Acapulco.- "El Kalimba de Acapulco" es un "emprendedor" que sobrevivió al huracán Otis, cuya furia lo sorprendió en la playa. Ahora intenta subsistir a falta de empleo, de turismo y de apoyo de las autoridades. Vive a la intemperie, en la playa del Hotel Copacabana, pues su casa quedó dañada por el huracán Otis, pegó al puerto con toda su fuerza. Tenía una pequeña marisquería y alquilaba sombrillas, mesas y sillas a los turistas.
Es Namsi Safat Ozuna Martínez, pero le gusta que le digan “El Kalimba de Acapulco”. Debido a la falta de trabajo ha recibido apoyo económico de sus clientes, uno de ellos comerciante de Tepito, propietario de Novedades Ethel, que le dio 4 mil pesos.
Otros de han traído despensas y víveres, por lo que con esa ayuda ha podido dar sustento a su esposa y a su bebé, Marel, de mes y medio de nacido.
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También ha recibido ayuda se gente de la Ciudad de México, de Tepito, las colonias Buenos Aires y Doctores, de la alcaldía Iztapalapa, así como del Estado de México, particularmente los municipios de Tlalnepantla y Nezahualcóyotl.
Aunque autoridades del gobierno de la 4T ya lo censaron como uno de los miles de damnificados, aún no le han entregado enseres ni apoyo de dinero en efectivo.
Antes del huracán Otis, “El Kalimba de Acalpulco” tenía su marisquería, preparaba langosta a 1,400 pesos el kilo, cocteles y pescado zarandeado en 500 pesos el kilo, así como bebidas, como piña colada, tequila y ron, que vendía en precios de 150 a 340 pesos.
Actualmente solo tiene una pequeña cocina que le sirve para preparar poco alimento y duerme en la playa.
Su esposa e hijo se han ido con familiares, pero está en contacto permanente con ellos.
"Antes de Otis era un emprendedor, tenía una pequeña marisquería que apenas iba floreciendo, también tengo una pequeña concesión acá en la playa donde pongo mis muebles, como sombrillas, sillas y mesas para la renta, para atender a los turistas que nos visitaban”.
“La verdad estoy vivo por la gracia de Dios y los apoyos que nos han traído los amigos turistas, los clientes que tenemos de años se han dado a la tarea, ellos con sus métodos, con sus propios recursos, de venir a dejarnos víveres hasta el puerto de Acapulco".
Calcula que los daños en su casa y bienes oscilan entre los 100 mil y 120 mil pesos. "Mi casa, no te voy a mentir que era de construcción, de cemento, porque no me la hubiera tirado. Mi casita era de madera".
Namsi Safat aparenta tranquilidad, pero está devastado por sus pérdidas. "Yo no lo hice en un año, lo hice poco a poquito, de 3 a 4 años".
"Yo le pediría al gobierno que aceleren los trabajos de limpieza y verifique que las construcciones que aún están de pie, que no por las prisas, vamos a empezar a remodelar departamentos que están de verdad afectados, y estamos en zona sísmica. No por ir a las prisas, por ir corriendo, por querer demostrar que son gobiernos capaces vayan a empezar a remodelar sobre infraestructura afectada".
También solicitó a las autoridades que aceleren los trabajos de recolección de basura. Sostuvo que gente como él ya limpió por su cuenta las playas, pero el gobierno no se lleva la basura.
En carne propia
"El Kalimba de Acapulco" cuenta que el mismo grabó con la poca batería de su teléfono celular el momento en que lo sorprendió el huracán Otis junto con un amigo y comparte las imágenes con La Silla Rota. Se le ve angustiado y aprovecha para enviar un mensaje a su esposa. Pide que su alguien llegaba a ver el video que le avisen a su pareja que estaba bien.
"Lo viví en carne propia, algo nunca visto en la historia, los aires, las corrientes de aire infernales, sacado como de una película de Hollywood...de Netflix".
Manifiesta que, pese a que el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que Acapulco no está en una situación de emergencia, eso no es así.
La gente no compra
Sobre la Costera Miguel Alemán, una mujer batalla para tratar de vender pan. A 50 pesos la pieza grande, horneado con leña
Es del poblado Aguacaliente y tarda una hora 20 minutos en llegar a Acapulco. En el canasto todavía hay mucho pan y señala que las ventas han caído 50%.
"Ahí vamos despacio, no hay dinero, (Otis) sí nos dejó pobres".
Comenta que su patrona no subió el precio del pan, pese a que aumentó el costo del huevo, la leche y lo demás que se requiere para elaborarlo
Le pidió al presidente que apoye a su gente, al pueblo. "La verdad está jodido aquí. No se olvide de nosotros, así como nosotros no nos olvidamos de él a la hora de los votos".
Otra mujer también se esfuerza en vender chicharrones, platanitos, dulces y refrescos.
"No hay venta, esto está muy sucio y la gente no quiere consumir alimentos (en la calle), hay demasiada basura, no hay turistas, y no van venir, aunque quisieran no hay donde llegar".
Lamenta que sus ventas se hayan desplomado 50% en esta zona turística del puerto.