Bertha Alicia Aispuro jamás imaginó que un accidente laboral sufrido en 2003, mientras trabajaba en la cocina de una sucursal de supermercados Casa Ley, marcaría el rumbo de su vida, agravado por una negligencia médica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Durante su jornada laboral, Bertha se lesionó la rodilla, lo que la llevó a necesitar un estudio de hidromielografía para determinar su condición y ahí inició su calvario.
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El procedimiento, que consiste en una radiografía en tiempo real utilizando material de contraste inyectado en la columna vertebral, salió mal. El error médico la dejó, a sus 38 años, con dolor crónico y postrada muchos años en una silla de ruedas, incapaz de caminar. Ahora se desplaza con un bastón, pero solo dentro de su domicilio.
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“En mi expediente está registrado que todo fue provocado por el mal procedimiento. Luego sufrí seis años de migrañas. He estado pidiendo ayuda al IMSS, agoté todas las instancias, pero nunca me ayudaron. Incluso mandé una petición a la Presidencia”, relató Bertha.
Durante 16 años, el IMSS se negó a reconocer la negligencia médica que la dejó en esa situación. Finalmente, cuando le informaron que la operarían, los médicos le comunicaron que su condición, agravada por la demora, era tan delicada que una intervención quirúrgica pondría en riesgo su vida.
“Tardaron 16 años en darse cuenta de lo que me habían hecho. Me mandaron a Ciudad Obregón para operarme, pero al entregar mis documentos, me dijeron que ya no era apta para la cirugía”.
Años de dolor y negligencia
En el expediente de Bertha, del cual La Silla Rota tiene copia, la instancia de salud nacional da constancia de que su personal no realizó el estudio de manera correcta: “Dolor y entorpecimiento de los movimientos de la columna por efecto de sustancias utilizadas en procedimiento diagnóstico”, señala el documento.
Aquí, se da cuenta del recorrido que Bertha Alicia ha realizado por instituciones médicas de gobierno, particulares e incluso en el DIF Sinaloa para buscar que alguien le ayude a controlar su condición. En una de las fojas, se adjunta una carta en la que la propia mujer da cuenta de su condición.
“Yo lo único que les pido es que me quiten este dolor tan fuerte que tengo. Cuando ingresé a urgencias tenía dolor, pero no tanto. Desde que me hicieron Hidromiel y Bloqueo yo empeoré”, señala la carta.
Toda esta situación hizo que la mujer entrara en depresión, pues desde que sufrió el accidente y luego de que le realizaran el estudio jamás pudo volver a trabajar y realizar cualquier actividad le cuesta trabajo, incluso el mero hecho de desplazarse por su hogar.,
Su condición no solo le ha afectado en sus huesos, también provocó que sus venas se endurecieran y ya no puede recibir medicamento vía intravenosa.
“Lo que hicieron, ya está hecho, pero ya no puedo soportar el dolor. Siempre he sentido dolor. El medicamento que me dieron hace ya un año me ha provocado que pierda peso y no me hace ningún efecto”, manifestó Bertha.
La mujer vive en su casa al norte de Culiacán, en Infonavit Humaya, con su hijo, quien le ayuda con todas sus necesidades, pues aunque usa un bastón para desplazarse hay muchas actividades que no puede realizar.
Otra de las secuelas que le ha dejado esta negligencia es una deformidad en uno de sus pies, lo cual dificulta todavía más su desplazamiento, incluso en el interior de su casa.
Contó a La Silla Rota que hay cosas que le cuesta trabajo hacer, como el solo hecho de estar de pie por un periodo corto de tiempo, lo cual ha provocado que apenas pueda salir de su casa, incluso para ir a comprar a la tienda cercana.
Una maldición familiar
Una hermana de Bertha fue diagnosticada con cáncer luego de realizarle una mastografía. Después de esto, pasó más de un año sin que recibiera la atención o las medicinas necesarias para su condición. Tras esto, Bertha entró en contacto con el Órgano de Control Interno del Seguro Social y logró que le dieran cita para que le realizaran una biopsia, pero tardaron tres semanas para que le dieran los resultados.
A otra de sus hermanas, hace 10 años, sufrió un preinfarto y debido a que no tenían el equipo necesario, no recibió la atención necesaria a tiempo.
“Ella gritaba auxilio, ayúdenme. Le pregunté al médico que la estaba atendiendo qué razón podía darme de mi hermana y me dijo que estaba exagerando, ya que le acababa de dar el medicamento”, contó.
Y justo cuando el médico acudió al cuarto donde estaba la hermana de Bertha para llamarle la atención por los gritos, la mujer murió.
“Ella se murió en mis brazos cuando el doctor le estaba llamando la atención”, lamentó.
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Sin indemnización
Bertha Alicia Aispuro explicó que busca una indemnización por parte del IMSS debido a que se consideró que esta era improcedente desde el punto de vista médico.
En un acuerdo de la Coordinación de Delegaciones del Seguro Social, se detalla que la indemnización es no ha lugar debido a que “la paciente ha recibido tratamiento adecuado por las diferentes especialidades de las diferentes patologías”.
Debido a todo esto, ha buscado ayuda incluso en la presidencia de la República, pero nunca ha recibido respuesta.