MÉRIDA, Yucatán.-El 10 de septiembre, Miguel un migrante se encontraba varado en la terminal de autobuses de Mérida, venía de Perú junto con su familia: dos niños y su esposa. No le permitieron abordar el avión con destino a Tijuana porque su pasaporte vencía en 24 horas. Su meta original era cruzar la frontera a EU. No lo logró.
Relató que les llevó dos días salir de su país en avión, que ya habían contactado al “pollero” en México para poder cruzar a pie la frontera. El punto de encuentro sería Tijuana y llegar a tierras mexicanas no fue problema. No esperaban que les prohibieran subir al vuelo.
Miguel soñaba con darle una mejor vida a toda su familia, decidió salir con todos porque no quería abandonarlos. Dijo que los salarios son bajos y no hay buenos salarios.
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Al no tener otra opción recibió ayuda de la Pastoral de Movilidad Humana de la Arquidiócesis de Yucatán. Organismo que ante el tránsito de personas migrantes, se encuentra formando un corredor de ayuda humanitaria con sus homólogos de Campeche y Quintana Roo.
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“Aquí les brindamos alimentación, orientación, asesoría jurídica, hospedaje y también acompañamiento a estas personas para sus tratamientos médicos”, detalló el coordinador de la Pastoral de Movilidad Humana, el padre Lorenzo Mex.
Ante la ola de migrantes que de marzo a la fecha se registró el paso de 300 personas en movilidad humana de países como la India, Brasil, Guatemala, el Salvador, Honduras y Vietnam; fue la Pastoral de Movilidad, quien les brindó asilo y refugio.
“Yo pienso que hemos atendido como unas 500 personas, porque hay quienes han venido para regularizar su situación migratoria, y tenemos el equipo de abogados, que son especialistas en derechos migratorios, que nos echan la mano y lo hacen con un corazón muy grande”, comentó el padre Lorenzo Mex.
La falta de capacidad del Instituto Nacional de Migración (INM) impulsó a la Arquidiócesis a formar un corredor de movilidad humana. Se le suma que en mayo, la INM cerró las estancias migratorias, incluida la única de Yucatán, luego del incendio del 27 de marzo en Ciudad Juárez.
Enrique Cruz, es un agente de la Pastoral de Movilidad Humana en la vertiente de migrantes y refugiados y tiene claro que la ruta migratoria ya cambió.
“Están llegando migrantes a sitios donde antes no llegaban, entre esos Yucatán. Hace poco tiempo vimos 300 migrantes abandonados de la India y así con nosotros está aumentando el número de quienes llegan. Anteriormente tendríamos un caso cada mes, ahorita por ejemplo al mes tenemos tres o cuatro casos de diferentes nacionalidades”, manifestó.
La Pastoral de Movilidad Humana en Yucatán tiene cinco comedores y al menos tres albergues para dar asilo a los migrantes y refugiados. Su objetivo es que todas las iglesias puedan recibir migrantes a largo plazo.
Entre sus recientes funciones y a solicitud del INM también recibieron a menores solos y acompañados.
“También el Instituto Nacional de Migración nos pidió apoyo para recibir a los niños acompañados, es decir, niños que no pueden permanecer en la estación migratoria, pero que requieren un lugar donde que estén con sus papas, entonces, esta casa se habilitó incluso para recibir a esos niños acompañados con sus padres”, declaró Enrique Cruz.
David busca un nuevo hogar en México
David Pérez es un hombre cubano de 47 años que vivía en Estados Unidos y en 2007 fue notificado de su deportación. Logró esconderse en otro estado y permaneció sin documentos en ese país hasta el 2022. Decidió viajar a México para iniciar una nueva vida, ya que cada vez eran más duras las políticas migratorias, el racismo y la discriminación. Encontró apoyo en la Pastoral de Movilidad Humana de la Arquidiócesis.
“Lo que está pasando con los cubanos ahora que se están yendo deportados y los están poniendo las esposas y los están sacando, y aparte lo que está pasando en la Florida con la nueva ley que hizo DeSantis sobre que es una ley totalmente racista contra nosotros los inmigrantes, injusta” lamentó en entrevista.
En el 2022 se instaló en Tijuana durante un año. Meses después, en el 2023, a través de la Pastoral de Movilidad logró trasladarse a Mérida, al sur de México.
Permaneció en el albergue para migrantes Richard L. Clifford. El tiempo de su estancia apoyaba con labores dentro del sitio, en lo que lograba regularizar su situación y obtener un permiso migratorio.
Dijo que los migrantes son una fuerza indispensable en Estados Unidos y aun así, continúan siendo rechazados.
“Florida está al revés porque nosotros somos los que hemos progresado siempre allá, el trabajo que hacemos los migrantes no lo hace el americano”, relató David.