El 17 de junio de 2022 nos llevamos una sorpresa cuando vimos en el Diario Oficial de la Federación la publicación de la NOM-EM-001-SSA3-2022 sobre la organización y funcionamiento de las residencias médicas. Esta norma dejaba sin efectos a la NOM-001-SSA3-2012 y se convertía en la norma que regía las residencias médicas. Un año después, nos quedamos sin norma.
La sorpresa por la aparición de la nueva NOM se debió a muchas cosas: en primer lugar, porque era una norma de emergencia, es decir, que se publicaba para evitar un daño inminente o atenuar o eliminar un daño existente. ¿Cuál era ese daño inminente? Según la misma NOM, el covid-19 y falta de médicos especialistas. Hace un año nos parecía complicado que con una norma de residencias médicas se pudiera lograr evitar esos daños; sobre todo, cuando no establecía ninguna acción con relación al covid-19 y su contenido era muy similar a la de la norma que dejaba sin efectos. La nueva NOM era tan parecida a la previa; tanto, que nos hacía preguntar para que la habían publicado. De norma de emergencia no tenía nada.
Las normas de emergencia tienen una vigencia de seis meses, la cual se puede prorrogar en una única ocasión por un periodo adicional de seis meses. Por lo que esta NOM tendría una vigencia máxima de un año. Cuando nos enteramos, pensamos que no iba a ser tiempo suficiente para publicar otra norma. En ese entonces “temíamos” lo que ahora está ocurriendo: que nos hemos quedado sin norma de residencias médicas. Pongo entre comillas “temíamos”; porque sabemos que las normas de residencias médicas poco se cumplen (sobre todo en su apartado de derechos de los médicos residentes) y no existen autoridades con la voluntad suficiente para vigilar y sancionar a quienes las incumplen. No sé qué sea mejor; no tener norma o tener una y no cumplirla. Al no tener creo que por lo menos estamos siendo más honestos. ¿Para qué fingir que tenemos una norma obligatoria que ignoramos y no cumplimos? El peor escenario para una democracia es tener normas y no cumplirlas; pero, al parecer, los cientos de NOMs que tenemos en los cajones nos dan cierta sensación de seguridad y de que las cosas están bajo control. Esperemos a la siguiente NOM, para que sigan incumpliéndola. Esto lo digo por experiencia, desde el Colectivo Médicos en Formación hemos luchado por los derechos de los médicos residentes y cada semana nos llegan quejas de violación de las normas. Cuando acudimos con las autoridades sólo nos dan largas y nadie se preocupa por hacer cumplir la norma. Sólo cuando los casos ya son demasiado mediáticos las autoridades hacen lo que, por legalidad y decencia, tuvieron que haber hecho desde un inicio; cumplir con las normas.
La NOM-EM-001-SSA3-2022 se publicó el 17 de junio de 2022, por lo que su vigencia concluía el 17 de diciembre de 2022. El 16 de diciembre de 2022 se publicó en el Diario Oficial el aviso de prórroga por otros seis meses. Los cuales concluían el 16 de junio de 2023. Mientras escribo esto es 25 de julio de 2023 y no tenemos una nueva norma publicada y la NOM-EM-001-SSA3-2022 ya no se encuentra vigente. Por lo tanto, no tenemos NOM de residencias médicas vigentes.
Por otra parte, el 10 de abril de 2023 se publicó el PROY-NOM-001-SSA-2023 para la organización y funcionamiento de las residencias médicas. Este es apenas un proyecto, no es una norma, por lo que no tiene vigencia ni la capacidad de obligar a nadie a cumplirla. A partir de su publicación inició el período de consulta pública, el cual concluyó el 9 de junio, pero hasta la fecha no se han publicado los comentarios. Paso previo indispensable antes de la publicación de la nueva norma.
Es probable que pronto volvamos a tener NOM de residencias, pero uno no deja de sorprenderse. ¿Para qué publicar la NOM de emergencia? ¿Por qué hacer todo más complicado? El proyecto de NOM y la NOM de emergencia son muy similares; bien se pudieron ahorrar la de emergencia, la cual, de ninguna manera ha evitado que se produzca un daño.
Parecería algo grave no contar con una norma que regule las residencias médicas. Al principio de este mes, la Secretaría de Salud amenazó con desaparecer más de 30 NOMs relacionadas con salud y muchas personas pusieron el grito en el cielo. Mientras que esas 30 NOMs siguen vigentes, la NOM de residencias médicas desapareció en silencio y parece que a nadie le ha importado. La realidad es que esta norma es, en muchos aspectos, de carácter ornamental. En la actualidad no es raro encontrar programas de residencias sin aval académico, sin programa operativo, sin los recursos mínimos necesarios para operar. Tenemos residentes de oftalmología que no operan, de epidemiología que no reciben clases, de neumología sin aval académico. No hablemos de los derechos de los médicos residentes. Recordemos que en la NOM de 2012 existía un apartado (10) titulado “Derechos de los médicos residentes”, en la NOM de emergencia y en el nuevo proyecto se quitó la palabra “derechos”, ya que esta palabra resulta demasiado incómoda para las autoridades y es mejor matizarla y nombrarlos “disposiciones para los médicos residentes”. No vaya a ser que los residentes se enteren que tienen derechos y se les ocurra exigirlos.
Esa parte, la de los “derechos” o “disposiciones” para los médicos residentes es la que más preocuparía que desaparezca, ya que establece derechos como a recibir un pago y prestaciones, derecho a contar con asesoría permanente del personal médica, a tener comedor durante su jornada laboral y guardias, a recibir calificaciones de manera trimestral y muchos otros. Realmente los derechos de los médicos residentes derivan en gran medida de su carácter de trabajadores y, por lo tanto, deberían contar con los derechos contenidos en la Ley Federal del Trabajo.
Parecería preocupante que no tengamos una NOM en donde se incluyen estos derechos, debido a que no sólo protegen a los médicos residentes, también a los pacientes. Ya que la supervisión y las condiciones mínimas de trabajo hacen que mejore la calidad de la atención. Digo que “parecería” preocupante, ya que, en realidad, estos derechos, a pesar de encontrarse en una NOM no se cumplen y las autoridades sólo hacen muy parcos y tímidos intentos por verificar que los establecimientos de salud cumplan con estas obligaciones. No hablemos ya de sancionar a los que no cumplen. Estamos por publicar un artículo en donde demostramos que las instituciones de salud no cumplen con los derechos incluidos en la norma, por lo que esta es, en gran parte, letra muerta.
Puede ser que en estos momentos no tengamos una norma de residencias médicas vigente y no pase nada. En unas semanas o meses saldrá la nueva norma y, al igual que las previas, caerá en el olvido. No existirá la voluntad por hacer cumplir la norma y seguiremos viviendo un país en donde queremos tener más de 200 normas relacionadas con la salud, pero no cumplirlas ni mantenerlas actualizadas.