POBREZA EN CHIAPAS

“No paro de trabajar nunca”: Alejandro, de 91 años; pobreza “se aferra” en Chiapas

La Silla Rota cuenta la historia de Alejandro, un anciano al que, ante la dificultad para hacer trabajo físico y la falta de preparación académica, lo único que le queda es recibir el apoyo de la sociedad y del propio gobierno

La Silla Rota cuenta la historia de Alejandro, un anciano al que, ante la dificultad para hacer trabajo físico y la falta de preparación académica, lo único que le queda es recibir el apoyo de la sociedad y del propio gobierno
Alejandro Anza.La Silla Rota cuenta la historia de Alejandro, un anciano al que, ante la dificultad para hacer trabajo físico y la falta de preparación académica, lo único que le queda es recibir el apoyo de la sociedad y del propio gobiernoCréditos: CHRISTIAN GONZÁLEZ
Escrito en ESTADOS el

TUXTLA GUTIÉRREZ.- Alejandro Anza tiene 91 años de edad, es padre de 13 hijos, pero las fuerzas se le han acabado, por lo que lo único que le queda para conseguir dinero es pedir limosna en una céntrica calle de esta ciudad. Él es uno de los 1.3 millones de chiapanecos que, en la actualidad, carecen de un empleo.

Aunque el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) destacó que, a nivel nacional, de 2018 a 2022 hubo una significativa reducción de la pobreza, es decir ésta pasó de 41.9 por ciento a 36.3%, la situación para miles de personas aún es compleja.

Con segundo año de primaria terminado, Alejandro se aferró a trabajar en diferentes oficios, uno de ellos (y en el que más gastó sus fuerzas) el de estibador, con los cuales logró alimentar a su familia; “cuando estaba en mi época buena llenaba, en 20 minutos, un camión de 13 metros cúbicos, y de tierra, llegué hacer hasta 13 viajes, de 8 de la mañana a 4 de la tarde”.

“No paro de trabajar nunca, a pesar de que he estado enfermo; me dio hasta covid, pero así seguía… de hecho, en esto de pedir limosna tengo poco, como dos años, pues ya no puedo hacer otro oficio por salud”, confiesa quien recibe el apoyo para adultos mayores que, cada bimestre, otorga el gobierno federal.

Aunque agradece ese recurso, le resulta insuficiente. De hecho, para conseguir entre 100 y 150 pesos al día, el hombre, quien apunta en la palma de su mano los horarios y las cuentas diarias, empieza su jornada como a las 9 de la mañana y termina a las 4 o 5 de la tarde.

Es decir, se marcha una vez que reúne lo que le servirá para comer y, si puede, apoyar a algunos de sus nietos que sí han podido continuar con sus estudios, o si una de sus hijas le pide para comprar un cilindro de gas LP o unos zapatos.

A pesar de que algunos de sus parientes le aconsejan que ya no salga a las calles, Alejandro manifiesta que no puede dejar de hacerlo, debido a que tampoco quiere ser “una carga” para ellos. De por sí, lamenta el tercero de 10 hermanos, la mayoría de sus hijos no le hace caso.

LE RESULTA MÁS LA CALLE

No obstante que ha intentado trabajar como “cerillito” en supermercados, para él es más redituable estar en la vía pública, aunque a veces haya gente que lo insulte tras no creerle la edad que tiene, con el argumento de que aún se ve “joven” para laborar de manera formal.

Pero él no sólo se para en una esquina y estira la mano, sino que además aprovecha su talento para tocar la guitarra y cantar algunas melodías rancheras o boleros, con las que atrae a más transeúntes que, en la mayor parte de los casos, no lo piensan para darle una moneda o hasta un billete.

“La verdad no me da pena, pero ahora no puedo ni cargar la guitarra porque me lastimé el hombro; no la aguanto”, cuenta el originario de esta ciudad capital.

En la actualidad, él vive en un cuarto de la casa que construyó con mucho esfuerzo pero que, desde hace algunos años, ya le heredó a unos tíos, “ahí me quedaré, hasta que me muera… ahora, ¿para qué quiero grandezas?, si las grandezas están en el cielo”.

A su edad, Alejandro, quien se pone un poco triste porque perdió a tres de sus hermanos por el covid-19, trata de mantener su salud con una buena alimentación y alejado de los vicios, aunque no le alcance para adquirir, de forma más continua, productos cárnicos.

“Con que tenga para tomar mi pozol (bebida tradicional), mi frijolito, chipilín, pepita de calabaza, con eso me lleno, porque no me gustan los refrescos embotellados, ni nada de eso”.

