HERMOSILLO.- Los nervios se notan en las manos y el sudor corre por sus frentes: aspirantes a una residencia médica ponen sus esperanzas en el XLVII Examen Nacional para Aspirantes a Residencias Médicas (ENARM) que se aplicó de manera simultánea en Sonora, Puebla y Guanajuato.
Uno de ellos es René Puente López, quien viajó cerca de 1,600 kilómetros para llegar desde Coahuila a Sonora, una de las tres sedes donde miles de jóvenes estarán realizando sus exámenes del 26 al 28 de septiembre.
En entrevista para La Silla Rota, el joven de 24 años cuenta la travesía que realizó para llegar a Hermosillo, la capital sonorense.
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Primero viajó desde Piedras Negras a Monterrey en automóvil, cerca de cinco horas. Después tomó un vuelo de dos horas para llegar a Sonora.
“Vengo desde Piedras Negras, Coahuila, desde la punta de la frontera norte en México. Fui hasta Monterrey, fueron cinco horas de carretera, pasé la noche en Monterrey y a volar dos horas para acá, a Hermosillo”, detalló.
René estudió Medicina en la Universidad del Valle de México (UVM) y aspira a la residencia en la especialidad de Ginecología y Obstetricia. Esta será la segunda ocasión en la que presente el examen ENARM.
Para la primera vez, el joven médico acepta que no se preparó lo suficiente. En ese entonces buscaba la residencia en la especialidad de Cirugía General, pero no tuvo los resultados esperados.
“Esta es la segunda vez que voy a presentar el examen. En la primera, no me preparé lo suficiente, la verdad, pero quise conocer cómo es, estaba en mi servicio social, y espero este año ahora sí quedar”, señala.
Por ello, para aplicar nuevamente el examen, ahora estudió por más horas, tomó cursos y repasó los libros que necesita para tener una calificación alta y poder dar el siguiente paso.
“Mañana (miércoles 27 de septiembre) en la tarde aplico el examen. Tengo varios meses estudiando, llevamos mucho tiempo estudiando, haciendo simuladores, preparándonos”, asegura esperanzado.
René, como muchos jóvenes médicos, tiene grandes aspiraciones. El primer paso es pasar el examen y después buscar un buen hospital para hacer su residencia. Ya que aprenda de los mejores, tiene la meta de abrir su propia clínica.
“Primero que nada quiero pasar el examen, después a remar contra este difícil proceso de la residencia, y después, si Dios quiere, abrir una clínica”.
René se considera una persona optimista, pues de no pasar el examen por segunda ocasión, tiene la certeza de que logrará salir adelante como médico general e, incluso, podría abrir también su consultorio.
“La especialidad es el sueño de todo médico, pero no es el único camino. Uno puede sobresalir donde sea; la especialidad sí marca un punto de corte para que te vaya mejor, pero hay médicos generales que abren su clínica, tienen su propio consultorio”, responde con una sonrisa.
Laura gastó más de 25 mil pesos para acompañar a su hijo Irving
En la sede donde se aplica el XLVII Examen Nacional para Aspirantes a Residencias Médicas, en Hermosillo, también se pueden ver a madres y padres de familia de los jóvenes médicos.
Algunos viajaron cientos de kilómetros para acompañar a las y los aspirantes a una residencia, pero también les dan soporte emocional y cariño.
Laura Gallo espera a su hijo Ricardo a las afueras del centro de convenciones Expofórum, en Hermosillo. Sentada debajo de un árbol, para mitigar los casi 40ºC en Hermosillo, cuenta en entrevista lo orgullosa que está de él.
Ella viajó desde Guerrero a la Ciudad de México, para acompañar a su hijo en el vuelo hasta Hermosillo, Sonora.
Ricardo busca la especialidad en Cirugía General y es la primera ocasión en la que aplicará el Examen Nacional para Aspirantes a Residencias Médicas.
Su madre, Laura, comenta en entrevista que el joven estudió bastante tiempo para prepararse. Mientras hacía su servicio social en las mañanas, por las tardes tomaba cursos y practicaba para el examen.
“Mi hijo tomó un curso y cuando terminó, él por su cuenta se quedó estudiando. Esta es la primera vez que va a aplicar y será para para médico cirujano”, detalla.
