Tlalpujahua.- Turistas nacionales y extranjeros adelantaron, desde Tlalpujahua, Michoacán, sus deseos para esta Navidad, en los que destacan la paz y la seguridad para todos los mexicanos. Las empedradas y pintorescas calles del nombrado “Pueblo de la Navidad Eterna”, se volvieron a poblar de miles de visitantes locales, nacionales y extranjeros.
Los recorridos son obligados por los más de 400 talleres donde se elabora cada pieza con la técnica ancestral del vidrio soplado. Los colores, figuras y formas de las esferas hacen que los turistas queden, como dicen, cada vez más sorprendidos de la excelencia con la que son elaboradas.
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Pero también, cuentan, son una señal de que ya han iniciado el camino “derechito y sin escalas, hacia la Navidad” y con ello, sus deseos. Algunos visitantes coincidieron en que, este 2023, ha sido un año atípico para los mexicanos, por tanta violencia desbordada en cada rincón del país.
Mientras repican las campanas de la iglesia principal, expresaron en ese sentido, que sus principales deseos para esta Navidad son la paz y la seguridad para los mexicanos. Internados en La Casa de Santa Claus y el colorido de las esferas, los turistas señalaron que una de las principales adversidades del país es la violencia.
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Los deseos
Brenda, originaria de la ciudad de Morelia, pidió “mucha salud para todas las personas; que tengan una bonita Navidad; tener paz; tener tranquilidad; creo que es algo que nos hace mucha falta”. La inseguridad también es percibida desde otros países. Azucena, de Seattle, Washington, Estados Unidos, dijo, acompañada de su esposo, Robert:
“Que haya mucha paz; mucho amor, mucha felicidad, mucha compasión y a pesar de las adversidades hay que estar unidos”.
Enfática, Carolina Martínez, de Cuernavaca, Morelos, respondió a pregunta expresa sobre sus deseos adelantados de Navidad: “Ay. seguridad, seguridad y seguridad”.
Insistió que es prioritario que todo ciudadano pueda salir seguro a las calles; “que podamos venir en carretera y esté segura, poder salir y que mis hijos salgan seguros”.
De Culiacán, Sinaloa, Sara pide para esta Navidad que los grupos criminales detengan tanta violencia, porque las autoridades “no pueden con ese paquete”.
“Ya es en todo el país, que los gobiernos nos controlan con la inseguridad, porque es eso: nos controlan con tanta violencia”.
“Afortunadamente aquí en Tlalpujahua, se respira un ambiente navideño, de tranquilidad y ya no nos queremos ir, pero nos llevamos estas esferas y adornos, para llevarnos a casa, esa paz”, remata, Sara.
Y es que cada pieza, dicen los turistas, está elaborada por manos de artesanos que le impregnan amor y dedicación, lo cual les contagia.
La historia
Las esferas de Tlalpujahua fueron las primeras piezas artesanales en México y ya recorrieron varias partes del mundo. Han adornado desde la Capilla Sixtina y el despacho privado de un Papa en El Vaticano, hasta una parte de la Casa Blanca, en Estados Unidos. A pesar de la incursión del adorno chino a México, de dos crisis económicas, los artesanos se han impuesto y salido adelante.
Durante un recorrido por ese pueblo mágico ubicado a 135 kilómetros de la Ciudad de Morelia, La Silla Rota conoció la historia de las primeras esferas artesanales de México.
Hace 63 años, Joaquín Muñoz Orta y María Elena Ruíz Villagrán, regresaron a México después de vivir como inmigrantes en Estados Unidos, cuenta su hijo José Luis.
Su objetivo era elaborar árboles navideños con una técnica a mano, que aprendieron en el vecino país del norte y que pretendían comercializar en México y así lo hicieron.
José Luis Muñoz Ruiz relata que, iniciado ese proyecto, ahora había que adornar los árboles, por lo que la pareja tlalpujahuense vio una doble oportunidad para sobrevivir. En 1960, don Joaquín y doña María Elena, mostraron por primera vez ya en México, la técnica de soplado para la elaboración artesanal de esferas.
