CHIHUAHUA.- Cada día, el campamento de migrantes venezolanos crece. A las orillas del río Bravo acampan alrededor de mil 200 sudamericanos, cuya mayoría ya trabaja del lado mexicano.
Después que Estados Unidos comenzara con la expulsión de los venezolanos que se estaban entregando a la Patrulla Fronteriza, estos decidieron moverse a vivir en carpas en los márgenes del río Bravo en forma de protesta. El martes iniciaron con 12 carpas y este jueves hay más de 150.
La mañana de este jueves, el campamento se vio más vacío que otros días, pues los mismos migrantes aseguran que se debe a que muchos venezolanos ya cuentan con un empleo.
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“Muy temprano, en la mañana, pasa un camión aquí al campamento y se los lleva a trabajar, por la tarde los regresa, pero por eso se ve solo”, platicó uno de los migrantes que se encuentra en el centro de acopió.
Indicó que muchos cuentan con el permiso para trabajar y de inmediato se han incorporado a la actividad de esta ciudad, además hay otros que no tienen todavía su permiso, pues están esperando la fecha de su cita, pero también han encontrado trabajos donde no les piden documentos.
Por su parte, el Instituto Nacional de Migración (INM) informó que, del 19 de octubre al 3 de noviembre, ha entregado 857 Formas Migratorias Múltiples por razones humanitarias.
LA ESPERANZA SE ASOMA EN TIJUANA
En Tijuana, la esperanza se asoma en la frontera con Estados Unidos tras una semana del anuncio del gobierno mexicano de dar por terminado el programa “Quédate en México”, con lo que activistas esperan un alivio para los albergues y migrantes confían en resolver sus procesos de asilo.
Migrantes y activistas consultados por EFE en la fronteriza Tijuana celebraron que México haya concluido su participación en el programa de Protocolos de Protección a Migrantes (MPP, en inglés), que Washington impuso para que solicitantes de asilo esperaran su proceso en territorio mexicano.
José María García Lara, director de Movimiento Juventud 2000, expresó que este programa “nunca debió haber funcionado, el gobierno mexicano nunca debió haber aceptado esa colaboración entre ambos países, ya que en las zonas fronterizas siempre ha habido aglomeración de migrantes”.
El problema, dijo, es que desde 2019 que arrancó este acuerdo, Tijuana y las ciudades fronterizas mexicanas se convirtieron en cuellos de botella ante la movilidad de migrantes.
ABRE ESPERANZA PARA MIGRANTES
José Alfredo Calderón, migrante de El Salvador, indicó que "es bueno" que se haya dado este comunicado.
"Porque uno ya va a estar adentro en Estados Unidos, ya no lo van a regresar, y para mí ver esto está muy bueno, eso que está haciendo el gobierno porque uno viene huyendo de su país, la delincuencia y muchas cosas que pasan en mi país", contó.
Resaltó que lleva tres meses en Tijuana y viene acompañado de su hijo Alexander, con quien por primera vez buscará solicitar el asilo en Estados Unidos, por lo que cree que esto le "abre las puertas".
Por otro lado, Jack Ardin, originario de Haití, coincidió en que "es una buena decisión" porque en esta ciudad la "han pasado mal".
“Tenemos muchos problemas, no contamos con las condiciones sanitarias y hay mucho riesgo”, lamentó.
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