TUXTLA GUTIÉRREZ.- Lucrecia, Cassandra y Jazmín eran enfermeras chiapanecas, sin embargo, durante este año, a las tres las asesinaron, aunque en diferentes lugares y fechas. El martes 29 de agosto, Jazmín “N” se trasladaba en su camioneta Ford gris a la altura del fraccionamiento Guadalupe, municipio de Tapachula, Chiapas, cuando un comando la interceptó y le disparó en reiteradas ocasiones; uno de esos tiros la impactó en la cabeza.
Por su parte, Lucrecia Salva Fuentes, jefa de enfermeras de un hospital público de Tapachula, fue asesinada de un balazo en la sien, el 12 de marzo de este año. Según los informes de la FGE, el cuerpo de la víctima, de 53 años de edad, apareció tirado en un camino de terracería que conduce hacia la ranchería Canutillo, municipio de Escuintla.
De acuerdo con la información, Lucrecia, quien dedicó su vida a la enfermería en el Hospital de Alta Especialidad de Tapachula, salió de su trabajo el viernes 11 de marzo, como a las 5 de la tarde, para dirigirse a su casa en la colonia Española, en esa misma ciudad fronteriza.
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Al siguiente día, ella viajaría a su municipio de origen, Pijijiapan, pues se reuniría con su padre y hermana. Lucrecia se distinguía por su activismo a favor de las mujeres que sufrían violencia, entre ellas migrantes.
Casi una semana después de su feminicidio, la FGE confirmó que detuvo a tres sujetos implicados en este hecho, identificados como José Domingo “N”, Jesús “N” y Alejandro “N”.
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De acuerdo con una investigación de la periodista Verónica Basurto, se advierte que Lucrecia conoció a uno de sus victimarios, cuando éste estuvo internado en el nosocomio donde ella laboraba, pues fue su paciente.
Sin embargo, Matilde Salva, sobrina de la víctima, revela que ese día, la enfermera no pudo llevar su vehículo a un mandado, por lo que tomó el transporte público. Tras comprar en una farmacia, dos sujetos la interceptaron y la subieron en una camioneta, hasta que apareció muerta, con un balazo en la cabeza, en un camino de terracería hacia el ejido Canutillo, municipio de Escuintla.
CASSANDRA, POCOS DATOS
El segundo hecho que conmocionó a los chiapanecos fue el crimen de Cassandra, de 28 años de edad y también de profesión enfermera, quien fue hallada muerta en el cuarto que rentaba en el barrio San Felipe, en Pijijiapan.
Los hechos ocurrieron el 12 de marzo pasado, cuando alrededor de las 17:40 horas, en el domicilio antes mencionado se encontraba una persona sin vida, correspondía a una joven de aproximadamente 30 años y quien al parecer llevaba varias horas fallecida, su cuerpo presentaba varios signos de violencia, por lo que se presume se trató de un feminicidio.
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Fue la propietaria de unos cuartos en renta quien encontró el cuerpo de la joven tirado en el piso y de inmediato solicitó la intervención de la policía, de manera extra oficial se supo que la última vez que vieron a la joven fue cuando bajó de un taxi junto con otra persona e ingresaron a la vivienda donde rentaba.
Cassandra era recién egresada de la carrera de enfermería, fue descrita por sus amigos como una persona alegre, emprendedora y con mucho amor por la vida, en la Semana Santa de 2022 fue elegida Chica Dorada del centro turístico de Chocohuital
Por su parte, la Fiscalía General del Estado (FGE) a través de la Fiscalía de Distrito Istmo Costa, inició carpeta de investigación en contra de quien o quienes resulten responsables del delito de feminicidio.
En apego al Protocolo de Actuación con Perspectiva de Género para la Investigación del Delito de Feminicidio en el Estado de Chiapas, personal de Servicios Periciales y elementos de la Policía de Investigación de la FGE iniciaron las indagatorias.
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Esta investigación será atraída por la Fiscalía Contra Feminicidio, quienes en coordinación con la Fiscalía Istmo Costa, practican las diligencias correspondientes y recaban datos de prueba, para esclarecer los hechos.
JAZMÍN FUE INTERCEPTADA
En el último hecho registrado en Tapachula, con el caso de Jazmín. Este feminicidio se registró en agosto pasado a unas cuadras de la 36ª Zona militar de Tapachula, quien viajaba en una camioneta color negra cuando fue interceptada por hombres sobre la calle Tonalá del Fraccionamiento Guadalupe.
El ataque armado se dio a las 21:30 horas, cuando reportaron a las autoridades policíacas, varias detonaciones de arma de fuego en la avenida Tapachula y calle Oaxaca.