En poco tiempo Joaquín Muñoz llegó a emplear a cerca de 1,500 personas que producían un aproximado de 15 millones de piezas por época. La fábrica fue llamada “Adornos Navideños” y con el paso del tiempo, se transformó en un conjunto de fuentes de empleo, entre ellas, “La Casa de Santa” y “La Villa de Santa”, desde donde es contada esta historia.
En esos lugares especializados en la navidad, los hijos de ese matrimonio siguen la tradición; elaboran todo tipo de adornos y ofrecen espectáculos gratuitos para el visitante de todas las edades. La Casa de Santa fue fundada en 1975, bajo la dirección de doña María Elena Ruiz, quien se impuso a una crisis económica, a la depreciación del peso mexicano y después a la competencia del mercado chino.
El lugar es un complejo en el que se exhiben los modelos de esferas tradicionales y los más recientes que se han puesto a la moda a nivel mundial. La Villa de Santa Claus (antes Villa Navideña) es el primer lugar obligado a recorrer, debido a la historia de la esfera y de Tlalpujahua, refieren visitantes nacionales y extranjeros.
Su arquitectura es un prototipo de la calle de Baviera, la principal de Rothenburg, Alemania, en honor a los primeros artesanos de esferas en la historia del planeta.
En el día son recorridos sus rincones en los que se exhiben los adornos y por las noches, hay un espectáculo de luces y sonidos que son muy concurridos por los turistas. Gracias a los artesanos que aprendieron ese oficio de la familia Muñoz Ruiz, es que aún se conserva este artesanal oficio.
Esferas, sostén de la economía
La elaboración de esferas, hace de ese Pueblo Mágico de Michoacán, la mejor opción para adornar miles de hogares en la época navideña. Autoridades municipales calculan que esa actividad representa el 60 por ciento de la economía de ese municipio ubicado a 160 kilómetros de la ciudad de Morelia.
De acuerdo a los más recientes datos, la elaboración de esfera artesanal, deja una derrama de octubre a diciembre de cerca de 180 millones de pesos, por temporada. En esta cantidad está incluida la compra de esfera y otras artesanías navideñas, hospedaje y comida.
De esa actividad dependen 27 mil 788 habitantes del municipio, entre artesanos, trabajadores de las fábricas, prestadores de servicios turísticos e incluso proveedores. Pero esas cifras, son solo el 5 por ciento de lo que todavía en el año 2000 representaba.
Ahora, entre todos los artesanos producen y comercializan por año cerca de 30 millones de piezas que se venden en ese Pueblo Mágico y en el mercado nacional. Actualmente existen en Tlalpujahua poco más de 400 talleres artesanales instalados en las casonas de esas empedradas y pintorescas calles, donde exhiben al público sus destrezas para el soplado y decorado de la esfera.
Para los hijos del matrimonio Muñoz Ruiz, es una responsabilidad muy grande conservar la técnica de sus padres, los primeros artesanos de esfera que dio México. Por eso, dijeron, es que cada año acuden a las convenciones internacionales para actualizarse en nuevas tecnologías y diseños de esferas que, mejoran al regresar a México, para ofrecer al consumidor, año con año, nuevos modelos vanguardistas.
Las elegantes piezas de los Muñoz, incluso han traspasado fronteras y vestido grandes palacios como la Capilla Sixtina de El Vaticano y la Casa Blanca durante la época decembrina. También, en un par de navidades, adornaron de coloridos cristales geométricos, los árboles del Vaticano, del Aula Pablo VI y del Museo Vaticano, bendecidos, respectivamente, por su Santidad Juan Pablo II y Benedicto XVI.
Como resultado, la tradición y el oficio ha pasado de generación en generación, por lo que todos los artesanos han salido del primer taller en México que fundó el matrimonio Muñoz Ruíz, apoyados por sus 10 hijos, para comenzar a fabricar una nueva historia económica para ese pueblo.