OAXACA. – El río Atoyac nace en el noreste de la ciudad capital, atraviesa Oaxaca de Juárez, Santa Cruz Xoxocotlán, Zaachila, Zimatlán y Santa María Ayoquezco, lo que en su momento fue un gran cuerpo de agua y de donde sacaban agua los habitantes, para poder realizar diferentes actividades hoy solo queda un desierto y desechos de basura.
Lo que alguna vez fue un río sereno y cristalino, ahora refleja la desgracia de una sociedad que arroja sus desperdicios como llantas, televisiones viejas, bolsas de basura, ropa, zapatos, desperdicios; en general, solo se aprecian montañas de basura, pues desde aproximadamente hace un año, camiones recolectores de basura vierten en este lugar desechos, así lo constato en un recorrido La Silla Rota, donde también se puede percibir un olor fétido.
A diario camiones de basura repletos llegan y sin importarles nada, ni nadie vacían su carga, dejan hasta la última cascara de fruta y se marchan, son toneladas de desechos en un tiradero improvisado.
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Según el portal Red del Agua UNAM, en su artículo “El Río Atoyac de Oaxaca: aguas negras y tóxicas” publicado en 2018, dio a conocer que al menos 34 municipios de Valles Centrales fueron la principal razón para que este río se encuentre contaminado casi en su totalidad y ahora los habitantes le llamen el “gigante enfermo”.
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El problema se agrava, pero es ignorado
Se calcula que este río no es una contaminación actual, según la UNAM tiene 30 años de que esto sucede y a cada momento que pasa esto se agrava, durante el recorrido de La Silla Rota, se percibe una escena es desoladora, es un silencioso grito que muchos prefieren ignorar, pensando que la basura simplemente desaparecerá por arte de magia.
En marzo de 2018, después de dos años de lucha, la organización civil Litigio Estratégico Indígena logró un amparo. El Poder Judicial de la Federación ordenó a 18 autoridades federales, estatales y municipales tomar medidas para sanear y preservar el río Salado y el río Atoyac, pero de esas autoridades ninguna ha hecho algún avance.
Entre las autoridades señaladas para intervenir se encontraban la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente (Profepa), el gobierno de Oaxaca, la Comisión Estatal del Agua (CEA) y 14 ediles, incluido el de Oaxaca de Juárez.
Lamentablemente, en lugar de acatar la medida, el río se ha convertido en un vertedero a cielo abierto, subrayando la falta de compromiso con la salud ambiental y la indiferencia hacia un recurso que es vital para la región.
La descarga de basura en el río se desprende del cierre del tiradero ubicado en Zaachila. Este punto que por cuatro décadas recibió la basura, es también un foco rojo por contaminación. El suelo no ha sido saneado y tampoco hay un control sobre los lixiviados que escurren hacia el río Atoyac en otro de sus tramos.