Familiares, amigos y compañeros de trabajo de Jazmín, quien era enfermera del Hospital Metropolitano y asistía a un ginecológico pidieron justicia por el homicidio de la mujer de 48 años, quien además era madre soltera, pues su esposo falleció hace tiempo por COVID-19.
Según los familiares, vecinos y compañeros de trabajo, la enfermera Jazmín no tenía problemas con nadie, por el contrario, la calificaron como una persona amiguera que se dedicaba a trabajar para sacar adelante a su hijo.
FEMINICIDIOS AL ALZA
Con base en el último reporte emitido el pasado 13 de julio, el Observatorio Feminista contra la Violencia hacia la Mujer de Chiapas registró, de enero a esa fecha, cerca de 99 muertes violentas de mujeres en esta entidad del Sureste mexicano, de las cuales 27 serían feminicidios.
Sin embargo, del 14 de julio a la fecha se han contabilizado más feminicidios; antes del caso de la enfermera Jazmín, es decir el pasado 23 de agosto, una mujer, de nombre Verónica López, fue ejecutada por sujetos, al parecer de origen colombiano que viajaban en motocicleta, quienes estarían vinculados con la práctica delictiva llamada “gota a gota”.
En contraparte, la FGE de Chiapas revela que, de enero a julio pasado, se han registrado en la entidad 23 feminicidios y 14 homicidios dolosos. En ese mismo lapso, presentó 384 denuncias por desaparición de mujeres desaparecidas (de esa cifra, 313 ya fueron halladas).
CASO DE LUCRECIA AVANZA LENTO
A seis meses del feminicidio de su tía Lucrecia, Matilde Salva lamenta que, hasta la fecha, el caso avance, pero lento y tedioso; además, critica que la propia Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) defienda a las tres personas que están vinculadas a proceso como presuntas responsables del hecho.
Si por ella fuera, dice, los feminicidas deberían recibir la pena de muerte, aunque ésta no está contemplada en el Código Penal de la justicia mexicana. “Ahora andan viendo que no les hagan nada, ya van dos audiencias, estamos por iniciar la tercera; por eso me parece increíble que les den la oportunidad de defenderse, cuando no se tentaron en matar a mi tía, arrebataron una vida con un disparo”.
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Otra cuestión que les impedía avanzar en el proceso, cuenta a La Silla Rota, era el abogado de oficio que llevaba el caso de Lucrecia, por lo que, hace poco, tuvieron que cambiarlo por una abogada particular.
De acuerdo con la investigación efectuada, la enfermera de 53 años de edad, originaria de Pijijiapan, habría sido víctima de un sujeto que estuvo en prisión, pero que después fue paciente del hospital donde ella laboraba, por lo que a partir de ahí empezaría el acoso y luego se consumaría el feminicidio. Al respecto, Matilde advierte que ésa es una de dos versiones que existen sobre el hecho.
Para la entrevistada, la repercusión en la familia ha calado profundo, a tal grado que la salud del padre de su tía está cada vez más deteriorada. “Él se vino abajo, ya casi no se puede sostener por su cuenta”, evidencia.
Pese a la lentitud con la que se ha manejado la autoridad para dictar una sentencia a los tres presuntos imputados, Matilde externa su confianza en que se hará justicia.
“Mucha gente quiso a mi tía, y no dejan de preguntar cómo va todo, y pues si no vemos nada claro, tendremos que movilizarnos para exigir justicia”.
Para Selene Domínguez, representante de la Red de Familias Víctimas de Feminicidio en Chiapas, la violencia feminicida no está categorizada, por lo que puede afectar a cualquier mujer, sobre todo a las más chicas o jóvenes, más pobres o menos informadas.
Sin embargo, considera que esa violencia alcanza a todas las mujeres de todos los estratos sociales, “sin importar la profesión, el cargo, lo que hayas estudiado o el trabajo que desempeñes, todas estamos expuestas (a ser víctimas)”.
En el caso de las tres enfermeras asesinadas en lo que va de este año en la entidad chiapaneca, comenta que quizás estaban en sectores o en un contexto social-cultural donde eran más susceptibles a sufrir algún tipo de violencia.
“Lo mismo que ocurre con las profesoras que tienen que irse a comunidades lejanas, en donde no hay acceso a la comunicación, muchas veces, y donde reinan el machismo y la misoginia”.
Con base en la Red de Familias Víctimas de Feminicidio, en Chiapas, más del 70 por ciento de los feminicidios fueron cometidos por íntimos, es decir son perpetrados por las parejas o exparejas u hombres cercanos.
Sin duda, Selene Domínguez advierte que, en el tema preventivo, el gobierno estatal no ha actuado de manera conducente para prevenir la violencia. “A todo esto se le suma la presencia del crimen organizado, pues se ha agudizado la crisis de desaparición forzada”.