Lo que también agradece mucho, dice, es que tiene la fortuna de no ser enfermizo.

CHIAPAS, ¿CONTRA LA LONA?

Acción Ciudadana contra la Pobreza, en una reciente investigación, determinó que en Chiapas hay 1.3 millones de personas sin empleo, 1.6 millones están en un trabajo informal, 124 mil cuentan con un salario insuficiente, 72 mil con salario de sobrevivencia y sólo 42 mil con un sueldo digno.

La pesquisa arrojó que, además de la entidad chiapaneca, otras del sureste como Oaxaca, Puebla, Campeche, Quintana Roo, Tabasco y Veracruz forman parte de la región más castigada económicamente del país, pese a que cuenta con puertos, zonas turísticas y producción petrolera.

Entre esas entidades concentran una Población Económicamente Activa (PEA) de 16 millones de personas, pero sólo 628 mil tienen trabajo formal en la iniciativa privada y ganan un salario superior a 20 mil pesos al mes.

Jorge López Arévalo, economista chiapaneco, acepta que, después de muchos años, es la primera vez que se ve cierta disminución de la pobreza, tanto a nivel nacional como en el estado, “aun cuando la economía no ha crecido, pero también hay que decir que ha habido una buena distribución de la riqueza”.

Si eso se ha logrado, comenta en una entrevista, se debe a la implementación de los programas sociales que ha lanzado el gobierno federal como “Jóvenes construyendo el futuro” o “Sembrando vida”, así como las remesas que reciben los chiapanecos.

“Si alguien le manda 300 dólares mensuales a sus familiares acá en Chiapas, pues salen de la pobreza; otra cosa que también he percibido es que muchos de mis alumnos tienen beca; ahora, si uno de ellos es pobre, pues ese recurso le ayuda mucho, no deja tan fácil sus estudios”, ejemplifica.

POBREZA EXTREMA, EL MAYOR RETO

Según los datos del Coneval, en lo que va de este sexenio, 302,100 chiapanecos dejaron de ser pobres moderados, pero sólo 25,200 abandonaron la pobreza extrema.

Al respecto, Jorge López insiste en que, al final de cuentas, Chiapas sigue siendo el que más pobreza moderada y pobreza extrema presenta, “en la primera, tiene 7 puntos más que Guerrero y 9 más que Oaxaca, y en la segunda, tiene 6 puntos más que Guerrero y 8 más que la entidad oaxaqueña, por lo que la situación sigue siendo compleja”.

A todo ello se le suma, dice basado en los datos del mencionado Consejo, que Chiapas presenta más carencias sociales en este sexenio --sobre todo en servicios de salud--, lo que aqueja, de acuerdo con el Coneval, a 592,000 personas, “o sea, aumentó”.

Detalla además que, en este gobierno morenista, el rezago educativo afectó a otros 104,800 pobladores, lo que también se agravaría por la pandemia por el covid-19 con la deserción escolar.

A pesar de que los programas gubernamentales han sido buenos para los chiapanecos, el académico se cuestiona si éstos serán sustentables con el tiempo, lo que dependerá si se mantienen o no.

INSEGURIDAD, OTRO “LASTRE”

“Hay que pensar que enfrentamos un problema serio de inseguridad, pero ésta también se debe a que la economía de Chiapas no ha crecido en cerca de 40 años, y que tenemos problemas de pobreza y desigualdad muy altos, tanto que no superamos a Guerrero y Oaxaca”, externa.

Pero la situación en el estado chiapaneco aún es compleja. Según el Índice de Competitividad Estatal (ICE) 2023, Chiapas, Guerrero y Oaxaca aparecen como las tres entidades con más bajo nivel de competitividad, incluso en los ingresos equiparados con entidades del norte y centro del país.

En una comparación del propio ICE muestra que, en un mes de ingresos, un trabajador de Baja California Sur gana 12 mil 394 pesos en promedio, lo que equivale a más de dos meses de ingresos de un trabajador en Chiapas con 5 mil 209 pesos; es decir, en la frontera sur, una persona percibe alrededor de 2 mil 600 mensuales.

Para que Chiapas deje de ser pobre o mejore un poco más, el economista Jorge López Arévalo estima que se necesitarían, por lo menos, otros tres sexenios.

“Pero hay que focalizarse más en la pobreza extrema, porque es la que menos disminuyó en los cuatro años que llevamos del gobierno de AMLO, apenas 2.4 puntos porcentuales, lo que es insignificante”.