Acapulco, Guerrero.- "Solo una lavada y estrenada". "Aproveche, todo con Otis, todo con Otis.", grita el comerciante que "remata" a 80 pesos pantalones, shorts y bermudas de mezclilla aún húmedos, impregnados de lodo y arena. Mujeres van sobre la mercancía dañada por el paso del huracán Otis y aprovechan la oferta para comprar de dos a tres piezas, algunas hasta más.
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Diego, el vendedor, asegura que es ropa "recuperada" del negocio "Modas Linda", que está en el Mercado Central de Acapulco.
La mayoría de los pantalones, shorts y bermudas están sucios, amontonados en el piso, sobre un pedazo de plástico, afuera del local "Modas Linda", en la calle Cerrada de Vallarta, en la zona centro del puerto.
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Aún así, Diego no se da abasto junto con su joven ayudante; no paran de recibir billetes y dar cambio. El comerciante saca constantemente fajos de dinero; como todo buen vendedor trata de "ganarse" a la clientela, conformada por mujeres: "Esa nada más una lavadita mami y queda como nueva". "Lavada y estrenada".
"Todo con Otis, todo con Otis", esta última frase en referencia al estado en que el huracán dejó la mercancía.
Prefiere no dar una entrevista grabada, sin embargo, asegura que toda la ropa es del propio negocio y que prefieren "rematarla que perderla o dejar que se pudra".
Una mujer interviene y afirma: "Ellos sí nos entienden, porque saben que somos de bajos recursos", y desembolsa 200 pesos para llevarse 3 piezas. También se venden blusas y playeras, todavía más dañadas, por 30 pesos, aunque no atraen a las clientas.
Casi todas viven en condiciones modestas y también de pobreza.
El comerciante señala que los precios de esta ropa en buen estado varía entre 180, 200 y 320 pesos. "Pero qué le vamos a hacer compa...Llévesela, todo con Otis, todo con Otis". Rafael tiene su local " Novedades Rafa" a un lado de "Modas Linda"; sobre percheros cuelgan shorts, bermudas, blusas y playeras de 15 y 30 pesos.
En entrevista, señala que los precios están muy por debajo del costo y refiere que aún no ha podido cuantificar sus pérdidas, luego de que a su local del Mercado Central de Acapulco ingresó agua, arena, lodo y desperdicios con el paso del huracán Otis. Indica que la mercancía "sí va saliendo", pero debe reunir dinero para reparar el techo, piso y mobiliario.
"Solamente recuperar, ni el costo, al menos de lo que está prácticamente perdido...es (ropa) de la que trabajamos todos los días, llegamos y pues subió el nivel de agua bastante alto y quedó enlodado".
Sostiene que por ahora su prioridad es reacomodar el negocio " y si nos alcanza volver a invertir".
Las consecuencias económicas de Otis
El "casillero" de huevo llegó a 200 pesos, y ahora va de 82, 90 y hasta 100 pesos el paquete en el mercado central del puerto, muy caro todavía para la mayoría de la gente que a dos semanas del huracán comenzó a regresar a este lugar.
"El huevo lo tenemos a 82 y 90 pesos el 'casillero', llegó a estar de 150 a 200 pesos, se va estabilizando aunque antes del huracán iba subiendo, entre 70 y 75 pesos", asegura Naty Guzmán, que trabaja en Abarrotes Omar.
El kilo de frijol pasó de 35 a 45 pesos y el arroz de 20 a 30 pesos. Agrega que la falta de agua, principalmente en las colonias más pobres de Acapulco, incrementó la venta de platos, vasos y cubiertos desechables.
El paquete de platos cuesta según el tamaño 20, 25 y 30 pesos; los vasos van de 20 a 30 pesos. La joven indica que la demanda de estos productos aumentó, debido a que si no hay agua para beber, menos para lavar trastes. El kilo de tortilla en este mercado popular está en 40 pesos.
"No son tortillas echas a mano, son de la máquina, pero llegó a subir a 60 o 70 pesos casi inmediatamente después del huracán, y sube también porque no hay luz en muchas zonas o seguido se va la energía eléctrica", refiere Susana que junto con su pareja vende este producto básico y también hielo, tres bolsas por 100 pesos que transportan en un carrito de supermercado.
Hasta la pareja que vende tamales también se vio obligada a subir precios, "El se elote pasó de 12 a 20 pesos y de dulce de 10 a 15 pesos". Y todo el día soportando largas caminatas, calor y humedad, para terminar con pocas ventas. El señor Montalvo vende cables, "memorias", audífonos y cargadores para teléfonos celulares, computadoras y otros artículos.
No ha vendido uno solo, pero aquí estar batallando para ganarse el sustento. Entiende que no haya venta, porque no son artículos de primera necesidad.
"Tengo que sacar para comer, para la papa, y si me quedo de flojo en la casa me muero de hambre o me desmayo".
Se le hace injusto el aumento en el precio de la "comida corrida" que en locales del mercado pasó de 60 y 65 pesos a 100 y 120.
La señora Carmen aguarda a vender el "montoncito" de pescado fresco en 100 pesos. Nadie compra en este mercado, donde ha trabajado más de 20 años.
Lamenta que mucha gente siga de brazos cruzados esperando que el gobierno le regale comida o dinero, y que no busque trabajo para tener un ingreso propio y así reactivar la economía para sacar adelante a Acapulco.