Los gastos para que el joven Ricardo realice el examen fueron altos. Entre vuelos, hospedaje y alimentación gastaron cerca de 25 mil pesos, pero Laura asegura que los sacrificios por su hijo valen la pena.
“La familia ha hecho sacrificios, sí ha estado pesadito, pero por los hijos y su preparación vale la pena, están rindiendo frutos, le echa ganas a la escuela. Él quiere ser lo referente al corazón (cardiología), espero en Dios que se den las cosas, es un proceso, pero deseamos siempre lo mejor”.
“No sabíamos que era una carrera tan sufrida”: madre de aspirante
Gloriela Sánchez también espera a su hijo a las afueras de la sede donde se realiza el examen para aspirantes a las distintas especialidades médicas.
Detalla que su hijo Irving, de 24 años, es egresado de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG), y ahora busca la residencia en Medicina Interna.
Su traslado a Hermosillo no fue tan largo, a diferencia de René, de Saltillo, y Ricardo, de la CDMX, ya que Gloriela vive en Ciudad Obregón, ubicado en el sur de Sonora. Una vez que su hijo llegó de Guadalajara a Cajeme, viajaron en automóvil a Hermosillo.
Sin embargo, lo que sí califica de difícil, es en sí la profesión. Para Gloriela, la carrera de medicina es difícil para los jóvenes estudiantes, especialmente quienes realizan sus internados y servicio social, ya que son largas jornadas laborales e, incluso, hasta duran días sin dormir.
“Cuando entró a su internado sufrimos mucho porque es muy pesado, más que nada las horas sin dormir, que es lo que más nos ha pegado, hemos sufrido porque se enferman”, dice.
Especialmente la madre recuerda que a su hijo le tocó el inicio de la pandemia por Covid-19, cuando recién egresó y comenzó su internado. Incluso, fue de los primeros casos, lo que asustó y preocupó a su familia.
“Primero le tocó la pandemia, fue de los primeros casos, era un miedo horrible, pero bueno, salió de eso, después las horas sin dormir, el sufrir, nosotros lejos. Ya se viene el servicio, fue más tranquilo porque iba en las mañanas, pero toda la tarde de estudiar para el examen”.
En este sentido, Gloriela considera que la profesión de médico es una carrera “muy sufrida” y poco valorada, pues los jóvenes dan su todo, por algo que no muchas veces es retribuible.
“Yo le digo: de haber sabido como era, no te dejo estudiar. Es bien sufrida la carrera y muy poco valorada”.
Jóvenes médicos, blanco de la violencia en el país
Además de ser una carrera costosa y de mucha dedicación, los jóvenes médicos se encuentran vulnerables a la violencia que se vive en el país, especialmente quienes son enviados a realizar su servicio social a comunidades lejanas.
Marta, viajó desde Los Mochis, Sinaloa, para acompañar a su hija, de quien decidió omitir su nombre, y quien busca la especialidad en Ginecología.
En entrevista, aseguró que los jóvenes están a la deriva y desprotegidos, cuando son enviados a la sierra o a pueblos alejados de las zonas urbanas.
“Es muy alarmante, preocupante, que la inseguridad está en todas partes, pero los médicos son muy vulnerables, están en un blanco fijo de la delincuencia organizada”, dijo.
En esto coincidió el joven René Puente, oriundo de Coahuila, pues expuso que, especialmente los recién egresados, son enviados a lugares lejanos, con poca seguridad.
“Se ha visto mucha violencia hacia los médicos, yo comparto mucho, hay que proteger a los médicos, nosotros somos los que vemos la salud de los demás. En algunos lugares sí estamos desprotegidos, por el crimen organizado, la violencia, sí estamos en cierto riesgo”, lamentó.
En Sonora, durante el 2021 y 2022, se presentaron algunas situaciones en las que jóvenes vivieron enfrentamientos armados, tanto en Magdalena o Caborca, e incluso, algunos dejaron los consultorios en los que se encontraban, por temor a vivir otra experiencia similar.
Respecto al XLVII Examen Nacional para Aspirantes a Residencias Médicas (ENARM), tanto René, como Ricardo e Irving, así como miles de jóvenes médicos en el país tendrán los resultados el próximo 13 de octubre; de ser seleccionados en la especialidad para la que aplicaron, deberán iniciar sus residencias el 1 de marzo de 2024.