre – porque no había sido registrada legalmente- evidenció lo que viven muchas niñas de Oaxaca desde que nacen y a lo largo de su infancia y adolescencia.

La bebé originaria de Zaachila, localidad ubicada en los valles centrales de Oaxaca, integró uno de los 160 casos de niñas, niños y adolescentes que recibieron atención hospitalaria víctimas de violencia sexual de 2019 a 2023.

Cada una de las cifras obtenidas del Blog de datos de incidencia política de la Red por los Derechos de la Infancia (Redim) a partir de los registros de lesiones de la secretaría de salud, es la vida de una niña o adolescente.

Los registros hemerográficos les dan rostro. En 2018 una bebé también de un año ocho meses fue ingresada al hospital de la Niñez con graves daños a su salud ocasionada por la violencia sexual sufrida en una localidad de la mixteca. La bebé permaneció 17 días hospitalizada debido a que presentaba desgarre vaginal y daño rectal e intestinal. Tuvo que ser sometida a dos intervenciones quirúrgicas y diferentes tratamientos.

Las cifras de la REDIM muestran que el número de niñas, niños y adolescentes ingresados a hospitales por violencia sexual ha ido en aumento. Mientras que en 2019 se registraron 12 casos, en 2023 se dispararon a 58, en donde la mayoría son niñas y adolescentes.

Durante el 2023 un total de 9 mil 802 niñas, niños y adolescentes fueron atendidos en hospitales de México por violencia sexual. Las cifras se establecieron como la segunda mayor para un año desde que se tiene registro (2010) y duplicó el promedio anual de casos observados en el país entre 2010 y 2023.

Es de señalar que el número de niñas, niños y adolescentes atendidas por violencia sexual en hospitales del país no corresponde con la totalidad de las víctimas de violencia sexual a nivel nacional.

Secreto de familia

Las violencias sexuales contra las infancias y adolescencias se viven como un secreto de familia. Muchas de las violencias no llegan a una denuncia. Las víctimas viven el dolor y las consecuencias en silencio, señala Nelly Martínez Echartea, activista defensora de derechos humanos.

“Se continúa con el patrón de cubrir a los violentadores. Las violencias sexuales contra niñas y adolescentes se convierten en secretos familiares y realmente es muy difícil romper esos círculos, en muchas ocasiones niñas y adolescentes son segregadas de la familia, rechazadas por la madre porque los violadores son del primer círculo”, señaló la activista feminista integrante del Grupo Estatal de Prevención del Embarazo Adolescente (GEPEA) desde el 2018.

Dado que en la mayoría de los casos los violentadores sexuales son el papá o el padrastro, las madres se vuelven las primeras juzgadoras de las niñas y les dejan la carga de la culpa.

Por otro lado -agregó- hay una incapacidad de las autoridades para responder al alto número de agresiones. En las fiscalías se pierden evidencias o no se siguen los protocolos de atención; en los servicios de salud pública no se reportan todos los casos de menores de edad que llegan con lesiones o con embarazos forzados.

De acuerdo a evidencia recabada por la defensora de derechos humanos, en el hospital del IMSS en el último mes se atendieron dos partos uno de una niña de 12 y otro de 14 años.

La integrante del GEPEA reveló que no hay protocolos establecidos para reportar estos casos como hechos de violencia sexual. “Las niñas llegan, paren y las dejan ir sin un seguimiento, sin que se reporte y se investigue”.

La violencia sexual infantil en niñas, niños y adolescentes es un delito que se comete recurrentemente en Oaxaca. Cinthya Martínez Muñoz, especializada en la atención a niñas, niños y adolescencias, señala que en la mayoría de los casos los victimarios están en casa.

“El abuso se da mucho en contextos cercanos al niño o niña, puede ser un familiar, una persona de confianza para él o ella y que a lo mejor no llega al grado de la violación, pero sí de tocamientos inapropiados, conductas sexualizadas. Esto los niños y las niñas lo ven sobre todo cuando existe un contexto de violencia previamente”, expuso.

Martínez Muñoz quien brinda atención psicológica en el Refugio de Medio Camino (Camec) del ayuntamiento de Oaxaca de Juárez, alertó que la violencia sexual infantil también se puede dar en el ambiente escolar.

Debido a todos los tabús y estigmas que hay en torno a las víctimas, llega a ser difícil enunciarlo y sobre todo denunciarlo.

Quienes las viven en la infancia y adolescencia cargan con distintas consecuencias devastadoras a corto físicas y psicológicas, embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual; a mediano y largo plazo estrés postraumático, depresión, alteraciones en la personalidad, inestabilidad personal, trastornos e impacto en relaciones a futuro.