Tras dejar en claro que no tienen nada en contra de los migrantes porque a estos los engañan con la idea de darles un permiso para poder avanzar por territorio nacional sin ser detenidos o deportados, habitantes de una decena de colonias en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, exigió que la Sub-Representación Federal Zona Centro del Instituto Nacional de Migración (INM), ubicada en la carretera a Villaflores, sea removida a otra zona, donde no genere problemas.
Jaime Durán Morales, en representación de la unidad habitacional Lomas del Venado, dedujo que, este descontrol, es ocasionado por el mismo INM, que “deja a su suerte” a quienes sólo buscan mejorar su calidad de vida en los Estados Unidos u otras regiones de México que les garanticen estabilidad social y económica.
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Lo peor de todo, refirió, es que las personas en movilidad se han apropiado de espacios públicos como parques u otras zonas, “nos ha tocado ver que se agarran a machetazos, o hasta un muerto hubo en la colonia San Francisco hace unos días, y hacen sus necesidades fisiológicas en plena calle; esto se está descontrolando”.
Según él, este tipo de situaciones se agudizaron desde marzo pasado, pero cada día que transcurre es peor.
“No generalizo, los migrantes no son malos, pero el INM ni baños les quiere poner, cuando es su deber”.
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Aclaró que han enviado sus denuncias a diferentes instancias, inclusive al propio expresidente de México, Andrés Manuel López Obrador, pero nunca les hicieron caso.
Lo que ya les cansó, dijo, es que algunos indocumentados se saltaban la barda para ingresar a una escuela, o cocinaban cerca de la misma, con fogatas, lo que afectaba la salud de los alumnos.
Foco de infección e inseguridad
Para los colonos, es preocupante el panorama porque se han generado hacinamientos humanos, “focos” de infección e incluso inseguridad.
Insistieron en que cientos de personas migrantes, la mayoría de veces bajo engaño, son llevadas a la Sub-Representación Federal Zona Centro del INM, para que ahí continúen su trámite de estancia legal en este país.
En algunas casas de colonias como San Francisco, Lomas del Venado, entre otras, sus dueños optaron por colocar lonas con leyendas como: “no poner carpas sobre esta banqueta”.
Unos más rodearon sus propiedades con alambre de púas para que los extranjeros, una gran parte venezolanos y de otros países de Centroamérica y Sudamérica u otros continentes, no invadan la privacidad de las familias locales.
Este viernes, de hecho, un grupo de pobladores organizó un bloqueo en los cruces de la Calle Central y el Libramiento Sur, de Tuxtla, para presionar a las autoridades migratorias y que corrijan la situación, pues para ellos, éstas se han desentendido de sus obligaciones.
Otra de las vecinas afirmó que ya levantaron firmas para pedir el apoyo, primero, de las autoridades municipales, pero éstas los ignoraron o les advertían que esa queja la deberían llevar al INM, donde la respuesta era similar o nula.
Lo más triste, recordó, es que en varias ocasiones se han confrontado con los migrantes porque ya no pueden caminar de forma libre, ni salir o entrar a sus viviendas.
“Hay quienes no tienen para pagar un baño”
Gilberto Guerrero salió desde hace dos meses de Venezuela, pero desde hace poco más de un mes llegó a México con la intención de avanzar hacia los EU.
Desde hace unos días, se estableció en un parque de la colonia San Francisco, pues el INM sólo les otorga un “permiso” de 10 días para avanzar, pero aclaró que luego ese “papel” no tiene validez y los regresan.
Tras advertir que él trata de ser respetuoso para que los vecinos no se molesten, como pagar un baño público para hacer sus necesidades fisiológicas o hasta ducharse, comentó que hay compatriotas o migrantes de otros países que no tienen “ni un peso”, y no les queda de otra que orinar o defecar en la vía pública.
Aceptó que los vecinos tienen razón de molestarse, en muchas ocasiones, por el caos que se provoca con la presencia de migrantes en la vía pública, “porque es feo que te levantes y te encuentres con una ‘cloaca’, pero, insisto, hay quienes no pueden pagar un lugar para hacer esas necesidades”.
Para él, apuntó, lo ideal sería que las autoridades les acondicionaran un espacio adecuado (albergue migrante) para que, mientras permanecen en México, no generen problemas que ellos no provocan porque quieran, sino porque nadie los atiende.
Un “permiso que no sirve"
Sentado a espaldas de un negocio que colocó alambre de púas para evitar la invasión, Anderson cuenta que, desde hace dos semanas está en Tuxtla Gutiérrez. Desde hace un mes, dijo, salió de su natal Venezuela ante la falta de oportunidades.
Por el momento, él instaló en la calle una “barbería móvil”, a donde no sólo llegan migrantes para cortarse el cabello, sino también ya tiene clientela mexicana.
Su caminar, reconoció, ha sido difícil, y más con lo que la presencia de ellos genera con los colonos. En su caso, mencionó, él trata de mantener limpio el espacio que ocupa para su negocio. “Sabemos que a muchas personas no les gusta, pero no estamos aquí para quedarnos, ni queremos molestar a nadie”.
Sin embargo, lo que le desespera es que el INM los traiga a la capital y los haga esperar muchos días para otorgarles un “permiso” de pocos días, “permiso que no sirve porque, si te detienen en otro lado, luego te regresan; no puedes avanzar, no puedes salir (de Chiapas)”.
En su caso, sólo espera avanzar para reunirse con otros familiares que, por fortuna, ya se establecieron en la Unión Americana.